Nunca antes hubo en el mundo más formas/artefactos para comunicarnos y, por absurdo que parezca, en la misma medida que esos medios se multiplican, la soledad humana crece de manera exponencial, y el diálogo muere para convertirse en monólogos que abarcan y expanden su propia demencia. Si algo ha demostrado el mundo virtual es que la estupidez no es relativa y que en medio del bullicio la soledad es más estridente.
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Nunca antes hubo en el mundo más formas/artefactos para comunicarnos y, por absurdo que parezca, en la misma medida que esos medios se multiplican, la soledad humana crece de manera exponencial, y el diálogo muere para convertirse en monólogos que abarcan y expanden su propia demencia. Si algo ha demostrado el mundo virtual es que la estupidez no es relativa y que en medio del bullicio la soledad es más estridente.