job clase # 7

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  • Опубліковано 30 вер 2024
  • Abundando en los mismos conceptos que los anteriores amigos, Sofar invita a Job a que reconozca humildemente su culpabilidad y se dirija suplicante al único que puede auxiliarle y rehabilitarle. La fuente de la prosperidad está en la amistad con Dios; para ello debe tener manos puras, limpias de toda mácula; sólo así puede levantarlas en oración buscando la protección divina. Sofar no tiene dudas sobre la supuesta culpabilidad de Job, ya que, de lo contrario, no se explican sus actuales acerbos sufrimientos. Por eso debe alejar de sus manos la maldad y no dar acogida en su tienda a la iniquidad; la expresión es bella y muy conforme al género de vida del semibeduino jeque edomita. Job había dicho que, aunque justo, no podía levantar la cabeza5. Sofar, al contrario, le declara que, una vez reconciliado con su Dios, podrá ir con la cabeza erguida, sintiéndose seguro (ν.15). Pero tiene que presentarse sin tacha moral, pues de lo contrario no es posible captar la benevolencia divina.
    Reconciliado con Dios, volvería al estado de prosperidad, y sus actuales penalidades no quedarían en él sino como un recuerdo lejano, como el rumor del agua que ha pasado ya (ν.16). La amistad con Dios produce indefectiblemente - segϊn la tesis tradicional - la prosperidad material: la salud y la abundancia de bienes. Las penas no volverán a la tienda de Job, como no vuelve el agua que pasó. La existencia de Job volverá a iluminarse radiante como el mediodía, viviendo confiado en la protección divina (ν.18). Y de nuevo volverá a recuperar su alta posición social, de tal forma que no pocos vendrían a adular su rostro en busca de beneficios como en los tiempos de su antigua prosperidad.
    La suerte de los malvados, al contrario, no puede prosperar, pues les falta la protección divina; la vida para ellos será breve - sus ojos se consumirán - y no podrán tener esperanza.

КОМЕНТАРІ • 1

  • @nolascoanalilia76
    @nolascoanalilia76 3 місяці тому

    Le pido a Dios que nos dé la gracia de ver su grandeza.
    Bendito sea señor, porque me enseñas a ser pequeño para entrar a tu reino y permanecer siempre unido a ti por toda la eternidad. Amén