Bellísimos versos, excelente interpretación de Francisco Rabal. Está obra se hizo para TVE en 1966 y la adaptó y dirigió el gran Gustavo Pérez Puig. Han pasado la friolera de 56 años y no se ha hecho otra de la que quede memoria audiovisual que, ni de lejos, se le aproxime. Sin apenas medios escénicos, sólo con una escenografía muy rudimentaria y algunas melodías para ambientar el momento. Actores y actrices dominando el verso con fluidez e intención, tanto principales como secundarios. Actores y actrices con escuela, con muchas tablas pisadas y dominadas. Muchos de ellos y ellas primeros actores y actrices de nuestro teatro de los años 40 o 50: Maruchi Fresno, José María Escuer, Julio Goróstegui, Tota Alba..., y los más jóvenes como Juanjo Menéndez, Ana María Vidal, Fernando Guillén o la propia Concha Velasco. Aportando al texto su mejor hacer y sin querer brillar por encima del propio personaje. Contrariamente a la idea que se ha difundido, una obra de ambicioso objetivo que, aunque tiene sus defectos y sus ripios, no empañan el tema en que se centra: el libertino y asesino ante la muerte y el porvenir de su alma. No es cualquier cosa... No está mal que la veamos una vez al año, como hacían los antiguos griegos cuando asistían tragedias que ya habían contemplado muchas veces, y revisaban así su propio mundo interior, a través de las pruebas a las que el destino sometía a los protagonistas. Hay otra celebración, foránea, que se nos ha impuesto a los españoles, muchos de los cuales sentimos como un postizo a nuestra cultura, y que palidece ante la grandeza del texto de Zorrilla, este sí tradición nuestra y tradición de nuestro teatro español para ser representada en las últimas horas del 1 de noviembre hacia la madrugada del día 2, festividad de los Difuntos. La tradición de la representación en los teatros se inició casi desde el estreno, hacia mediados del siglo XIX. Sólo la incultura que ha ido arraigando en España desde hace casi medio siglo y una deficiente y equivocada formación en el profesorado la han relegado al lugar más sombrío y olvidado. Pero, disfrutémosla aquellos que sí la conocemos y transmitamos su valor a las nuevas generaciones.
Bellísimos versos, excelente interpretación de Francisco Rabal. Está obra se hizo para TVE en 1966 y la adaptó y dirigió el gran Gustavo Pérez Puig. Han pasado la friolera de 56 años y no se ha hecho otra de la que quede memoria audiovisual que, ni de lejos, se le aproxime. Sin apenas medios escénicos, sólo con una escenografía muy rudimentaria y algunas melodías para ambientar el momento. Actores y actrices dominando el verso con fluidez e intención, tanto principales como secundarios. Actores y actrices con escuela, con muchas tablas pisadas y dominadas. Muchos de ellos y ellas primeros actores y actrices de nuestro teatro de los años 40 o 50: Maruchi Fresno, José María Escuer, Julio Goróstegui, Tota Alba..., y los más jóvenes como Juanjo Menéndez, Ana María Vidal, Fernando Guillén o la propia Concha Velasco. Aportando al texto su mejor hacer y sin querer brillar por encima del propio personaje.
Contrariamente a la idea que se ha difundido, una obra de ambicioso objetivo que, aunque tiene sus defectos y sus ripios, no empañan el tema en que se centra: el libertino y asesino ante la muerte y el porvenir de su alma. No es cualquier cosa...
No está mal que la veamos una vez al año, como hacían los antiguos griegos cuando asistían tragedias que ya habían contemplado muchas veces, y revisaban así su propio mundo interior, a través de las pruebas a las que el destino sometía a los protagonistas.
Hay otra celebración, foránea, que se nos ha impuesto a los españoles, muchos de los cuales sentimos como un postizo a nuestra cultura, y que palidece ante la grandeza del texto de Zorrilla, este sí tradición nuestra y tradición de nuestro teatro español para ser representada en las últimas horas del 1 de noviembre hacia la madrugada del día 2, festividad de los Difuntos. La tradición de la representación en los teatros se inició casi desde el estreno, hacia mediados del siglo XIX. Sólo la incultura que ha ido arraigando en España desde hace casi medio siglo y una deficiente y equivocada formación en el profesorado la han relegado al lugar más sombrío y olvidado. Pero, disfrutémosla aquellos que sí la conocemos y transmitamos su valor a las nuevas generaciones.
Gracias por esta gran obra genial
Espectacular la actuación del Tenorio!!!!!
Excelente, abrazos . Te agradezco por compartir este gran extracto .
Magnífico.
Like si respiras
La voz de doña Inés, es de Concha Velasco??
Asi es
Sí, es la voz de Concha Velasco
Estem