Hola! ¿Cómo quedaría la visión que explicas, de que la meditación induce cambios en el cerebro, tratándolo a lo "Kastrup"? Es decir, acausalmente, sin dualidad consciencia-materia. Quizá que, al mirar el cerebro analíticamente después o durante un proceso meditativo, lo que se observa es un reflejo extrínseco o externo de dicha experiencia intrínseca o interna. Es como tomar ayahuasca o un simple ibuprofeno. El fármaco visto como objeto "fuera del cuerpo" es eso, una pastilla o un brebaje, y cuando se ingiere simplemente está sucediendo que se salta al otro lado del espejo, de lo interno a lo externo. Pero ambas caras son caras del mismo todo o consciencia, solo la ilusión de separación cuerpo-pastilla induce la creencia de que la pastilla me causa un efecto a "mí como cuerpo-mente autónomo". Por eso los ayahuasqueros, muy listos ellos, dicen que las plantas les hablan, porque esa separación no está asentada, y sus afirmaciones son un reflejo -todo son reflejos- de dicha no separación cuerpo-naturaleza. Y si te fijas, sostener que los chamanes acceden, al alterarse su estado de consciencia, a conocimientos "en la nube" sobre la química molecular de las plantas, es una derivación de la hegemonía de la separación consciencia-materia: el análisis objetivo, científico, dualista, de un chamán produce resultados, por supuesto, en términos de objetos, de entidades separadas, es decir, de conocimiento intelectivo. El chamán está "ahí fuera", y yo "aquí dentro de este cuerpo". Dicho en palabras llanas: nos resulta incomprensible que un chamán sea capaz de encontrar una planta psicoactiva particular entre la miríada de especies que pueblan la Amazonia justamente porque se ignora la textura real de la separación sujeto-objeto. Al desatender lo más básico y cercano el resultado son misterios insondables. Tan sencillo como constatar que el chamán y las plantas son exactamente lo mismo, caras de un mismo todo, y lo que "dice" la planta es reflejado de manera perfecta en el comportamiento y habilidades observadas en el chamán. Uno no puede por más que reír ante tal flagrante "despiste" generalizado. Pero bueno, como diría Kingsley, "el engaño se basa en eso, en engañar; es imposible que el engañado -el falso sujeto autónomo- escape del engaño". Es por esto que me gusta afirmar que siempre que se juegue a mirar afuera va a haber ocasión de dar con individuos engañados, confusos, es decir, con ciencia y gente haciendo cosas, seguros de que las hacen ellos como entes reales en sí mismos. El mundo, como red envolvente de objetos, es engaño se mire como se mire, a pequeña y a gran escala. Ahora bien, captar eso equivale a ser, y el ser no puede ser engañado, puesto que el ser es la factoría del engaño, simplemente se expresa así.😄 ¿Es coherente esta propuesta? Gracias y saludos!😊👍
Totalmente cierto ❤
Hola! ¿Cómo quedaría la visión que explicas, de que la meditación induce cambios en el cerebro, tratándolo a lo "Kastrup"? Es decir, acausalmente, sin dualidad consciencia-materia. Quizá que, al mirar el cerebro analíticamente después o durante un proceso meditativo, lo que se observa es un reflejo extrínseco o externo de dicha experiencia intrínseca o interna.
Es como tomar ayahuasca o un simple ibuprofeno. El fármaco visto como objeto "fuera del cuerpo" es eso, una pastilla o un brebaje, y cuando se ingiere simplemente está sucediendo que se salta al otro lado del espejo, de lo interno a lo externo. Pero ambas caras son caras del mismo todo o consciencia, solo la ilusión de separación cuerpo-pastilla induce la creencia de que la pastilla me causa un efecto a "mí como cuerpo-mente autónomo". Por eso los ayahuasqueros, muy listos ellos, dicen que las plantas les hablan, porque esa separación no está asentada, y sus afirmaciones son un reflejo -todo son reflejos- de dicha no separación cuerpo-naturaleza. Y si te fijas, sostener que los chamanes acceden, al alterarse su estado de consciencia, a conocimientos "en la nube" sobre la química molecular de las plantas, es una derivación de la hegemonía de la separación consciencia-materia: el análisis objetivo, científico, dualista, de un chamán produce resultados, por supuesto, en términos de objetos, de entidades separadas, es decir, de conocimiento intelectivo. El chamán está "ahí fuera", y yo "aquí dentro de este cuerpo".
Dicho en palabras llanas: nos resulta incomprensible que un chamán sea capaz de encontrar una planta psicoactiva particular entre la miríada de especies que pueblan la Amazonia justamente porque se ignora la textura real de la separación sujeto-objeto. Al desatender lo más básico y cercano el resultado son misterios insondables. Tan sencillo como constatar que el chamán y las plantas son exactamente lo mismo, caras de un mismo todo, y lo que "dice" la planta es reflejado de manera perfecta en el comportamiento y habilidades observadas en el chamán.
Uno no puede por más que reír ante tal flagrante "despiste" generalizado. Pero bueno, como diría Kingsley, "el engaño se basa en eso, en engañar; es imposible que el engañado -el falso sujeto autónomo- escape del engaño". Es por esto que me gusta afirmar que siempre que se juegue a mirar afuera va a haber ocasión de dar con individuos engañados, confusos, es decir, con ciencia y gente haciendo cosas, seguros de que las hacen ellos como entes reales en sí mismos. El mundo, como red envolvente de objetos, es engaño se mire como se mire, a pequeña y a gran escala. Ahora bien, captar eso equivale a ser, y el ser no puede ser engañado, puesto que el ser es la factoría del engaño, simplemente se expresa así.😄
¿Es coherente esta propuesta? Gracias y saludos!😊👍
Hola. Pues puede ser absolutamente coherente. Muy buena reflexión. Gracias! Saludos!