¡¡Me quede sin palabras!! indudable reflexion para todo aspecto a lo largo der nuestra vida, pues lo sigo desde que vi su primer video por un joven de apellido un poco italiano. Desde entonces siempre busco cualquier video suyo en la red y lo veo. Y algunas veces lo veo con mi hijo adolescente. Gracias CEO Ruben Sanchez por contar su historia de vida en la Red, un ejemplo de lucha y perseverancia y tambien de trascendencia con su experiencia hacia los jovenes y notan jovenes como yo. Bendiciones para Ud. y siga transmitiendo todo los conocimientos que alberga para fortalecernos y no claudicar ante las viscitudes de toda indole en nuestras vidas.
LEYENDA DE MAMADEUS DEL ROSARIO. Tengo poco tiempo, así que no sé si alcanzaré a contar la leyenda de Mamadeus del Rosario. No recuerdo en qué barrio vivía ese tal Mamadeus, que no sé por qué me recuerda tanto al jefe de FACUA llamado Rubén Sánchez, pero diría que se trata del barrio de la Tablada, más que nada por el tono burlesco de semejante mote. Lo de Mamadeus debió ser por sus aspiraciones de pianista, de ahí lo de “Amadeus”, claro que le pusieron una m, porque le gustaba mamar tanto teta, como mamandurrias y porque en sentido figurado era, valga la paradoja, literalmente un mamón. En realidad, Mamadeus era con el piano, como el bardo de Asterix cantando, o sea: un puñetero desastre. Llamaba más la atención el piano, por el color de sus teclas, que eran azul y rojas, en vez de blancas y negras. Alguno dirá que eso era, porque allí todos eran culés por su paisano Messi, pero se barajan también otras teorías. Era el presidente de una asociación de consumidores, que extorsionaba a variaspequeñas empresas, para retirar las denuncias falsas que ponía sobre diversas malas prácticas empresariales, como fraudes a la seguridad social en la práctica inexistentes, incumplimientos de las políticas de igualdad, etc. Pese a todo su asociación era deficitaria, si no fuera por los centenares de millones que recibía de todo tipo de Administraciones, de todos los colores, tanto rojas como azules. De ahí que para explicar el color de su piano, se mezclaran las tesis tanto folclóricas, como simbólicas. Y es que aunque fuera un petardo para la música, sabía muy bien qué teclas tocar para conseguir favores. Y también las judiciales, pues tenía embrujados a jueces tanto rojos, como azules, y no precisamente por la calidad de su música. Mamadeus iba a las tertulias de una tele del Rosario, y cuentan las malas lenguas, que quiso meter mano a la becaria Lisa, joven pero algo maciza. (Nada que ver con los finos modales de Rubén Sánchez, ni con Cristina Seguí). Y esta rubia llamada Lisa, le pego un rodillazo antológico en sus partes y desde entonces, se propuso arruinarle la vida. Y tocando las teclas azules y rojas, como él sólo sabía, consiguió que la vetaran en todas las universidades, a pesar de sus excelentes notas. Y la pobre becaria, tuvo que huir del país, Argentina, pues todavía no había llegado a la escena, ese tal Milei. Y Mamadeus seguía haciendo de las suyas. Cierto día, descubrió que un sabio campesino, llamado Merlín, investigaba sus andanzas y que le había llamado mamoncete en un vídeo, haciendo burlescamente el gesto de chupar. Lo denunció y la juez carapintada, no recuerdo si rojo, como aquí el PSOE o azul, como aquí el PP, lo condenó a una burrada de pasta. Por suerte y por justicia poética, (porque lo que es de la otra...) unos vecinos descubrieron dónde tenía la juez carapintada, (nada que ver tampoco con el juzgado 3 de Sevilla) el dinero con el que le había sobornado Mamadeus. Así que, como una buena burla, fueron al escondite donde tenía unos impresionantes fajos de billetes y se lo apropiaron, y con ese dinero pagaron la condena y el recurso de Merlín, no sin antes tirarle a la juez dos gigantescos botes de pintura azul y rojo, con el que le pintaron la cara y le tiñeron el pelo. Al menos se ahorró ir a la peluquería a teñirse el pelo. Y aquí acaba la pintoresca y genial leyenda de Mamadeus del Rosario. He perdido la pista a este asunto: no sé si el juez B habrá seguido los pasos de la carapintada, a la vista de cómo acabo aquella. También me contaron las dos versiones de la moraleja de la juez Paliza: una es, que le quemaron el pelo por choriza y la otra es, que le quemaron el pelo y lo tiñieron de ceniza. Confieso que no sería capaz de escribir semejante cosa ni siquiera en 100 vidas. Pero un día que viajaba en avión, cogí una revista y por en medio me encontré unos papeles manuscritos, donde se reflejó esta historia.
Rubén, lo que muestra San Antonio lo dice todo.
¡¡Me quede sin palabras!! indudable reflexion para todo aspecto a lo largo der nuestra vida, pues lo sigo desde que vi su primer video por un joven de apellido un poco italiano. Desde entonces siempre busco cualquier video suyo en la red y lo veo. Y algunas veces lo veo con mi hijo adolescente. Gracias CEO Ruben Sanchez por contar su historia de vida en la Red, un ejemplo de lucha y perseverancia y tambien de trascendencia con su experiencia hacia los jovenes y notan jovenes como yo. Bendiciones para Ud. y siga transmitiendo todo los conocimientos que alberga para fortalecernos y no claudicar ante las viscitudes de toda indole en nuestras vidas.
Ruben, muchas gracias! Excelente reflexión!
Excelente Rubén! Éxitos
Buena Ruben!!!!
👍 excellent.
LEYENDA DE MAMADEUS DEL ROSARIO.
Tengo poco tiempo, así que no sé si alcanzaré a contar la leyenda de Mamadeus del Rosario. No recuerdo en qué barrio vivía ese tal Mamadeus, que no sé por qué me recuerda tanto al jefe de FACUA llamado Rubén Sánchez, pero diría que se trata del barrio de la Tablada, más que nada por el tono burlesco de semejante mote.
Lo de Mamadeus debió ser por sus aspiraciones de pianista, de ahí lo de “Amadeus”, claro que le pusieron una m, porque le gustaba mamar tanto teta, como mamandurrias y porque en sentido figurado era, valga la paradoja, literalmente un mamón.
En realidad, Mamadeus era con el piano, como el bardo de Asterix cantando, o sea: un puñetero desastre. Llamaba más la atención el piano, por el color de sus teclas, que eran azul y rojas, en vez de blancas y negras. Alguno dirá que eso era, porque allí todos eran culés por su paisano Messi, pero se barajan también otras teorías.
Era el presidente de una asociación de consumidores, que extorsionaba a variaspequeñas empresas, para retirar las denuncias falsas que ponía sobre diversas malas prácticas empresariales, como fraudes a la seguridad social en la práctica inexistentes, incumplimientos de las políticas de igualdad, etc. Pese a todo su asociación era deficitaria, si no fuera por los centenares de millones que recibía de todo tipo de Administraciones, de todos los colores, tanto rojas como azules. De ahí que para explicar el color de su piano, se mezclaran las tesis tanto folclóricas, como simbólicas. Y es que aunque fuera un petardo para la música, sabía muy bien qué teclas tocar para conseguir favores. Y también las judiciales, pues tenía embrujados a jueces tanto rojos, como azules, y no precisamente por la calidad de su música.
Mamadeus iba a las tertulias de una tele del Rosario, y cuentan las malas lenguas, que quiso meter mano a la becaria Lisa, joven pero algo maciza. (Nada que ver con los finos modales de Rubén Sánchez, ni con Cristina Seguí). Y esta rubia llamada Lisa, le pego un rodillazo antológico en sus partes y desde entonces, se propuso arruinarle la vida. Y tocando las teclas azules y rojas, como él sólo sabía, consiguió que la vetaran en todas las universidades, a pesar de sus excelentes notas. Y la pobre becaria, tuvo que huir del país, Argentina, pues todavía no había llegado a la escena, ese tal Milei.
Y Mamadeus seguía haciendo de las suyas. Cierto día, descubrió que un sabio campesino, llamado Merlín, investigaba sus andanzas y que le había llamado mamoncete en un vídeo, haciendo burlescamente el gesto de chupar. Lo denunció y la juez carapintada, no recuerdo si rojo, como aquí el PSOE o azul, como aquí el PP, lo condenó a una burrada de pasta. Por suerte y por justicia poética, (porque lo que es de la otra...) unos vecinos descubrieron dónde tenía la juez carapintada, (nada que ver tampoco con el juzgado 3 de Sevilla) el dinero con el que le había sobornado Mamadeus. Así que, como una buena burla, fueron al escondite donde tenía unos impresionantes fajos de billetes y se lo apropiaron, y con ese dinero pagaron la condena y el recurso de Merlín, no sin antes tirarle a la juez dos gigantescos botes de pintura azul y rojo, con el que le pintaron la cara y le tiñeron el pelo.
Al menos se ahorró ir a la peluquería a teñirse el pelo.
Y aquí acaba la pintoresca y genial leyenda de Mamadeus del Rosario. He perdido la pista a este asunto: no sé si el juez B habrá seguido los pasos de la carapintada, a la vista de cómo acabo aquella. También me contaron las dos versiones de la moraleja de la juez Paliza: una es, que le quemaron el pelo por choriza y la otra es, que le quemaron el pelo y lo tiñieron de ceniza. Confieso que no sería capaz de escribir semejante cosa ni siquiera en 100 vidas. Pero un día que viajaba en avión, cogí una revista y por en medio me encontré unos papeles manuscritos, donde se reflejó esta historia.