PERRÓN MUÑEKO - Presas y Sombras

Acecha el bosque con pasos silentes,
el cazador es rey entre dientes.
Trampas ocultas, su red de dolor,
un juez sin juicio, un dios sin temor.
La tierra tiembla bajo su carga,
la sangre es su arte, su cruel marca.
Pero el viento susurra, el bosque conspira,
en las sombras espera la venganza dormida.
El cazador se vuelve la presa,
sus cadenas lo atan, su ego lo pesa.
Grita al vacío, pero nadie contesta,
la trampa se cierra... ¡la justicia es esta!
El acero brilla bajo la luna,
su hambre de muerte lo guía en la bruma.
Pero no ve lo que él mismo forjó,
la sombra del lobo su destino selló.
Un paso en falso, un chasquido mortal,
el metal muerde carne, un grito infernal.
Sus manos tiemblan, su mente arde,
el cazador ahora es parte del paisaje.
El cazador se vuelve la presa,
sus cadenas lo atan, su ego lo pesa.
Grita al vacío, pero nadie contesta,
la trampa se cierra... ¡la justicia es esta!
El bosque se ríe, sus ramas se alzan,
la naturaleza se cobra la balanza.
Las raíces lo atrapan, los cuervos lo ven,
es el final del ciclo, el destino también.
(Lleno de notas rápidas y desgarradoras, como el caos que se desata en su interior)
Los cazadores caen, los dioses se quiebran,
la arrogancia se paga, la tierra recuerda.
No eres dueño, no eres inmortal,
el bosque castiga con su juicio final.
El cazador se vuelve la presa,
un grito perdido en la maleza espesa.
El círculo cierra, la vida regresa,
la trampa lo abraza... ¡y nunca lo suelta!