Oblivion Theremin

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  • Опубліковано 23 бер 2024
  • Hasta hace unas semanas, veía venir mi cumpleaños 63 como quien mira el avance inexorable de un tren que terminará por arrollarnos. Y es que haber llegado al “sexto piso” y luego avanzar dentro del mismo puede llegar a ser una experiencia…digamos, perturbadora. Comienzo a tener preocupaciones de salud, hay actividades físicas que ya no puedo hacer (bueno, tampoco las hacía antes, a decir verdad) y veo que la “fecha de caducidad” ya es una realidad palpable que se aproxima.
    Sin embargo, hace unos días platicaba con un amigo que es algunos años mayor que yo, y me decía que tiene colegas de su misma edad que dicen que ya no quieren aprender ni hacer nada, “porque eso es para los jóvenes”. Y él simplemente se niega a eso y me hizo un recuento de lo que ahora SÍ puede hacer, gracias a los años de práctica y experiencia. Y entonces caí en la cuenta que tiene razón: no hay que ver lo que ya no puedo hacer, sino lo que ahora, a esta edad y con los conocimientos adquiridos a lo largo de los años, puedo hacer mejor que nunca. Es cierto que hace unos días, que tuve que correr como desaforado para alcanzar un autobús que me llevaría de regreso a mi casa, a altas horas de la noche, sentí que ni todo el aire del planeta me resultaría suficiente y que mi corazón explotaría por la fuerza de sus latidos -y no precisamente de amor-, pero eso me ocurría desde los 20 o los 30.
    Pero hay cosas que puedo hacer ahora y que antes no y tengo logros que hace 20 o 30 años me hubieran parecido “sueños guajiros” que ahora son absolutamente reales. Me he dado cuenta que hay cosas que aprendo más pronto. Tal vez olvide con frecuencia dónde dejé mis lentes o el nombre de tal o cual autor, pero ahora mi memoria musical está mucho más desarrollada y recuerdo con nitidez melodías o pasajes que escucho solo una o dos veces. He podido aprender a tocar muchos instrumentos musicales, no al nivel de un virtuoso, pero he logrado hacerlos sonar decentemente. Y además, he encontrado los medios y los recursos para conseguir instrumentos que hace unos años eran tan solo nombres en un libro especializado. Mi paciencia ha mejorado, vivo más tranquilo y no es fácil que me disguste. Se escuchar con paciencia a quien lo necesita y he aprendido a callar cuando eso es lo más prudente. Tal vez necesito tomar más antiácidos, pero ahora aprecio mejor nuevos sabores y aromas. Tal vez ya no busco con tanto interés la compañía, porque he aprendido a estar conmigo mismo. Y sin embargo, no pierdo la esperanza…
    Para este cumpleaños 63 quise hacer el arreglo de una canción de Astor Piazzola que me gusta mucho: “Oblivion”, palabra que significa “olvido”, pero también “inconciencia”, “desprecio” o “no existencia”, conceptos todos que son exactamente lo contrario de lo que busco y obtengo ahora: recuerdos, apreciación, existencia, vida… Para el video elegí incluir fotografías que yo mismo tomé en mi época de fotógrafo y que, de algún modo, reflejan olvido, abandono, pasado, pero también fuerza, vitalidad…En fin, no tienen ningún orden ni cuentan ninguna historia ¿o sí?

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