Soy profesor de historia medieval, tengo treinta años y desde hace cinco doy clase oficialmente en la enseñanza media. Coincido en lo que usted expone y me apena mucho la situación a la que ha llegado el llamado sistema educativo que, a mi juicio, se ha convertido en una mezcla peligrosísima entre hospicio y circo.
Hospicio y circo porque me da la impresión de que los objetivos de las instituciones educativas hoy día son:
1.En lo tocante al hospicio se trataría de cubrir los desastres de las familias y las inoperancias (inevitables o permitidas) de la administración y sus varias sucursales a través de los numerosísimos planes individualizados (PI), informes NEE/NESE, planes de choque socioeconómico que crean en el alumnado y sus familias una sensación de falsa seguridad y, sobre todo, un gran engaño porque se acaban dando titulaciones completamente vacías. Por tanto, el objetivo es aprobar, no saber, aprender, entrenar ese archiconocido espíritu crítico... Aquí se podría hablar del mantra de la inclusión que, en mi opinión, persigue objetivos hoy por hoy imposibles de conseguir y que sólo provocan problemas y mucho desasosiego por doquier.
2. Por lo que respecta al circo es bien sabido por todos que la muchachada debe venir al centro escolar a pasárselo bien, a jugar, a descubrir... La educación debe ser entretenida, dinámica, competencial, interdisciplinaria... Bien, creo que ya sabemos cual es éste discurso. Dicha catarata de despropósitos ha caído sobre nuestras cabezas gracias al advenimiento de una especie de raza superior, divina, todopoderosa y omnisciente, son los licenciados/as en "didáctica de..." que, en el caso de mi ciudad, Barcelona, tienen su fortaleza en la alta cumbre de Mundet, donde discuten las reformas educativas con las numerosas colonias de felinos que por allí habitan. Recuerdo que alguna de las insignes eminencias que allí nos decía cómo debíamos dar clase comentaba, a renglón seguido, y casi sin despeinarse, que llevaba veinticinco años sin pisar un aula de secundaria. Ya me disculparán, pero hay que tener muy poca vergüenza y mucha cara dura para soportar esa incoherencia.
El mal profesor está por todas partes, se alimenta del "sistema" y éste, a su vez, le protege. Porque lo importante no es transmitir el fruto de sus lecturas, estudios, meditaciones, aciertos y errores, sino hacer que el tránsito por el susodicho sistema sea lo más placentero posible para alumnado, familias y administración. En definitiva, el buen profesor “según el sistema” debe aceptar cualquier arbitrariedad e innovación pedagógica sin rechistar, cumplir con sus tareas burocráticas, ser amigo de sus alumnos y evitar a toda costa exigirles nada. Y, sobre todo, el buen profesor “según el sistema” no puede dominar su materia. La administración y la didáctica les ampara, pues les otorga un baño salvífico y así un profesor que no sabe nada se convierte mágicamente en un docente genial, competente e innovador.
He tenido la desgracia de encontrarme con bastantes compañeros que ya se han apuntado al carro, unos por convicción, otros por conveniencia, aquellos por cansancio. Pero yo sigo pensando que el buen profesor es aquel que busca la dominación de su materia cada día un poco más, que lee y consigue ampliar sus conocimientos para después compartirlos con los demás. En definitiva es aquel que pretende la búsqueda de la verdad y su difusión, alguien que quiere desfacer entuertos.
En mi humilde situación, mi meta es ser éste último buen profesor, libre y comprometido con su deber, que es enseñar.
Al profesor Bellido y a toda aquella persona que también esté luchando por lograr éste noble objetivo, muchas gracias.
Estoy cursando el máster de profesorado de secundaria, y asqueado cada día más del chiringuito nauseabundo de los pedagogos. Estoy de ellos y de sus delirios dogmáticos disfrazados de hippismo hasta los cojones. Peores que los curas.
En gran parte es muy cieta su explicación. Todos hemos tenido en el periodo de nuestra educación profesores que nos han marcado, nos han hecho aprender y mejorar en una asignatura que traíamos cruzada, que nos costaba y llegó ese nuevo docente y todo era más fácil, más entendible y comprensible. Ese docente es el MAESTRO!, por desgracia muy pocos. Ese dicente que transmite y comunica de forma que hace entender, en la vida los hay, en cualquier oficio y disciplina, por desgracia no muchos. Pero en la educación debería ser indispensable ese hacer, el saber comunicar y transmitir, es el pilar de una educación y por desgracia no está reflejado. Un alumno ilusionado y con curiosidad por el conocimiento, puede ser anulado y desmotivado por sus profesores ( con sus carreras y oposiciones justas y merecidas), pero sin ese Don de trasmitir sus conocimientos e ilusionar. Un mal dia lo tiene cualquiera, una mala carrera educativa conlleva un gran fracaso en esos alumnos. Mas mejores MAESTROS y no tantos Profesores titulados. Mejor saber transmitir y comunicar, que tener conocimientos y ser incapaz de trasmitirlos. Eso debería ser la docencia. Un saludo!
Don José María, siempre me ha llamado mucho la atención el modelo educativo según el cual quien enseña no es la misma persona que examina. En principio me parece una buena manera de valorar el trabajo hecho por los profesores, pues puede que haya algún alumno que independientemente de su profesor vaya a esforzarse o a no hacer nada pero a la larga se podría establecer unas estadísticas de aprobados y suspendidos reveladoras. No obstante, los problemas de tal sistema son fáciles de ver: programaciones cerradas y marcadas desde arriba, cierto que ahora también son asi; variaciones imprevistas en las estadísticas a las que me refería más arriba que harían injustas las valoraciones de los profesores, dependiendo de institutos, clases sociales de los alumnos, zonas geográficas y muchas más que pueden surgir sin poder prever todas; burocratizacion excesiva etcétera. Si hace usted un video hablando de este modelo lo escucharía con gran ilusión, es un tema que sin duda me interesa. Un saludo y gracias por su contenido.
The Utopia of Rules, de David Graeber. Se lo recomiendo. En relación con la burocratización del conocimiento a la que usted alude certeramente. Un gusto oírle.
Completo acuerdo en el diagnóstico. Lo peor es que ya ni el proceso de oposición requiere conocimiento de la materia. Se pide más un conocimiento de absurdos procedimientos burocráticos y abstrusas pero vacuas ocurrencias de psicopedagogos. Funcionarios de la estabulación adolescente .
El perfil del mal profesor ya lo conocemos: no sabe nada de su materia pero se rodea de innovación pedagógica: que si el aprendizaje por proyectos, que si la clase invertida, que si el Kahoot y demás aplicaciones informáticas... El buen profesor pone todo su celo en dominar su materia lo mejor que pueda y compartirla con los alumnos. Pero el problema es aun peor: que se acaba tomando a los malos profesores por excelentes ya los buenos como malos. Así es a los ojos de la administración, de jefatura y muchas veces del resto del equipo educativo. Castigan públicamente a los buenos profesores y premian a los malos.
Hola hay profesores que se rien de los alumnos eso es verdad y los tratan de tontos y por educación no voy a decir su nombre pero usted habló de un libro de él sobre Grecia y no digo más .😢
Lo que conviene expulsar del aula son las nuevas tecnologías de dudosa utilidad que se pretenden meter con calzador (para los institutos que se las puedan costear). Puro humo que además desprende un tufo a publicidad de estos productos de cuidado. Creo que nunca has hablado de las propuestas pedagógicas de Francisco Ferrer Guardia. Estaría bien conocer su opinión.
♦ ¿QUÉ ES SER UN MAL PROFESOR? Es, por ejemplo, decirle a un alumno (pero el alumno es un niño: ¡un niño!), «eres más infantil que el mecanismo de un chupe». ■
El mindfulness sí tiene eficacia contrastada en el tratamiento de algunas psicopatologías: hay estudios y metaanálisis al respecto. No parece que haya profundizado mucho usted en el tema, más allá de una rápida búsqueda de Google que siempre se reduce al mismo estudio
Don Daniel, ese tipo de argumentos o se acompañan con la referencia a los estudios o a los metadatos o valen lo mismo que una sesión de mindfulness. Eso sí, en este caso sin la parte del cobro, digo robo.
@@mateorodriguezesteban8449 No se preocupe, que le digo dos que he leído en los que encontrará suficiente material: "Manual de técnicas y terapias cognitivo-conductuales" (V.V.A.A., ed. Desclée de Brouwer) y "TCC con Mindfulness integrado" (Cayoun, B.). Los pacientes de ansiedad y depresión que practican ejercicios básicos de mindfulness mejoran sus habilidades metacognitivas e interoceptivas, con lo que experimentan un efecto positivo respecto de su psicopatología, estadísticamente significativo, de grado pequeño o moderado. De todas formas, no nos engañemos; ni usted ni el señor que pontifica sobre los malos profesores lo van a leer. Es curioso que me critique a mí por no citar bibliografía (en un miserable comentario de UA-cam) y no haga lo propio respecto del vídeo, donde resulta bastante más cómodo y notablemente más conveniente.
@Daniel L.A. por lo que a mi respecta y sin leer los artículos citados (cosa que haré y que por tanto convierte la siguiente opinión en provisional) el que en casos muy concretos y mediante procedimientos del todo determinados se demuestren uno o varios resultados no significa que algo tan amplio y poco concreto como el mindfulness sea algo útil en general ni hace que esté demostrado cómo puede ayudar en diversas psicopatologías. Además los experimentos psicológicos, al requerir sujetos humanos, son igual de repetibles y por ello falsables como lo son los resultados de las competiciones deportivas. En definitiva, es como decir que Marina Yers tiene razón a la hora de recomendar la ayahuasca a sus seguidoras (en su mayoría adolescentes) porque en no sé que estudio se estén dando resultados positivos experimentando con el DMT en no se qué roedor. En cualquier caso, y lo siguiente no es una opinión provisional, de ningún modo le autoriza a usted a dudar de la rigurosidad del doctor Bellido. Un saludo.
@@mateorodriguezesteban8449 Veo mucho texto, mucha opinión, nada de rigor. El magister dixit del final me ha quitado las ganas de hablar con usted. Un saludo
Yo no soy profesor y por lo tanto no podría decirte en qué consiste ser un buen profesor. Pero soy una persona. Y buena. Para mi, ser una buena persona es alguien que desea el mal ajeno. Pero poco, apenas nada. Un buen profesor será algo parecido.
Un profesor sin vocación no puede mantenerse durante muchos años siendo un buen profesor. Al igual que un profesor con mucha vocación puede perderla repentinamente y, aún así, mantenerse como un buen profesor hasta su jubilación.
@@josea.garcia443 eso será discutible, y no sé qué entiende usted por vocación. Hay que ser un pelafustán desde la cuna para tener vocación por enseñar.
@@aldecaelo2598 vocación es algo tan sencillo como el amor por tu trabajo. Una monja sin vocación no tiene que aguantar cada día a 30 adolescentes sin ganas de aprender.
Es simple. Si es capaz de atraer la atención de 20 o 40 alumnos, ese es un buen profesor. No importa tanto el conocimiento como la capacidad de comunicarse. Que los alumnos no se mueran de aburrimiento. Que vayan alegres y entusiastas a un rato donde se exacerbe su curiosidad y encuentre respuestas que satisfagan su curiosidad. La innata curiosidad del saber cosas, propias del ser humano. Lo contrario a todo eso es ser un mal profesor, por mucho conocimiento que asesore.
@@jmbellidomorillas cierto, me hubiera gustado pero no tengo ese don. Creo, estoy seguro, que tener la atención de una clase debe ser algo maravilloso y muy reconfortante. Yo no tengo ni ese don ni esa capacidad. Tampoco el conocimiento necesario. Por esa razón sublimo la figura del profesor como algo maravilloso en cuanto es capaz de crear una complicidad con el alumnado, la curiosidad y necesidad de saber.
@@jmbellidomorillas Sin duda lleva usted razón. Yo me refería a una situación ideal, posiblemente romántica de la enseñanza. La realidad la conocen ustedes, los profesores y les entiendo.
@@miguelangelgranabecerra1608 la realidad es que en una clase de 20 personas, 2 ó 3 como mucho quieren estar ahí, o no, pero al menos lo soportan con estoicismo. El resto no solo no quiere estar, sino que hacen todo lo posible para que a ti como profesor te quede bien claro.
Reconozco que siento desolación por la enseñanza. No tengo referencias, estudié y me licencié por libre, pero me abruma lo que ocurre por intereses políticos y desconocen la naturaleza humana y la capacidad de los docentes. Los planes son un despropósito, imposibles de cumplir en un tiempo muy limitado. Les exigen lo imposible y a hacer malabares con los críos. A veces ni quiero preguntar a mi nieto para no amargarme, una solución muy cobarde, lo reconozco. Lo único que le aconsejo con insistencia es que lea, los libros de texto y otros. Que visite las bibliotecas. Sobretodo que comprenda que el profesor no puede por si solo proporcionarle todo. Que le respete, le escuche y asimile todo lo que pueda, pero que sea consciente que tiene una labor primaria y personal de aprender y que el instituto no agota esa labor. No sé si hago bien, dudo mucho, no quiero trasladar mi vivencia educativa a la actual, pero me preocupan mucho los jóvenes, su educación en el hogar y en la escuela. Lo siento, no me gusta, ese maldito corsé de la competitividad es fraudulento. La educación, a mi entender, debiera librarse de esas ataduras. Los exámenes y las notas, ¿en verdad son necesarios?. En aulas masificadas por supuesto que si. Y esa es la tragedia, que no hay comunicación entre el profesor y alumno para no estar sometidos ambos a ese escenario. En fin, no me gusta, y me es difícil encontrar culpables. Probablemente lo seamos todos, la sociedad que asume indolentemente a unos hechos que ni siquiera se cuestiona.
@@jmbellidomorillas Claro, pero he observado esa coincidencia. Tendría que repasar su comentario sobre el libro ‘La Universidad Light’ donde creo q hablaba de esta cuestión y cerciorarme.
Discrepo; el profesor es aquel docente titulado. El maestro es aquella persona que sabe transmitirte y comunicarte un conocimiento que el posee. Así pues, pon MAESTROS en mi vida, los profesores si no saben transmitir sus conocimientos de nada me sirven.
su sistema no sé qué es, pero la claridad con la que expone una fractura de la percepción y de la naturaleza en sus infinitas impresiones heterogéneas, o en el sostén de la percepción divina, esa claridad de su escritura en inglés desarrollando sin embargo unas imágenes y contradicciones frenéticas de la relación entre la realidad y la experienccia es, aparte de una lectura hiperestimulante (creo que provoca, bien leído, la sensación que querría provocar una aventura o farándula metafísica como Matrix, salvando los océanos de distancia; esos días, mientras caminaba, miraba el mundo de forma algo distinta), uno de los ensayos más sabrosos que yo haya leído en inglés; me refiero principalmente a sus Tratado sobre los principios del conocimiento y a su Ensayo hacia una teoría de la visión
Soy profesor de historia medieval, tengo treinta años y desde hace cinco doy clase oficialmente en la enseñanza media. Coincido en lo que usted expone y me apena mucho la situación a la que ha llegado el llamado sistema educativo que, a mi juicio, se ha convertido en una mezcla peligrosísima entre hospicio y circo.
Hospicio y circo porque me da la impresión de que los objetivos de las instituciones educativas hoy día son:
1.En lo tocante al hospicio se trataría de cubrir los desastres de las familias y las inoperancias (inevitables o permitidas) de la administración y sus varias sucursales a través de los numerosísimos planes individualizados (PI), informes NEE/NESE, planes de choque socioeconómico que crean en el alumnado y sus familias una sensación de falsa seguridad y, sobre todo, un gran engaño porque se acaban dando titulaciones completamente vacías. Por tanto, el objetivo es aprobar, no saber, aprender, entrenar ese archiconocido espíritu crítico... Aquí se podría hablar del mantra de la inclusión que, en mi opinión, persigue objetivos hoy por hoy imposibles de conseguir y que sólo provocan problemas y mucho desasosiego por doquier.
2. Por lo que respecta al circo es bien sabido por todos que la muchachada debe venir al centro escolar a pasárselo bien, a jugar, a descubrir... La educación debe ser entretenida, dinámica, competencial, interdisciplinaria... Bien, creo que ya sabemos cual es éste discurso. Dicha catarata de despropósitos ha caído sobre nuestras cabezas gracias al advenimiento de una especie de raza superior, divina, todopoderosa y omnisciente, son los licenciados/as en "didáctica de..." que, en el caso de mi ciudad, Barcelona, tienen su fortaleza en la alta cumbre de Mundet, donde discuten las reformas educativas con las numerosas colonias de felinos que por allí habitan. Recuerdo que alguna de las insignes eminencias que allí nos decía cómo debíamos dar clase comentaba, a renglón seguido, y casi sin despeinarse, que llevaba veinticinco años sin pisar un aula de secundaria. Ya me disculparán, pero hay que tener muy poca vergüenza y mucha cara dura para soportar esa incoherencia.
El mal profesor está por todas partes, se alimenta del "sistema" y éste, a su vez, le protege. Porque lo importante no es transmitir el fruto de sus lecturas, estudios, meditaciones, aciertos y errores, sino hacer que el tránsito por el susodicho sistema sea lo más placentero posible para alumnado, familias y administración. En definitiva, el buen profesor “según el sistema” debe aceptar cualquier arbitrariedad e innovación pedagógica sin rechistar, cumplir con sus tareas burocráticas, ser amigo de sus alumnos y evitar a toda costa exigirles nada. Y, sobre todo, el buen profesor “según el sistema” no puede dominar su materia. La administración y la didáctica les ampara, pues les otorga un baño salvífico y así un profesor que no sabe nada se convierte mágicamente en un docente genial, competente e innovador.
He tenido la desgracia de encontrarme con bastantes compañeros que ya se han apuntado al carro, unos por convicción, otros por conveniencia, aquellos por cansancio. Pero yo sigo pensando que el buen profesor es aquel que busca la dominación de su materia cada día un poco más, que lee y consigue ampliar sus conocimientos para después compartirlos con los demás. En definitiva es aquel que pretende la búsqueda de la verdad y su difusión, alguien que quiere desfacer entuertos.
En mi humilde situación, mi meta es ser éste último buen profesor, libre y comprometido con su deber, que es enseñar.
Al profesor Bellido y a toda aquella persona que también esté luchando por lograr éste noble objetivo, muchas gracias.
Estoy cursando el máster de profesorado de secundaria, y asqueado cada día más del chiringuito nauseabundo de los pedagogos. Estoy de ellos y de sus delirios dogmáticos disfrazados de hippismo hasta los cojones. Peores que los curas.
En gran parte es muy cieta su explicación. Todos hemos tenido en el periodo de nuestra educación profesores que nos han marcado, nos han hecho aprender y mejorar en una asignatura que traíamos cruzada, que nos costaba y llegó ese nuevo docente y todo era más fácil, más entendible y comprensible. Ese docente es el MAESTRO!, por desgracia muy pocos. Ese dicente que transmite y comunica de forma que hace entender, en la vida los hay, en cualquier oficio y disciplina, por desgracia no muchos. Pero en la educación debería ser indispensable ese hacer, el saber comunicar y transmitir, es el pilar de una educación y por desgracia no está reflejado. Un alumno ilusionado y con curiosidad por el conocimiento, puede ser anulado y desmotivado por sus profesores ( con sus carreras y oposiciones justas y merecidas), pero sin ese Don de trasmitir sus conocimientos e ilusionar. Un mal dia lo tiene cualquiera, una mala carrera educativa conlleva un gran fracaso en esos alumnos. Mas mejores MAESTROS y no tantos Profesores titulados. Mejor saber transmitir y comunicar, que tener conocimientos y ser incapaz de trasmitirlos.
Eso debería ser la docencia.
Un saludo!
Don José María, siempre me ha llamado mucho la atención el modelo educativo según el cual quien enseña no es la misma persona que examina. En principio me parece una buena manera de valorar el trabajo hecho por los profesores, pues puede que haya algún alumno que independientemente de su profesor vaya a esforzarse o a no hacer nada pero a la larga se podría establecer unas estadísticas de aprobados y suspendidos reveladoras. No obstante, los problemas de tal sistema son fáciles de ver: programaciones cerradas y marcadas desde arriba, cierto que ahora también son asi; variaciones imprevistas en las estadísticas a las que me refería más arriba que harían injustas las valoraciones de los profesores, dependiendo de institutos, clases sociales de los alumnos, zonas geográficas y muchas más que pueden surgir sin poder prever todas; burocratizacion excesiva etcétera. Si hace usted un video hablando de este modelo lo escucharía con gran ilusión, es un tema que sin duda me interesa.
Un saludo y gracias por su contenido.
Gracias por enseñar los peligros de la improvisación.
The Utopia of Rules, de David Graeber. Se lo recomiendo. En relación con la burocratización del conocimiento a la que usted alude certeramente. Un gusto oírle.
Eres enorme José! Pensador número uno en espania!
Muchas gracias por sus vídeos. Saludos.
Gracias ❤
Completo acuerdo en el diagnóstico. Lo peor es que ya ni el proceso de oposición requiere conocimiento de la materia. Se pide más un conocimiento de absurdos procedimientos burocráticos y abstrusas pero vacuas ocurrencias de psicopedagogos. Funcionarios de la estabulación adolescente .
El perfil del mal profesor ya lo conocemos: no sabe nada de su materia pero se rodea de innovación pedagógica: que si el aprendizaje por proyectos, que si la clase invertida, que si el Kahoot y demás aplicaciones informáticas...
El buen profesor pone todo su celo en dominar su materia lo mejor que pueda y compartirla con los alumnos.
Pero el problema es aun peor: que se acaba tomando a los malos profesores por excelentes ya los buenos como malos. Así es a los ojos de la administración, de jefatura y muchas veces del resto del equipo educativo. Castigan públicamente a los buenos profesores y premian a los malos.
¿Qué es ser un mal alumno?
Esta disertación me recordó al libro de Noam Chomsky la des-educación.
Hola hay profesores que se rien de los alumnos eso es verdad y los tratan de tontos y por educación no voy a decir su nombre pero usted habló de un libro de él sobre Grecia y no digo más .😢
Lo que conviene expulsar del aula son las nuevas tecnologías de dudosa utilidad que se pretenden meter con calzador (para los institutos que se las puedan costear). Puro humo que además desprende un tufo a publicidad de estos productos de cuidado.
Creo que nunca has hablado de las propuestas pedagógicas de Francisco Ferrer Guardia. Estaría bien conocer su opinión.
Muy aclaratorio. 👍
Pues algunas cosas o casos en ciencias y educación están de forma provisional.
Es el problema del sofista. ¿Cómo diferenciar al sofista del filósofo?
♦
¿QUÉ ES SER UN MAL PROFESOR?
Es, por ejemplo, decirle a un alumno (pero el alumno es un niño: ¡un niño!),
«eres más infantil que el mecanismo de un chupe».
■
El mindfulness sí tiene eficacia contrastada en el tratamiento de algunas psicopatologías: hay estudios y metaanálisis al respecto. No parece que haya profundizado mucho usted en el tema, más allá de una rápida búsqueda de Google que siempre se reduce al mismo estudio
Don Daniel, ese tipo de argumentos o se acompañan con la referencia a los estudios o a los metadatos o valen lo mismo que una sesión de mindfulness. Eso sí, en este caso sin la parte del cobro, digo robo.
@@mateorodriguezesteban8449 No se preocupe, que le digo dos que he leído en los que encontrará suficiente material: "Manual de técnicas y terapias cognitivo-conductuales" (V.V.A.A., ed. Desclée de Brouwer) y "TCC con Mindfulness integrado" (Cayoun, B.). Los pacientes de ansiedad y depresión que practican ejercicios básicos de mindfulness mejoran sus habilidades metacognitivas e interoceptivas, con lo que experimentan un efecto positivo respecto de su psicopatología, estadísticamente significativo, de grado pequeño o moderado. De todas formas, no nos engañemos; ni usted ni el señor que pontifica sobre los malos profesores lo van a leer. Es curioso que me critique a mí por no citar bibliografía (en un miserable comentario de UA-cam) y no haga lo propio respecto del vídeo, donde resulta bastante más cómodo y notablemente más conveniente.
@Daniel L.A. por lo que a mi respecta y sin leer los artículos citados (cosa que haré y que por tanto convierte la siguiente opinión en provisional) el que en casos muy concretos y mediante procedimientos del todo determinados se demuestren uno o varios resultados no significa que algo tan amplio y poco concreto como el mindfulness sea algo útil en general ni hace que esté demostrado cómo puede ayudar en diversas psicopatologías. Además los experimentos psicológicos, al requerir sujetos humanos, son igual de repetibles y por ello falsables como lo son los resultados de las competiciones deportivas. En definitiva, es como decir que Marina Yers tiene razón a la hora de recomendar la ayahuasca a sus seguidoras (en su mayoría adolescentes) porque en no sé que estudio se estén dando resultados positivos experimentando con el DMT en no se qué roedor. En cualquier caso, y lo siguiente no es una opinión provisional, de ningún modo le autoriza a usted a dudar de la rigurosidad del doctor Bellido.
Un saludo.
@@mateorodriguezesteban8449 Veo mucho texto, mucha opinión, nada de rigor. El magister dixit del final me ha quitado las ganas de hablar con usted. Un saludo
@@daniell.a.1987 A su nivel. Gracias.
Si en principio,se considera que no es importante conocer la tabla periódica de los elementos,estamos perdidos
Pero no he hablado de eso aquí.
Bien.Lo he escuchado en otro video.pero está relacionado con el conocimiento y lo que se enseña.
@@rosarodriguez9361 no lo proponía yo sino Javier Santaolalla.
Pues ese señor, no va a ser premio Nobel
Yo no soy profesor y por lo tanto no podría decirte en qué consiste ser un buen profesor. Pero soy una persona. Y buena. Para mi, ser una buena persona es alguien que desea el mal ajeno. Pero poco, apenas nada. Un buen profesor será algo parecido.
Un profesor sin vocación no puede mantenerse durante muchos años siendo un buen profesor. Al igual que un profesor con mucha vocación puede perderla repentinamente y, aún así, mantenerse como un buen profesor hasta su jubilación.
También se puede dar de baja por depresión y seguir cobrando.
Y dale con la vocación. Pero ¿qué son, monjas?
@@aldecaelo2598 ser monja sin vocación es mucho más llevadero que ser profesor sin vocación.
@@josea.garcia443 eso será discutible, y no sé qué entiende usted por vocación. Hay que ser un pelafustán desde la cuna para tener vocación por enseñar.
@@aldecaelo2598 vocación es algo tan sencillo como el amor por tu trabajo. Una monja sin vocación no tiene que aguantar cada día a 30 adolescentes sin ganas de aprender.
Es simple. Si es capaz de atraer la atención de 20 o 40 alumnos, ese es un buen profesor. No importa tanto el conocimiento como la capacidad de comunicarse. Que los alumnos no se mueran de aburrimiento. Que vayan alegres y entusiastas a un rato donde se exacerbe su curiosidad y encuentre respuestas que satisfagan su curiosidad. La innata curiosidad del saber cosas, propias del ser humano. Lo contrario a todo eso es ser un mal profesor, por mucho conocimiento que asesore.
Entiendo que no da clase.
@@jmbellidomorillas cierto, me hubiera gustado pero no tengo ese don. Creo, estoy seguro, que tener la atención de una clase debe ser algo maravilloso y muy reconfortante. Yo no tengo ni ese don ni esa capacidad. Tampoco el conocimiento necesario. Por esa razón sublimo la figura del profesor como algo maravilloso en cuanto es capaz de crear una complicidad con el alumnado, la curiosidad y necesidad de saber.
@@miguelangelgranabecerra1608 es imposible tener el interés verdadero de 20 personas, a no ser que los alumnos sean centenares o millares.
@@jmbellidomorillas Sin duda lleva usted razón. Yo me refería a una situación ideal, posiblemente romántica de la enseñanza. La realidad la conocen ustedes, los profesores y les entiendo.
@@miguelangelgranabecerra1608 la realidad es que en una clase de 20 personas, 2 ó 3 como mucho quieren estar ahí, o no, pero al menos lo soportan con estoicismo. El resto no solo no quiere estar, sino que hacen todo lo posible para que a ti como profesor te quede bien claro.
Reconozco que siento desolación por la enseñanza. No tengo referencias, estudié y me licencié por libre, pero me abruma lo que ocurre por intereses políticos y desconocen la naturaleza humana y la capacidad de los docentes. Los planes son un despropósito, imposibles de cumplir en un tiempo muy limitado. Les exigen lo imposible y a hacer malabares con los críos. A veces ni quiero preguntar a mi nieto para no amargarme, una solución muy cobarde, lo reconozco. Lo único que le aconsejo con insistencia es que lea, los libros de texto y otros. Que visite las bibliotecas. Sobretodo que comprenda que el profesor no puede por si solo proporcionarle todo. Que le respete, le escuche y asimile todo lo que pueda, pero que sea consciente que tiene una labor primaria y personal de aprender y que el instituto no agota esa labor.
No sé si hago bien, dudo mucho, no quiero trasladar mi vivencia educativa a la actual, pero me preocupan mucho los jóvenes, su educación en el hogar y en la escuela. Lo siento, no me gusta, ese maldito corsé de la competitividad es fraudulento. La educación, a mi entender, debiera librarse de esas ataduras. Los exámenes y las notas, ¿en verdad son necesarios?. En aulas masificadas por supuesto que si. Y esa es la tragedia, que no hay comunicación entre el profesor y alumno para no estar sometidos ambos a ese escenario. En fin, no me gusta, y me es difícil encontrar culpables. Probablemente lo seamos todos, la sociedad que asume indolentemente a unos hechos que ni siquiera se cuestiona.
Hoy en día, ser un buen profesor es ser un burócrata, como bien ha señalado usted.
En esto de lo que es o no un mal profesor coincides Jesús G. Maestro.😊
¿Qué dice él?
@@jmbellidomorillas Se queja de que en la universidad los valoren (a los profesores) por el cumplimiento de la faceta administrativa.
@@AJ-xh8hu pero eso no es todo lo que yo digo.
@@jmbellidomorillas Claro, pero he observado esa coincidencia. Tendría que repasar su comentario sobre el libro ‘La Universidad Light’ donde creo q hablaba de esta cuestión y cerciorarme.
Un mal profesor es ser como Maestro.
Discrepo; el profesor es aquel docente titulado. El maestro es aquella persona que sabe transmitirte y comunicarte un conocimiento que el posee.
Así pues, pon MAESTROS en mi vida, los profesores si no saben transmitir sus conocimientos de nada me sirven.
Creo que se refiere a Jesús G. Marstro
A lo mejor Ud. No le entendió a Maestro😮
Hombre, es que el sistema de Berkeley es una tontería
Menos que otros.
Yo encuentro muy interesante el sistema de Berkeley, lo cual no quiere decir que sea real.
su sistema no sé qué es, pero la claridad con la que expone una fractura de la percepción y de la naturaleza en sus infinitas impresiones heterogéneas, o en el sostén de la percepción divina, esa claridad de su escritura en inglés desarrollando sin embargo unas imágenes y contradicciones frenéticas de la relación entre la realidad y la experienccia es, aparte de una lectura hiperestimulante (creo que provoca, bien leído, la sensación que querría provocar una aventura o farándula metafísica como Matrix, salvando los océanos de distancia; esos días, mientras caminaba, miraba el mundo de forma algo distinta), uno de los ensayos más sabrosos que yo haya leído en inglés; me refiero principalmente a sus Tratado sobre los principios del conocimiento y a su Ensayo hacia una teoría de la visión
@@vicorlandeiras 👍