Hasta donde la memoria cultural se remonta, desde los días de Homero tendían pleitesia a la alé'theia (verdad) que guarda el mismo parentesco sintáctico con su par y rival la lé' thé (olvido). De un mismo origen pugnan la verdad y el olvido, la experiencia o el desarrollo de una pérdida, la morfología que sustenta la nostalgia. Ese olvido como una experiencia de la ausencia, esa dolorosa nostalgia que tan pronto nos puede hundir en el desánimo sobre la pérdida del ser, pero simultáneamente la misma pérdida nos hace soñar con la filosofía, el deseo amoroso que sueña con recuperar lo perdido, ese amado deseado que nos ha dejado.
Gracias por Este e analisis. UN saludo grande desde Colombia
Hasta donde la memoria cultural se remonta, desde los días de Homero tendían pleitesia a la alé'theia (verdad) que guarda el mismo parentesco sintáctico con su par y rival la lé' thé (olvido). De un mismo origen pugnan la verdad y el olvido, la experiencia o el desarrollo de una pérdida, la morfología que sustenta la nostalgia. Ese olvido como una experiencia de la ausencia, esa dolorosa nostalgia que tan pronto nos puede hundir en el desánimo sobre la pérdida del ser, pero simultáneamente la misma pérdida nos hace soñar con la filosofía, el deseo amoroso que sueña con recuperar lo perdido, ese amado deseado que nos ha dejado.