28 Junio 2024-Viernes 12º Ordinario-Ciclo B-Mt 8, 1-4 -La necesidad de ser coherentes.

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  • Опубліковано 26 чер 2024
  • EVANGELIO DEL VIERNES DÉCIMO SEGUNDO ORDINARIO, 28 DE JUNIO 2024-CICLO B: Mt 8, 1 4: «LA NECESIDAD DE SER COHERENTES». Por el inicio o por el final que empiece el comentario del Evangelio de hoy, siendo tan breve, parece que no podría decirnos tanto. Si empezamos por atrás, vemos al leproso curado, que es invitado a ir a dar la ofrenda de gratitud. Si empezamos por el inicio, Jesús baja del monte. Había una mamá que estaba orgullosa de sus hijos y cada vez más orgullosa, porque estaba su hija que le repetía todos los días: "Mamá, yo quisiera ser como tú, cuando sea grande". Pero, la mamá se llevó una sorpresa, cuando le preguntó a su hija por qué quería ser como ella cuando fuera grande. Ella respondió: "Sí, Mamá, quiero ser como tú, para jugar a las cartas con mis amigas, e ir todos los días al centro comercial". Sin embargo, una lección sí sacamos de estas palabras que esa niña dijo: "Quiero ser como tú..."
    EL SEÑOR BAJABA DEL MONTE. Jesús bajaba del monte. ¿Qué estaba haciendo en el monte? Es importante que nos ubiquemos. Él estaba en el Monte de las Bienaventuranzas: Había explicado la posibilidad de ser feliz, el perfecto cumplimiento de la Ley más que su abolición, los caminos para llegar al cielo, los consejos para el camino hacia el cielo... Ahora, al bajar del monte, alguien podría decirle: "Bueno, Jesús, predicas muy bonito, me encantó tu discurso..." Pero, nadie dijo eso. Sin embargo, el Evangelio sí nos dice que, al bajar del monte, enseguida se le acercó un leproso y se puso de rodillas.
    EL LEPROSO SE PONE DE RODILLAS. Una actitud muy importante: El leproso se pone de rodillas. ¿Para qué? Para tocar el corazón a Jesús. Y, al ponerse de rodillas, también dice: "Señor, si quieres puedes curarme". Aquí el leproso parecería como que quiere decir a Jesús: "Oye, Jesús, ahora quiero que demuestres lo que predicas, y que lo demuestres conmigo..." ¿Creen que Jesús va a decir: "Que Dios te bendiga?" Sin embargo, el leproso no se siente con ningún derecho de ser curado. Desde la coherencia de su humildad, se arrodilla para decir: "Si quieres, puedes curarme". "¡Si quieres" es una frase muy bonita! Cuando nosotros pedimos a Dios algo, ¿es de rodillas?
    CON SOLO TOCARLO Y QUE ME TOQUE QUEDO CURADO. Este humilde y sencillo leproso tocó el corazón de Jesús. Los leprosos deberían estar lejos de la población, tenían prohibido acercarse y la gente tenía prohibido acercárseles. Jesús bajaba del monte y, mientras bajaba, se encontró en el camino con el leproso y éste se le acercó y Jesús lo tocó diciéndole: "Queda curado". Podemos preguntarnos: ¿Quién de nosotros se acerca a Jesús para ser tocado y curado? ¿O por qué somos tocados y muchas veces no curados? Es un misterio.
    NO SE TRATA DE QUE DIOS TIENE QUE CURARME. Si Dios me toca no necesariamente quedo curado, y si no me dejo tocar, tampoco quedo curado. Para ser curado lo más importante es dejarse tocar el corazón. Y para que Dios me toque el corazón hace falta que yo de rodillas me postre para pedirle: "Si quieres, puedes curarme". Se trata de abrir de par en par el corazón. Y así, la experiencia de un Dios que te toca, es un Dios que te sana: ¡Es la experiencia del leproso! ¡Es bien hermoso: "Si quieres, puedes curarme!". Al inicio, no sabía por dónde empezar. Pero, por donde empiece el Evangelio, es maravilloso.
    VE Y DA GRACIAS. Después de que Jesús cura al leproso, -y lo cura porque se dejó curar- Jesús le dice: "Ve a dar gracias", como para que no se nos olvide cuando recibimos un regalo: SABER DAR GRACIAS. Jesús envía al leproso a los sacerdotes, para que pruebe su curación y lleve la ofrenda para dar gracias a Dios. Cuando nosotros recibimos un regalo de Dios, ¿damos gracias? Es una virtud hermosa y a la vez extraña. Sólo los nobles, sólo los que tienen corazón, dan gracias. Sólo los humildes dan gracias. Cuando tú sabes agradecer, tu corazón se hace más grande, mientras que los corazones egoístas se pudren. Hoy, Jesús baja y da testimonio de lo que predicó en el Monte de las Bienaventuranzas, para decirnos que nos toca dar testimonio de lo que predicamos, para que, con nuestro ejemplo, nuestros hijos puedan entonces decir: "Mamá, quiero ser como tú". Si nuestros hijos llegasen a decir eso, entonces estamos en el camino. ¡Que así suceda en nuestras vidas! ¡Ése es mi mejor deseo y pido para que así sea en todo y en todos! ¡Bendiciones mías y de Papá Dios! P. Salvador Gómez, L.C.

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