Ustad Akbar

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  • Опубліковано 7 чер 2023
  • Homenaje a un gran maestro: Ustad Akbar Khamiso Khan

КОМЕНТАРІ • 5

  • @ernestomendozatheremin
    @ernestomendozatheremin 10 місяців тому

    Que maravilla!!!

  • @henkvanglabbeek363
    @henkvanglabbeek363 Рік тому +1

    Very beautiful. Thank you

    • @yusufisacuevas
      @yusufisacuevas  Рік тому

      Thank you. I love your music and your recent concert.

    • @henkvanglabbeek363
      @henkvanglabbeek363 Рік тому +1

      @@yusufisacuevas Thank you dear Yusuf. When I see your. social media it is as if I found a like minded spirit on this planet. Passionate about the resonances of the instruments of this world. Thank you for sharing al this beauty with the world.

  • @yusufisacuevas
    @yusufisacuevas  Рік тому +1

    Homenaje a un gran maestro: Ustad Akbar Khamiso Khan
    Hace algunos meses, mi amigo José Pablo Jiménez Henriquez, compartió un anuncio donde se ofrecía la venta de unas alghozas, flautas dobles de Pakistán, instrumento que había buscado pero no había encontrado en venta. Desde luego, el anuncio llamó mi atención y me puse en contacto directo con el vendedor, Akbar Khan, que de inmediato me ofreció dos pares a un precio que me pareció razonable. Además, me ofreció lecciones vía videos por WhatsApp. Busqué en You Tube y me encontré con que Akbar Khamiso Khan era toda una celebridad en Pakistán, sobre todo en la región de Sindh, provincia que colinda con los estados indios de Gujarat y Rajasthan, hijo del célebre Khamiso Khan, apodado “El Rey de la Alghoza”. Por sus videos y por su perfil de Facebook, me di cuenta que Akbar había viajado por muchos países del mundo con su arte, especialmente a países musulmanes. Entusiasmado por obtener instrumentos escogidos precisamente por uno de los mejores ejecutantes del mundo, convine con él el envío de esos dos pares. Me explicó que debía viajar, pero que al regreso lo haría.
    Días después me envió un inquietante mensaje: por razones médicas, no podría tocar más la alghoza. Siendo este instrumento su principal medio de subsistencia, para poder ayudarse con los gastos en medicinas, me ofreció los instrumentos que él mismo utilizaba en sus conciertos. Se trataba de seis pares más, que junto con los dos que originalmente le había comprado, sumaban ocho pares, o sea, dieciséis flautas de madera. Noté su preocupación por cuestiones económicas cuando fue bajando el precio para convencerme de que se los comprara. Me imaginé la posición en la que estaba: un músico famoso por tocar ese instrumento, que de pronto se ve despojado de su medio de subsistencia. Como yo recién había tenido buenos ingresos por la temporada navideña, acepté la oferta y le envié la diferencia. Me dijo que era mejor esperar a que pasaran las fiestas de fin de año. El vivía en Karachi, la capital de la provincia de Sindh, pero pronto se mudaría a Islamabad, para sobrellevar su enfermedad con su familia. Al fin, uno o dos días antes de partir a su nuevo hogar, hizo el envío de las flautas. Pero pasaron días y no llegaba nada. Usualmente, los servicios de paquetería envían un mensaje de SMS o un correo electrónico avisando que un paquete va en camino. Pero por más que revisaba mi celular y mi correo, no había ninguna noticia. Lo que es peor: no podía comunicarme ni por whats, ni por messenger. Sus redes estaban inactivas. Ya había yo tenido la mala experiencia de ser estafado por un sinvergüenza de Zimbawe que me ofreció una mbira tradicional, el cual apenas recibió el dinero, desapareció sin dejar huella. Pero no me parecía que un artista del prestigio de Akbar Khamiso Khan fuera a realizar una vulgar estafa. Por su lenguaje, me había dado cuenta que era musulmán observante, así que la idea del fraude no cuadraba.
    Por fin, días después, recibí un mensaje de Salman Khan, su hijo. Me explicó que su padre estaba hospitalizado. No me pareció prudente preguntar acerca del envío, ya que la familia pasaba por ese difícil trance. Apenas se sintió mejor, el señor Akbar me llamó para explicarme lo que había ocurrido. Debo admitir que me costaba mucho entender el inglés con fuerte acento pakistano. Sin embargo, logré comprender la razón del retraso: ocurre que en Pakistán, para poder exportar cualquier objeto de madera, se debe pagar una inspección y una fumigación especial, para evitar la propagación de plagas que ataquen los bosques y selvas. El paquete no tenía dicha certificación, por lo que fue regresado… pero a Karachi, su antigua ciudad. Así que el señor Khan estaba hospitalizado en Islamabad y las flautas estaban en Karachi. Me dijo que en cuanto pudiera, iría a recuperar el paquete. Sorprendentemente, apenas salió del hospital tomó un autobús a Karachi e hizo un viaje de más de 12 horas de ida y otras tantas de vuelta para recuperar las alghozas y mandármelas. Afortunadamente, el recorrido de Pakistán a México no duró tanto y pronto tuve aquí un tubo de PVC conteniendo las esperadas flautas.
    De inmediato traté de hacerlas sonar. Estas flautas se tocan con una técnica especial que permite soplar una corriente de aire sin interrupciones, para que el sonido no se corte. Yo ya había aprendido esta técnica, llamada “respiración circular”, consistente en almacenar aire en la boca y enviarlo en el momento en que se inspira, y la usaba con diversos instrumentos de aliento con bastante eficiencia. Pero la alghoza, al ser una flauta de pico, no hace resistencia al aire, por lo que es difícil almacenarlo, así que me tomó varias semanas “desaprender” lo que ya sabía de la respiración circular y aprender a hacerla con cortas inspiraciones, usando la boca como una especie de bomba. Como el pago por las flautas incluía lecciones en video, fui guiado por el señor Akbar, a quien a partir de entonces llamé “Ustad” (maestro), el trato respetuoso que en la tradición pakistaní e india da un alumno hacia su maestro.
    Yo no entendía la naturaleza de su enfermedad, puesto que en los videos se veía bien. Al fin, un día Ustad me lo dijo: tenía cáncer en el cerebro y estaba avanzando. Esa era la razón por la que ya no podría tocar más el instrumento que tanto amaba y que era el legado que su padre le había dejado, una riqueza cultural, no solo para él y su familia, sino para todos los sindh y todos los paquistanos. Como en varias ocasiones le envié dinero como ayuda, en agradecimiento decidió mandarme otros pares de flautas, ahora con la ornamentación tradicional. Yo sólo debía pagar el costo del envío. Debo decir que si bien no es difícil enviar dinero a Pakistán por medio de Western Union, sí es necesario llevar copias de la identificación oficial y de un comprobante de domicilio. Este requisito se pide porque Pakistán está considerado como un “país terrorista”, una de las muchas medidas impuestas por Estados Unidos al gobierno de México.
    Y aquí estoy, por fin he logrado mantener un flujo de aire regular, para que la alghoza suene como debe ser. Aun me falta mucho por aprender, pero hace pocos días Ustad me informó que a fines de esta semana será sometido a una difícil cirugía para extirparle el tumor del cerebro. Ustad sabe que es muy probable que muera o que pierda sus facultades, por lo que apenas ayer me dijo que me enviaría el resto de sus flautas para que yo conserve su legado, una responsabilidad muy grande, tomando en cuenta de que yo no nací sindh ni pakistano. Sin embargo, es un honor que no me atrevo a declinar. Por eso hice este video, con la colaboración amable de Claudia Llanos, como un homenaje a Ustad Akbar Khamiso Khan, mi maestro, deseándole lo mejor en su operación y para prometerle que yo cuidaré de sus amados instrumentos con la veneración y el cariño que se merecen. Allah proteja y cuide al gran Akbar Khamiso Khan.