Dibujando la Esclerosis Múltiple: Ejercicio y EM

En el pasado, se desaconsejaba el ejercicio físico en pacientes con esclerosis múltiple debido al temor de que el aumento de la temperatura corporal y el gasto energético adicional empeoraran los síntomas y aumentaran la fatiga. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que el ejercicio regular ofrece numerosos beneficios tanto físicos como psicológicos, ayudando a tratar síntomas como la espasticidad, la inestabilidad y la fatiga, además de tener un efecto preventivo contra problemas futuros relacionados con la inactividad. También mejora la oxigenación del sistema nervioso central y aumenta los niveles de neurotransmisores, favoreciendo la plasticidad neuronal.
Es fundamental que cada paciente encuentre la actividad física que mejor se adapte a sus preferencias y circunstancias, evitando el sobrecalentamiento y buscando realizar el ejercicio en entornos seguros. Actividades como la natación, el yoga, el pilates y el tai chi son especialmente útiles, así como ejercicios con carga para prevenir la osteoporosis. Además, actividades cotidianas como pasear al perro o hacer jardinería también aportan beneficios. El ejercicio no solo mejora la condición física, sino que también alivia el estrés, mejora la sensación de fatiga y el estado de ánimo, y contribuye a una mejor autoestima y vida social activa, desarrollando la resiliencia necesaria para enfrentar los desafíos de la esclerosis múltiple.
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