Salinas en Álava - Valle Salado de Añana

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  • Опубліковано 5 жов 2024
  • 03-07-2017
    El Valle Salado de Añana (Álava) España. Es una salina de interior, que aprovecha cuatro manantiales de agua salada que brotan de los alrededores, confluyendo en este valle. En él se encuentran numerosas eras que se llenaban con estas aguas, dejándose secar al sol para obtener sal. La explotación está documentada desde el siglo IX y aunque en el siglo XXI ya no se usa con fines productivos, se está recuperando como elemento turístico. Estas aguas salen del valle formando el río Muera.
    La existencia de sal en Añana se explica por el fenómeno geológico denominado diapiro. En líneas generales, consiste en la ascensión hacia la superficie terrestre de materiales más antiguos debido a su menor densidad, del mismo modo que una burbuja de aire inmersa en aceite tiene un movimiento ascendente. El agua de lluvia caída sobre el diapiro atraviesa las capas de sal, aflorando de nuevo a la superficie en forma de salmuera.
    Por el valle brotan cuatro arroyos de salmuera, dos de los cuales fueron privados durante muchos años.
    Eras derruidas junto a Salinas de Añana.
    La explotación está documentada desde el año 822. Estas salinas junto con las Salinas de Poza de la Sal, se encuentran entre las más importantes del norte de la península ibérica.
    Hasta la revolución de los sistemas de enfriamiento mecánicos, la sal era un producto muy codiciado, hasta el punto de ser conocida como el "oro blanco" de la época preindustrial. Esto se debía a sus muchas utilidades (como la conservación de alimentos) y a su escasez, ya que hasta la explotación minera de los yacimientos subterráneos su producción estaba limitada a las salinas costeras y a las zonas de interior donde existían manantiales salinos. Se llegó a utilizar como forma de pago en época romana, siendo este el origen del término salario.
    Debido a diversas circunstancias, como pueden ser la introducción de mejoras en las salinas costeras o la revolución de los transportes con la instalación del ferrocarril, las salinas entraron en una fase de declive que culminó con su abandono a mediados del siglo XX. Esta situación llevo a que una buena parte de las eras se encuentren actualmente hundidas. Sin embargo, el creciente interés de la sociedad por su patrimonio motivó a las instituciones públicas a impulsar un Plan Director para la recuperación integral del conjunto. Fueron declaradas Monumento histórico.
    Para el máximo aprovechamiento del valle, las eras eran construidas con madera sobre vigas, para conseguir la mayor superficie llana posible, incluso más elevadas de lo inicialmente necesario, para utilizar sus bajos como pozos de muera o almacenes de sal. Para que estas plataformas de madera fuesen impermeables, se las cubría con arcilla aunque filtraban un poco. Sobre ésta se dejaba secar una capa de sal, para intentar separar la arcilla de la sal que se extraía y que de esta forma fuese lo más blanca posible, ya que la sal se utilizaba para consumo humano. En el siglo XVIII a la arcilla inicial se le añade greda, para impermeabilizar más. Al trabajar sobre la capa de sal dura que cubría la arcilla, esta se rompía y manchaba la sal. Para evitarlo en el siglo XIX se empezó a poner sobre la arcilla cantos rodados, que ayudaban a que la capa de sal dura no se rompiera, consiguiéndose así una sal de mayor calidad y más valorada. En el siglo XX para conseguir sal lo más limpia posible, se empezó a cubrir la eras con cemento. Esta capa no resistía bien los cambios de temperatura, agrietándose y llevando a tener que añadir más capas de cemento para poder seguir trabajando. Este peso extra hace que las vigas que soportan la era lleguen a ceder, llegando a hundirse si no son reparadas.
    La muera vertida sobre las eras se dejaba evaporando agua cerca de un día y se almacenaba todavía húmeda en los depósitos o terrazos situados junto a bajo las eras, introduciéndola por unas aberturas en superiores llamadas boqueras. Al terminar la temporada se extraía de estos la sal para su distribución en sacos, que eran llevados sobre el hombro hasta el pueblo y de allí en carros a otros lugares. Cada era llegaba a producir una tonelada de sal. La época de explotación dependía del buen tiempo, ya que es necesaria buena climatología se realizaba de mediados de primavera, verano y mediados de otoño.
    Habitualmente cada familia contaba con varias eras denominando a su conjunto granja.
    La peculiaridad de la flora de las salinas se basa en la existencia de una serie de especies ligadas a ambientes salinos (vegetación halófila). La fauna halófila del valle salado está compuesta en su totalidad por invertebrados. Entre ellos destaca un tipo de crustáceo que habita en los pozos de salmuera y que es denominado Artemia parthenogenetica.

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