LA DISCIPLINA DE LA PIEDAD - BUSCANDO EL ROSTRO DE JESUS - DEVOCIONAL DIARIO

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  • Опубліковано 23 жов 2024
  • LA DISCIPLINA DE LA PIEDAD
    BUSCANDO EL ROSTRO DE JESUS
    DEVOCIONAL DIARIO
    30 julio 2024
    “Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.”
    1 Timoteo 4:7-8
    La piedad es una disciplina, una práctica constante que forma el carácter del cristiano y lo conecta de manera íntima con Dios. No es un simple acto de devoción ocasional, sino un compromiso diario que requiere dedicación y esfuerzo. Al igual que el atleta se somete a un riguroso entrenamiento para alcanzar su meta, el cristiano debe cultivar su vida espiritual con diligencia y propósito.
    ¿QUÉ ES LA PIEDAD?
    La piedad se refiere a una vida caracterizada por una relación estrecha con Dios, sostenida por la fe, la lectura de la Biblia y la oración. Es el cuidado y la nutrición del alma. Esta relación se fortalece y profundiza mediante prácticas devocionales que requieren un esfuerzo constante, similar al entrenamiento físico de un deportista.
    LECTURA DE LA BIBLIA: La lectura de la Biblia es fundamental para desarrollar la piedad. La Palabra de Dios es viva y eficaz (Hebreos 4:12), y sirve como guía y alimento espiritual. “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:105). A través de la meditación en las Escrituras, conocemos más de Dios, su carácter y sus promesas, lo que nos ayuda a crecer en santidad y obediencia.
    ORACIÓN: La oración es la comunicación constante con Dios, que fortalece nuestra relación con Él. “Orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17). La oración nos permite presentar nuestras peticiones, agradecer por sus bendiciones y buscar su dirección. Es en la intimidad de la oración donde se cultiva una relación profunda y genuina con Dios, permitiéndonos experimentar su presencia y su poder transformador.
    EL EJERCICIO DE LA PIEDAD
    “Ejercítate para la piedad…” Esta exhortación de Pablo a Timoteo nos llama a ver la piedad como una disciplina que debe ser cultivada. No es algo que sucede de manera automática o sin esfuerzo. Así como un atleta entrena su cuerpo con sobriedad y dedicación, el cristiano debe entrenar su alma, desarrollando varias cualidades esenciales: energía espiritual, abnegación, sumisión a la voluntad divina y un claro sentido de su misión en la vida.

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