Presentación en CRUCE del libro LA POLÍTICA QUE VIENE de Timothy Appleton.

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  • Опубліковано 27 чер 2022
  • Jorge Alemán, Javier Fonseca, Rosa Jiménez, Simón Royo y el autor presentan en CRUCE el libro LA POLÍTICA QUE VIENE. HACIA UN POPULISMO DE LAS SINGULARIDADES. En este libro, Timothy Appleton señala que, mientras que el populismo tradicionalmente se ha considerado sinónimo de hegemonía (la idea de que algunas demandas sociales se vean subordinadas a otras), en realidad, se trata de dos lógicas distintas e incompatibles. Partiendo de esta premisa, reinterpreta varios elementos del debate sobre el populismo. ESTE VIDEO HA SIDO DE NUEVO SUBIDO AL CANAL, POR DEFECTOS DE FORMA, HABIENDO TENIDO EN SU PRIMERA VERSIÓN 103 VISITAS EN DOS DÍAS.

КОМЕНТАРІ • 1

  • @eduardocoli9992
    @eduardocoli9992 Рік тому

    El goce es un enlace dinámico constituyente, fluctuante, una alternancia constaté, continua, entre lo externo y lo interno, entre el ser y el no ser, entre la existencia y la no existencia entre la vida y la muerte, entre lo que existe y no existe, entre lo real y lo no real, o entre lo real y el vacío, entre la totalidad y la nada.

    Es un ir y venir constante entre uno y otro, sostenido como práctica, o practicado como tal, por toda forma de singularidad. Una acción constante en que constantemente se replantea, se reorganiza, se re-origina, se replantea el antagonismo mismo, de la contradicción constituyente del todo.
    De la que el todo, paradójica y contradictoriamente depende, está deviniendo, emergiendo como novedad, una novedad constante, por medio y a través del antagonismo, la contradicción instituyente.
    El deseo, el goce, como salto motor dinámico, entre lo externo y lo interno, es una acción constituyente, vital como práctica contradictoria fluctuante, del todo, del todo y la nada o el todo y el vacío absoluto.
    Es una demanda subjetiva, con la que se intuye caracteriza la acción el trabajo de todo sujeto, el antagonismo la contradicción de toda forma de realidad, de toda forma de acción y participación de la acción subjetiva en cuanto a la constitución de lo real, una relación, una interacción, una práctica, entre el ir y venir, constituyente, entre el ser y el no ser, que no se puede anular ni suprimir. La acción antagónica contradictoria del todo, en el que todo constantemente se está replanteando así mismo, que no puede faltar, ni se puede sustraer, ni fallar, en ninguna circunstancia constituyente de lo real, ni de ninguna realidad.

    Qué pasa con este fenómeno en nosotros, en que aparentemente esto se rompe, se altera, se interrumpe, se transforma convierte como acción práctica en otra cosa, es que aparece y se interpone el recurso aleatorio e imprevisible, entre lo real y lo real, del símbolo, de lo simbólico, esto corta, desvía, impide, interrumpe, como un espejo, el flujo, el tránsito, el ir y venir, entre el ser y el no ser, desvía, capitaliza para sí, el en sí, de la acción la fluctuación, la alternancia de la práctica antagónica y contradictoria.
    Esta acción este trabajo constituyente que es robado capturado capitalización por lo simbólico, inaugura a toda, o cualquier forma de civilización, en su devenir y acontecer, a partir del robo y la capitalización de la acción antagónica de la contradicción.
    El flujo de ir y el venir, como acción y trabajo, se interrumpe, se ve desviado, de su fin, de su destino, por la interposición mental del signo, que a modo de un espejo que captura la luz para sí, desvía captura la acción y el trabajo fluctuante permeable entre lo interno y lo externo, de la luz en sí misma como acción constante entre el ser y el no ser, y la pone como goce como acción y trabajo alineado, robado, a trabajar y servir como goce para el signo, lo simbólico.
    Lo simbólico como todo artefacto tecnológico o dispositivo técnico, sin vida, sin muerte, captura y capitaliza para sí, el goce, hace mutar lo real, la realidad y la realización de lo real viviente se ve afectada trastocada trastornada. Al interponerse un interceptor del goce que captura el goce la acción y el trabajo de lo real.

    Al parecer cortando, impidiendo, la no realización total del goce, plus de valor y de goce, que no se realiza en su fin, que nunca es total, no es del todo, ya que el goce no se puede satisfacer auto realizar totalmente, plenamente a sí mismo, en y por medio como a través del objeto sin vida sin muerte de la lengua.
    Ya que el goce no es total, no puede ser total, en lo que de ello hace una relación y la interacción infructuosa, no total, no del todo satisfactoria ni plena, por el recurso el medio la interposición de lo simbólico.
    Lo simbólico como la lengua, la palabra, capitaliza para sí, la acción, el trabajo, el flujo la transferencia, la fluctuación constante, entre el ser y el no ser, se apropia para sí, del motor antagónico, de la contracción, o de mucha gran parte de ello, esto es tremendo, este fenómeno es extraordinario.
    Que un objeto simbólico, una construcción simbólica, sin vida sin muerte, se apropia para sí del antagonismo de la acción y el trabajo de toda subjetividad, de la contracción y el antagonismo de la acción y el trabajo del goce, de la acción y el trabajo del goce como constituye del todo, es tremendo.

    Que lo simbólico capture capitalice en sí y para sí, para su forma y objeto sin vida sin muerte, para sí, el en sí del sí de lo real, de todo goce, que no le pertenece, ni le es inherente, que se apropie del goce de todo lo viviente, y que capitalice en sí, el goce de la acción y del trabajo contradictorio del antagonismo instituyente de lo viviente, es realmente es tremendo.
    Comparto con Jorge Alemán, que la muerte no es total, que el robo no es total, que el crimen no es perfecto, porque sería de serlo, un suicido cumbre inmediato.