Para mí uno de los mejores cuentos de Julio Cortázar... Poder de síntesis único, en tan sólo 2 páginas, un cuento que contiene tantas imágenes. Intensidad.
Es impresionante como cortázar va dejando las obiedades de lado y siembra las simientes de lo que ocurrirá dejando en cada uno de nosotros la posi ilidad de completar la historia. Grande Julio, te echamos de menos. Gracias por publicarlo, excelente contenido en este canal.
Hola te invito A conocer este proyecto que es mi canal de poesía Si te gusta Te invito a suscríbirte y compartir ua-cam.com/video/_gI1wuSbho0/v-deo.html
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Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer. Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
Esta historia es de un hombre que esta leyendo una novela, inesperadamente lo de la novela coincide con la realidad y cuando va a leer el final ocurre que el hombre que lee muere
leíste "la noche boca arriba"?, tal vez no tenga algo muy delimitado en sus cuentos, no tiene uno en el que el tema sea el viaje en el tiempo, pero la literatura de Julio se llama "de pasaje", tiene éste ir y venir constante, cuentos como el que te mencioné antes, o "el río", u "axolotl". Lo amo tanto que no puedo reprocharle nada!
Lo tuve que leer para el colegio. Yo tampoco lo entendía hasta que mi profesora lo explicó: Un hombre está sentado en el sillón de terciopelo verde, leyendo un libro, en el cual 2 personajes, amantes, deciden asesinar al marido de la mujer protagonista para poder ser libres y no tener que seguir amándose furtivamente, a escondidas. De esta manera, la mujer se va por un camino y el amante por otro, a asesinar al marido de su amada. Así, atraviesa una alameda hasta llegar a un parque de Robles. Y ahí es cuando la historia que está siendo leída, se convierte en realidad. El personaje toma vida propia y ahora a quien va a matar es al hombre que está leyendo el libro. El final queda a manos del lector. Espero que mi comentario te haya ayudado 😉😝
Es el goce o disfrute de la literatura, el cuento termina a mitad de la página, lo demás, lo inventamos nosotros como lectores, esa atmósfera que envuelve la literatura, la metafísica de la obra que Cortázar nos envuelve, nos tiende una trampa y, nosotros, caemos "redonditos", es decir, somos parte de la historia, eso sólo lo consigue un autor de esta magnitud. Saludos!
Hace un año escuché una canción, que tenía como outro los últimos 40 segundos de esta lectura, nunca supe cómo se llama la obra, hasta que una maestra de literatura, hace 2 semestres nos introdujo al genero del drama y la novela de terror. Nos mostró esta obra. Sentía que ya la había escuchado (leído), pero realmente nunca entendí, fue hasta hace 3 meses que me dí cuenta de la canción, se la mostré y se sorprendió.
SORDIDA es sucia o miserable o indecente. DISYUNTIVA: es una situación en la que se debe elegir entre dos soluciones diferentes. El personaje que lee ensimismado porque los héroes de la novela que está leyendo están ante la disyuntiva de matar o no matar al personaje y que luego, resulta ser ¡ÉL MESMO! ¡AHIJUNA!
Como no te respondieron acá, hay un video mucho mas reciente sobre el mismo cuento que seguramente te puede responder, te dejo el link ua-cam.com/video/XSv1QFEOSec/v-deo.html
Posiblemente es el amante, que al haber "discutido de aparcerias", tenía calculado cómo hacerse de la finca y quedarse con la mujer o incluso, inculparla.
+valee sobrero Es un hermoso cuento de auto-referencia, donde el personaje que comienza a leer al inicio del cuento en su sillón de terciopelo verde, termina siendo asesinado por el amante de la novela que estaba leyendo, es decir, es como si el personaje del libro se saliera de la novela para asesinar al lector. Espero no haberte confundido mas.
Es de esa etapa de Cortázar... pliegues de tiempo en los que el narrador termina involucrado en la historia que cuenta!!!!!!!!!!!! Es maravilloso... Y me hizo adicto a la lectura desde que una profesora del secundario nos lo propuso para analizarlo!
lo he escuchado varias veces y la interpretación que más resuena en mi sentido es que todo el relato es solamente lineal. Aparentemente el lector de la novela termina siendo víctima de uno de sus protagonistas.... Pero en realidad, se trata de una trampa al lector (usted, yo, lectores de Continuidad de los Parques).... en hacer creer que el relato en alguna manera se diluye en la conciencia del lector de la novela para continuar con la narrativa de la segunda novela.... Y no, el señor en el sofá de terciopelo verde lee una novela de cuyo contenido en realidad no se dice nada..... todo lo que se cuenta en Continuidad de los Parques es en el escenario de este mismo señor que lee y que es asesinado al final. Alguien más lo ve asi? Que genialidad de miniatura literaria, por dios!
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer. Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi enseguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer. Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
Maravilloso cuento de una página sólamente. Impresionante lo que puede decir un gran autor con las palabras precisas
Impresionante escuchar la voz de Julio Cortázar cuando uno desea... Un lujo, un privilegio.
Para mí uno de los mejores cuentos de Julio Cortázar...
Poder de síntesis único, en tan sólo 2 páginas, un cuento que contiene tantas imágenes.
Intensidad.
Es magnífico!!!!!
A pesar de lo dificil que me resultó al principio, ahora lo tengo más claro y entiendo que se trata de un crimen programado.
😊
Es impresionante como cortázar va dejando las obiedades de lado y siembra las simientes de lo que ocurrirá dejando en cada uno de nosotros la posi ilidad de completar la historia. Grande Julio, te echamos de menos. Gracias por publicarlo, excelente contenido en este canal.
Metaficción , el lector va al relato o el relato viene al lector??? El patio de robles o la alameda que debe cruzar para llegar a la casa???
La verdadera prosa poética. Hermoso.
Amo este cuento, es genial como entrelaza las dos historias en una. :)
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Me encanta!!! Estudio literatura hispanoamericana y Cortázar es el autor que mas me gusta!!!
robersy figuereo yo estudio lo mismo 😁😁 dime que tal va la carrera?
@@yoselyngomez293 yo también lo estudio ahora mismo, que tal va sus carreras? como una historia aquí que se repite varias veces jajajaja
Mesa que más aplaudaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa☻♥
Muy pronto en Argentina. Lo respiro.
bellisimo, un placer gracias por subir estos videos
Muchas gracias por compartir!!!
Escriban aquí los que tuvieron que escuchar para hacer una tarea de santillana del proyecto saber pag 177👇
XDDD
Yo bro ahorita lo estoy haciendo
Y no se ni que responder
Lo pusieron en clase pero no se escuchaba bien😢
Ay no. 😭
Te amo Cortazar
Esa voz tan mágica...
que virgen
@@brandonsaavedra8736 bueee que te pasa bobo
@@mmatiiii4 bueee que te pasa bobo
@@brandonsaavedra8736 jsjs
.
Estoy de acuerdo contigo, me parece extraordinario
creo que este cuento es mi preferido. Una genialidad.
Sublime
Cogtazar, sho lo amo
Fijate esta versión, yo la amé ua-cam.com/video/XSv1QFEOSec/v-deo.html
a la primera no entendí pero a la segunda si...DOOOOU EL FINAL
Clave
Por favor deberías utilizar un vocabulario más apropiado.
@@AzzelLevin Sinceramente en el momento en el que escribí ese comentario estaba algo alterado,desde ya perdone y gracias por su colaboración.
@@AzzelLevin sos re pete kpo
Porque sería un cuento fantástico? ??
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Me sorprende que se encuentre cosas historias en la categoría de la literatura y escuchar al mismo autor de la novela, maravilloso
simplemente perfecto
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"La multiplicidad de realidades".. en las cuales > Julio creía enormemente.
extraordinante
De alguna manera me lo recuerda a La isla al mediodía.
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
Estás al pedo no?
te daria mil likes pero solo puedos dar uno..y lo doy asi..con toda la fuiria XD miles de gracias por este audio ♥
I love you
idem.
ARTE
Gracias maestro.
Sutil, preciso, Julio.
Me gusta pensar que acá hay un pequeño guiño a Edgar Allan Poe
El goce total de la literatura!
No puedo deteneggmee
Maravilloso
Esta historia es de un hombre que esta leyendo una novela, inesperadamente lo de la novela coincide con la realidad y cuando va a leer el final ocurre que el hombre que lee muere
te escucho este relato y siempre pienso , ¿por que no escribiste de viajes en el tiempo?
leíste "la noche boca arriba"?, tal vez no tenga algo muy delimitado en sus cuentos, no tiene uno en el que el tema sea el viaje en el tiempo, pero la literatura de Julio se llama "de pasaje", tiene éste ir y venir constante, cuentos como el que te mencioné antes, o "el río", u "axolotl". Lo amo tanto que no puedo reprocharle nada!
no lo logro entender ni leido ni escuchado lo e leido muchas veces y escuchado muchas mas y sigo sin entender quien me explica?
Lo tuve que leer para el colegio. Yo tampoco lo entendía hasta que mi profesora lo explicó:
Un hombre está sentado en el sillón de terciopelo verde, leyendo un libro, en el cual 2 personajes, amantes, deciden asesinar al marido de la mujer protagonista para poder ser libres y no tener que seguir amándose furtivamente, a escondidas.
De esta manera, la mujer se va por un camino y el amante por otro, a asesinar al marido de su amada.
Así, atraviesa una alameda hasta llegar a un parque de Robles. Y ahí es cuando la historia que está siendo leída, se convierte en realidad. El personaje toma vida propia y ahora a quien va a matar es al hombre que está leyendo el libro.
El final queda a manos del lector. Espero que mi comentario te haya ayudado 😉😝
+Giuli Lavigne Bieber sos un geniiiooo gracias
Es el goce o disfrute de la literatura, el cuento termina a mitad de la página, lo demás, lo inventamos nosotros como lectores, esa atmósfera que envuelve la literatura, la metafísica de la obra que Cortázar nos envuelve, nos tiende una trampa y, nosotros, caemos "redonditos", es decir, somos parte de la historia, eso sólo lo consigue un autor de esta magnitud.
Saludos!
@@GiuulyLoshaw Sé que tu comentario fué hace más de 4 años pero sos una geniaaaaaaa❤.
@@lautty_medizza04 medizza bldo soy Cristian lohaiza fua dónde te encontré ajaja
Alguien me dice quiénes serían los personajes? Es para un trabajo:)
Lpm Iara jajajajajjaa
No
Acá lo vas a entender más rápido jajaj
Espero te ayude ua-cam.com/video/XSv1QFEOSec/v-deo.html
@@carolinacorreia90 ya nos desaprobaron igual kakaja gracias
@@jazminlucena ufff que paja jajja
Hace un año escuché una canción, que tenía como outro los últimos 40 segundos de esta lectura, nunca supe cómo se llama la obra, hasta que una maestra de literatura, hace 2 semestres nos introdujo al genero del drama y la novela de terror.
Nos mostró esta obra. Sentía que ya la había escuchado (leído), pero realmente nunca entendí, fue hasta hace 3 meses que me dí cuenta de la canción, se la mostré y se sorprendió.
Like apesar de que esto lo vi por la tarea 🤣🤣🤣🤣😅
Grande julito
Ayuda ¿es posible llegar a una conclusión única sobre el protagonista?¿porque?
TE AMO JULIO
Cual seria el resumen de este cuento?
El resumen es este: léelo que tiene sólo dos páginas.
Que significa la expresión absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes?
SORDIDA es sucia o miserable o indecente. DISYUNTIVA: es una situación en la que se debe elegir entre dos soluciones diferentes.
El personaje que lee ensimismado porque los héroes de la novela que está leyendo están ante la disyuntiva de matar o no matar al personaje y que luego, resulta ser ¡ÉL MESMO! ¡AHIJUNA!
Alguien sabe que función cumple el mayordomo
Como no te respondieron acá, hay un video mucho mas reciente sobre el mismo cuento que seguramente te puede responder, te dejo el link ua-cam.com/video/XSv1QFEOSec/v-deo.html
Ni una puta mierda
Posiblemente es el amante, que al haber "discutido de aparcerias", tenía calculado cómo hacerse de la finca y quedarse con la mujer o incluso, inculparla.
no lo entiendo
me pueden decir de que se trata
+valee sobrero Es un hermoso cuento de auto-referencia, donde el personaje que comienza a leer al inicio del cuento en su sillón de terciopelo verde, termina siendo asesinado por el amante de la novela que estaba leyendo, es decir, es como si el personaje del libro se saliera de la novela para asesinar al lector. Espero no haberte confundido mas.
Es de esa etapa de Cortázar... pliegues de tiempo en los que el narrador termina involucrado en la historia que cuenta!!!!!!!!!!!! Es maravilloso... Y me hizo adicto a la lectura desde que una profesora del secundario nos lo propuso para analizarlo!
Hermosos es ver a river matando a boca en madrid
@@lucasalmeida1195 Jajajajajaja tiraba esa
@@antoniomontanoosuna1043no entendi😭
arte
lo he escuchado varias veces y la interpretación que más resuena en mi sentido es que todo el relato es solamente lineal. Aparentemente el lector de la novela termina siendo víctima de uno de sus protagonistas.... Pero en realidad, se trata de una trampa al lector (usted, yo, lectores de Continuidad de los Parques).... en hacer creer que el relato en alguna manera se diluye en la conciencia del lector de la novela para continuar con la narrativa de la segunda novela.... Y no, el señor en el sofá de terciopelo verde lee una novela de cuyo contenido en realidad no se dice nada..... todo lo que se cuenta en Continuidad de los Parques es en el escenario de este mismo señor que lee y que es asesinado al final. Alguien más lo ve asi? Que genialidad de miniatura literaria, por dios!
ERMOZOH UwU
wow!! linda voz y muy suspensa! pregunt:
por que crees que el mayordomo no trabajo ese dia?
Francisca Davila Hinojosa el era el amante
Buena voz (: .
Yo vine por la tarea
Entrevista Escritor ua-cam.com/video/S_avytq8BTw/v-deo.html
hola
Soy Bertha holaaaaaaaaaaaaaaaa
KHE
no c
holaaaaaaaaaaaaaaa
No entendí un culo lo que dijo este tal julio
ua-cam.com/video/NesTbwciLm4/v-deo.html
no lo vas a entender aunque te lo explique el propio cortazar
Jaja cierto
Man no entiendo
yo tampoco y me lo pusieron de tarea lol
Sus
xD que texto más raro :v
Si hoy apruebo me suscribo
aprobaste?
@@bauti me saque un 2, y se aprobaba con 4 xd
@@luchovillagra9555 no hermano una pena, acordate que un número no determina tu inteligencia :) buenas vibras
@@bauti igual rendi política hace unos días y pase a sexto año xd
@@bauti igual la forra decía que me faltaba profundización
loco la puta madre tengo una tarea y tengo que ver este vídeo del culo y me saltan 2 anuncios
Jajajajaja dataso ahre no ekisde
Yo nomás vi esto por mi tarea :v
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi enseguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte.
Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
Grande copia y pega