LOS SACRIFICIOS DEL SANTUARIO

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  • Опубліковано 2 лип 2024
  • Los rituales del Santuario terrenal fueron ordenados por Dios como símbolos que prefiguraban el ministerio de Cristo (hebreos. 4:1, 2); es decir, tanto su ministerio terrenal como su ministerio celestial.
    cada animal que se sacrificaba era un símbolo de Jesús como el verdadero Cordero de Dios (Juan 1:29; 1 Ped. 1:18-21), y cada sacerdote representaba a Jesús en su función sacerdotal en el Santuario celestial (Heb. 8:1, 2; 9:11, 24).
    Las ceremonias estipuladas eran diversas, pero es posible resumirlas en tres grandes rituales: (1) los sacrificios diarios; (2) los sacrificios individuales; y (3) el Día de la Expiación.
    1. Los sacrificios diarios
    Los sacerdotes debían ofrecer en el altar de sacrificios un cordero por la mañana y otro por la tarde (Éxo. 29:38-42; Núm. 28:4). A esas horas, cuando estaban lejos de su tierra, los judíos oraban mirando hacia el Santuario (Dan. 6:10). Por medio de estos sacrificios, Dios quería enseñar la disponibilidad de la gracia en favor del pecador. Cada vez que un israelita cometía un pecado, podía recordar que en el Santuario había un sacrificio en la mañana y en la tarde que le recordaba que Dios lo amaba y lo invitaba a ponerse a cuentas con él (Isa. 1:18; Eze. 18:21-23, 32).
    2. Los sacrificios individuales
    Existían diferentes clases de sacrificios, pero solo mencionaremos los sacrificios diarios por el pecado.
    En Levítico 4, hay instrucciones para el perdón de pecados de cuatro grupos de transgresores:
    I. un sacerdote (vers. 3-12);
    II. la congregación (vers. 13-21);
    III. un jefe de tribu (vers. 22-26);
    IV. una persona común (vers. 27-31).
    En los cuatro casos, el ritual es bastante semejante, con la diferencia de que, en el caso de los sacerdotes o de la congregación, después del sacrificio del animal presentado (becerro, macho cabrío, cabra), el sacerdote oficiante llevaba la sangre del sacrificio al Lugar Santo y la salpicaba siete veces delante de la cortina que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo (vers. 5, 6). En los dos últimos grupos, el sacerdote oficiante no entraba en el Santuario, sino que colocaba la sangre en el Altar del Sacrificio, que se encontraba en el patio.
    3. El Día de la Expiación
    En el ritual diario por los pecados, la imposición de manos sobre la cabeza del animal había transferido simbólicamente el pecado sobre la víctima inocente. Luego, cuando el sacerdote aplicaba la sangre en el Santuario, el pecador era perdonado, pero el Santuario era contaminado por esta sangre, que transfería los pecados perdonados al Santuario (Jer. 17:1).
    Por esta razón, Dios ordenó que una vez al año, en el Día de la Expiación (Lev. 16), se eliminara el registro de esos pecados perdonados, para hacer así purificación del Santuario (16:16). De esta manera se representaba el inicio del Juicio celestial, la eliminación definitiva del pecado y la restauración definitiva de la armonía universal (Efe. 1:10).

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