Nada es lo que parece

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  • Опубліковано 3 жов 2024
  • Nada es lo que parece. Esta premisa puede aplicarse a las recientes acusaciones formuladas en contra del hijo de la vicepresidenta Verónica Abad, solo unos días antes de que Daniel Noboa y su nuevo binomio, María José Pinto, inscribieran su candidatura para las elecciones del 2025.
    Como sabemos, el hijo de la actual vicepresidenta es investigado dentro del llamado caso Nené. En su momento, Sebastián Barreriro fue arrestado y enviado en pocos días a la penitenciaría del Litoral, como medida de presión para que Verónica Abad, su madre, renunciara al cargo de vicepresidenta. Ahora circulan un par de hojas de papel bond impresas y con resaltados en amarillo en los que, según se dice, está la evidencia de que Sebastián Barreiro habría escondido USD 8 millones de dólares en cuentas abiertas Belize (un paraíso fiscal). Esas hojas son “evidencia suficiente” para la Fiscal General del Ecuador como para acusar a Barreiro de lavado de activos. No hay ruta del dinero, tampoco testimonios, información bancaria u otras evidencias: solo dos hojas de papel bond con datos resaltados en amarillo.
    Sin dar por sentada la inocencia de Barreiro el hecho es que su proceso tiene más de cálculo político que de investigación seria. Se procede en su contra en función del cronograma electoral y de las presiones contra la vicepresidenta, que enfrenta un insólito y absurdo sumario administrativo motivado por la ministra del trabajo.
    Las posturas políticas e ideológicas de Abad están en las antípodas de las mías. No estoy ni estaré de acuerdo con sus visiones del mundo y de la sociedad. Pero lo que se hace en su contra merece todo el rechazo, pues se trata de una grosera manipulación de las leyes y de una vergonzoza forma de administrar la justicia que dejará, de nuevo, un pésimo precedente.
    Las invenstigaciones en relación con Sebastián Barreiro tienen que ser y parecer eso: indagaciones expeditas despolitizadas. No pueden sustentarse en un par de papeles que saltan a la opinión pública en medio de la coyuntura electoral y como nueva cortina de humo para tapar el pésimo manejo de la crisis energética, el fiasco de la contratación de la barcaza turca que pasó de generar 100 a 11 megavatios y la falta de reacción frente a los incendios forestales en Quito, Cotopaxi y Vilcabamba.

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