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27 Junio 2024-Jueves 12º Ordinario-Ciclo B-Mt 7, 21-29-Al cielo no entran los barberos.

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  • Опубліковано 25 чер 2024
  • EVANGELIO DEL JUEVES DÉCIMO SEGUNDO DEL TIEMPO ORDINARIO, 27 DE JUNIO 2024-CICLO B: Mt 7, 21 29: «AL CIELO NO ENTRAN LOS BARBEROS». El Evangelio es muy hermoso pero a veces es duro; es muy claro y a veces hasta da miedo leerlo. Este Evangelio podríamos titularlo: "Los barberos no van al cielo". Nos habla de cómo ganar el cielo, pero también de cómo no se puede ganar el cielo, cuando andamos de "barberos" con Dios. Recuerdo que una persona me prometió regalarme un terreno en un buen lugar, cerca de una grande avenida, donde cruzan calles importantes, para poner ahí un Santuario de la Virgen mucho más grande. Pero, me puso una condición. Me dice: "Padre, estoy dispuesto a regalarle el terreno, con tal de que me asegure el cielo". Le respondí: "Con mucho gusto lo aceptó, pero yo no puedo asegurarte el cielo, pues eso no está en mis manos". El Evangelio nos habla de esto.
    EN EL CIELO ENTRAN LOS CUMPLIDORES, NO LOS BARBEROS. Los barberos no entran en el cielo, porque a Dios rogando y con el mazo dando y obras son amores y no buenas razones. A veces, somos de esas personas que le tenemos a Dios una letanía de obras que hemos hecho, como que le pasamos factura y le reclamamos derechos. Pero, en el fondo, vamos tranquilamente viviendo y haciendo las cosas, como con una cierta rutina y como que ya no hay tanto amor por el Señor. ¡Ah, pero le pasamos factura a Dios! Pero, Dios es bien claro: No todo el que me dice "Señor, Señor"... En la vida se da mucho este comportamiento: Alabamos a las personas, para después sacar de ellas lo que queremos. Pero, Dios nos advierte que, si queremos ganar el cielo, no basta con decir "Señor, Señor", no basta con ir haciendo la lista de obras buenas que hacemos, para presentarla al Señor. En el Cielo estarán únicamente los que cumplen la Voluntad del Padre. En el Cielo no entran los barberos sino los cumplidores.
    ¿QUÉ SIGNIFICA CUMPLIDORES? Jesús nos hace ver que el cumplidor es el que hace la Voluntad del Padre. Y cumplidor es el que escucha y pone en práctica lo que Dios pide. En el Evangelio, Jesús nos enseña lo que hay que poner en práctica. Pero no es tan fácil, porque a la hora de la hora nos frena la misma pereza, ese complejo de enfermos que tenemos. Esa tendencia a compadecernos de nosotros mismos. Y nos compadecemos de nosotros mismos, cuando como que nos empezamos a hacer viejos. Y digo viejos sin serlo y digo viejos siéndolo. Y nos hacemos más viejos al empezar a compadecemos. El que ama no se compadece de sí mismo, sino que da lo mejor de sí, aunque a veces tenga que arrastrarse. Así nos viene la paz, que es poner en práctica lo que el Señor permite. Y nos viene la alegría de estar viviendo lo que Dios nos pide.
    SER HOMBRES PRUDENTES. Jesús nos habla además de la necesidad de ser prudente. Y prudente es el que edifica sobre Roca, la roca de la Voluntad de Dios, la roca del amor a Dios. Prudencia es la virtud por la cual se ponen todos los medios para llegar al fin. Por tanto, prudente es aquel hombre que pone todo para llegar al Cielo, que cumple la Voluntad de Dios. Dicho, de otra manera, prudente es el que hace como Jesús, pues Jesús es el hombre perfecto, que vino a enseñarnos que el camino más corto para llegar al cielo es simplemente hacer la Voluntad del Padre. ¡Es sencillo y no hay que complicarse la vida!
    DEJAR DE SER HOMBRES NECIOS. Sin afán de ofender a nadie, pero realmente Jesús quiere ayudarnos a que vayamos por buen camino. Quien elige lo contrario es un necio. ¿Y por qué necio? Jesús nos pone en alerta para no alejarnos de Él. Necio es el que, sabiendo que el Cielo se consigue cumpliendo la Voluntad del Padre, se pone a hacer lo contrario. Necio el que conoce los mandamientos y se aleja de ponerlos en práctica. Necio el que, sabiendo que van a venir los torrentes, los ríos, los huracanes, y encima no edifica sobre Roca.
    LA GENTE ESTABA ASOMBRADA. Y asombrada no sólo de la doctrina que Jesús estaba enseñándoles, sino también de la autoridad con que Jesús enseñaba. ¿Dónde estaba la riqueza de Jesús? La riqueza de Jesús podemos igualmente tenerla, cuando Tú y yo no sólo hablamos, no sólo predicamos, sino que, antes de hablar y antes de predicar con la palabra, predicamos con la vida. Jesús en eso se revela como hombre de autoridad: No habla como los fariseos. Vive lo que predica, simplemente antes de predicarlo. ¡Es pues hermoso predicar con la vida y cimentar nuestra vida sobre la Roca de la Voluntad de Dios! Así no diremos, al final de la vida: "Señor, Señor..." sino cumpliremos, y los cumplidores son hombres prudentes, y así pueden entrar en el Cielo y gozar de Dios para siempre. ¡Ése es mi mejor deseo y pido para que así sea en todo y en todos! ¡Bendiciones mías y de Papá Dios! P. Salvador Gómez, L.C.

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