Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará. Padre Jesús. Junio 19 2024. Romualdo, Santo.

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  • Опубліковано 18 чер 2024
  • Romualdo, Santo.
    Abad.
    Martirologio Romano: San Romualdo, anacoreta y padre de los monjes Camaldulenses, que, habiendo nacido en Rávena, deseoso de la vida y disciplina eremítica, viajó por Italia durante varios años, durante los cuales fundó pequeños monasterios y promovió la vida evangélica entre los monjes, hasta que terminó su labor en el monasterio de Val di Castro, en el Piceno († 1027).
    Fecha de canonización: Fue canonizado por Benedicto IX en 1032.
    Etimologicamentte: Romualdo significa: glorioso en el mando. El que gobierna con buena fama. (Rom: buena fama Uald: gobernar).
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    EVANGELIO
    Del santo Evangelio según San Mateo 6, 1-6.16-18
    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuiden de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tienen recompensa de su Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad les digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando oren, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará”.
    Palabra del Señor.
    LECTIO DIVINA
    PARA MEDITAR
    Definitivamente Jesús nos reta a una experiencia de fe que exige una ruptura de mentalidad, una motivación que pide dar un salto significativo al obrar en beneficio propio o de los demás, porque ella implica actuar buscando que no sean vistas nuestras acciones piadosas a los ojos de los demás, sino solo a los ojos del Padre. La fe así expuesta, es una decisión que requiere la profundidad y la verdad de nuestra existencia, mediante nuestra resolución firme en favor del prójimo y de su bienestar, sin que ni él ni nadie lo sepa, sino solo el Padre.
    La mirada del Padre, su recompensa y el actuar en secreto nos exigen, además, practicar una forma de amar en la que arriesgamos la libertad, pero en la que comenzamos a ser verdaderamente libres de la manera más concreta. Todo esto nos exige, desde la justicia mayor, una presencia en el mundo que apunta siempre a ganar, en el sentido de perderse para ganarse, perdernos para ganar la recompensa del Padre, perdernos para encontrarnos en la presencia del Padre.
    PARA REFLEXIONAR
    ¿Qué acciones necesitamos realizar hoy en beneficio de los más desprotegidos sin necesidad de ser vistos por la sociedad, sino tan solo por la mirada misericordiosa de Dios Padre?
    ¿En qué medida estoy dispuesto a ser un servidor de todos en secreto, en lo escondido, por fe?
    ORACIÓN FINAL
    Padre, nos anima y sostiene saber que tú ves lo secreto que hacemos y que también nos recompensarás por pura generosidad. Danos tu Espíritu Santo para ser testigos ante el mundo de que seguir a Jesús es vivir la justicia mayor, actuar sirviendo y servir desapareciendo de las escenas públicas. Amén.
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    «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos»
    Rev. D. Antoni CAROL I Hostench
    (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)
    Hoy, Jesús nos invita a obrar para la gloria de Dios, con el fin de agradar al Padre, que para eso mismo hemos sido creados. Así lo afirma el Catecismo de la Iglesia: «Dios creó todo para el hombre, pero el hombre fue creado para servir y amar a Dios y para ofrecerle toda la creación». Éste es el sentido de nuestra vida y nuestro honor: agradar al Padre, complacer a Dios. Éste es el testimonio que Cristo nos dejó. Ojalá que el Padre celestial pueda dar de cada uno de nosotros el mismo testimonio que dio de su Hijo en el momento de su bautizo: «Éste es mi Hijo amado en quien me he complacido» (Mt 3,17).
    Por tanto, «cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial» (Mt 6,1). ¿Cómo podríamos agradar a Dios si lo que procuramos de entrada es que nos vean y quedar bien -lo primero de todo- delante de los hombres?
    Pero lo que sí importa -¡y mucho!- es que nosotros veamos a Dios tras nuestras actuaciones. Y, por tanto, debemos «examinar con mucho cuidado nuestra intención en todo lo que hacemos, y no buscar nuestros intereses, si queremos servir al Señor» (San Gregorio Magno).
    evangeli.net/evangelio/dia/20...

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