39-17 Los dones y el fruto

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  • Опубліковано 8 лют 2025
  • Los dones y el fruto
    1 Corintios 12:11: “Pero todas estas cosas las realiza el único y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él designa.”.
    Algunos creyentes confunden los dones del Espíritu con el fruto del Espíritu cuando, en realidad, no son lo mismo.
    Entre otras, podemos mencionar las siguientes diferencias que permiten distinguir los dones del fruto:
    ⦁ Los dones espirituales tienen que ver con lo que el cristiano hace (servicio o ministerio). El fruto del Espíritu tiene que ver con lo que el cristiano es.
    ⦁ El fruto del Espíritu es uno, con nueve manifestaciones “22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”, Gálatas 5:22-23. Los dones del Espíritu son diversos y difieren entre sí.
    ⦁ Todo creyente en Cristo debería mostrar todo el fruto del Espíritu; pero sólo puede mostrar el don, o dones, que posee (no todos los creyentes tienen todos los dones del Espíritu).
    ⦁ El Espíritu Santo reparte la variedad de dones como Él designa a cada creyente (1 Corintios 12:11). El fruto es algo que todo creyente recibe del Espíritu.
    ⦁ El don se descubre, el fruto se desarrolla por medio de la comunión y la rendición de la voluntad a Dios.
    ⦁ El fruto es para el aprovechamiento personal, el don es para el beneficio de los demás.
    ⦁ El fruto manifiesta el crecimiento y la madurez espiritual. El don no es para medir la estatura espiritual.
    ⦁ Los dones no son sinónimo de obediencia ni de espiritualidad, el fruto sí.
    ⦁ Jesucristo nos dice que conoceremos a las personas por sus frutos, no por sus dones (Mateo 7:20).
    Además de esas diferencias importante podemos mencionar que los dones se deben sujetar al fruto del Espíritu. Esto significa que no sirve de nada la manifestación de los dones sin la manifestación del fruto del Espíritu. En cambio, la evidencia del fruto espiritual no depende de la evidencia de los dones espirituales.
    Oremos:
    Te amamos Padre Celestial y te agradecemos que tu Espíritu Santo habita en nosotros y por ello podemos manifestar el fruto de su estancia en nosotros. Gracias porque, juntamente con Él, nos has obsequiado dones espirituales para realizar la obra que has determinado para cada uno de nosotros. Te lo agradecemos en Cristo Jesús, nuestro Señor.
    ¡Amén!

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