Pablo Neruda 7 mejores poemas

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  • Опубліковано 20 січ 2025

КОМЕНТАРІ • 8

  • @josevinuelagonzalez5300
    @josevinuelagonzalez5300 2 дні тому

    Siento las palabras de Pablo cuando ya todo es una rutina absurda, sin ella.

  • @josevinuelagonzalez5300
    @josevinuelagonzalez5300 2 дні тому

    La alegría se sienta a mi lado y yo ingrato no hago otra cosa que mirar allá lejos, en una perspectiva donde escapa la luz.

  • @josemanuel947
    @josemanuel947 2 роки тому +1

    Vaya, los mejores poemas de Neruda son todos de amor... que bonito! ... (échele cuando tenga tiempo un vistazo a residencia en la tierra... a ver si encuentra algo bueno allí también )

    • @tomasgalindo
      @tomasgalindo  2 роки тому +1

      Tienes razón, tienes razón... pero ya sabes que estas clasificaciones son un no atinar nunca.

  • @ErnestoR.
    @ErnestoR. 2 роки тому +2

    1. Tu risa
    Quítame el pan si quieres,
    quítame el aire, pero
    no me quites tu risa.

    No me quites la rosa,
    la lanza que desgranas,
    el agua que de pronto
    estalla en tu alegría,
    la repentina ola
    de planta que te nace.

    Mi lucha es dura y vuelvo
    con los ojos cansados
    a veces de haber visto
    que la tierra que no cambia,
    pero al entrar tu risa
    sube al cielo buscándome
    y abre para mí
    todas las puertas de la vida.

    Amor mío, en la hora
    más oscura desgrana
    tu risa, y si de pronto
    ves que mi sangre mancha
    las piedras de la calle,
    ríe, porque tu risa
    será para mis manos
    como una espada fresca.

    Junto al mar en otoño,
    tu risa debe alzar
    su cascada de espuma,
    y en primavera, amor,
    quiero tu risa como
    la flor que yo esperaba,
    la flor azul, la rosa
    de mi patria sonora.

    Ríete de la noche,
    del día, de la luna,
    ríete de las calles
    torcidas de la isla,
    ríete de este torpe
    muchacho que te quiere,
    pero cuando yo abro
    los ojos y los cierro,
    cuando mis pasos van,
    cuando vuelven mis pasos,
    niégame el pan, el aire,
    la luz, la primavera,
    pero tu risa nunca
    porque me moriría.
    2. Sobre mi mala educación
    ¿Cuál es el cuál, cuál es el cómo?
    ¿Quién sabe como conducirse?
    ¡Qué naturales son los peces!
    Nunca parecen inoportunos.
    Están en el mar invitados
    y se visten correctamente
    sin una escama de menos,
    condecorados por el agua.
    Yo todos los días pongo
    no sólo los pies en el plato,
    sino los codos, los riñones,
    la lira, el alma, la escopeta.
    No sé que hacer con las manos
    y he pensado venir sin ellas,
    ¿pero dónde pongo el anillo?
    ¡Qué pavorosa incertidumbre!
    Y luego no conozco a nadie.
    No recuerdo sus apellidos.
    - Me parece conocer a Ud.
    - No es Ud. un contrabandista?
    - Y Ud., señora, ¿no es la amante
    del alcohólico poeta
    que se paseaba sin césar,
    sin rumbo fijo por las cornisas?
    - Voló porque tenía alas.
    - Y Ud. continúa terrestre.
    - Me gustaría haberla entregado
    como india viuda a un gran brasero,
    ¿no podríamos quemarla ahora?
    ¡Resultaría palpitante!
    Otra vez en una Embajada
    me enamoré de una morena,
    no quiso desnudarse allí,
    y yo se lo increpé con dureza:
    estás loca, estatua silvestre,
    ¿cómo puedes andar vestida?
    Me desterraron duramente
    de ésa y de otras reuniones,
    si por error me aproximaba
    cerraban ventanas y puertas.
    Anduve entonces con gitanos
    y con prestidigitadores,
    con marineros sin buque,
    con pescadores sin pescado,
    pero todos tenían reglas,
    inconcebibles protocolos
    y mi educación lamentable
    me trajo malas consecuencias.
    Por eso no voy y no vengo,
    no me visto ni ando desnudo,
    eché al pozo los tenedores,
    las cucharas y los cuchillos.
    Sólo me sonrío a mí solo,
    no hago preguntas indiscretas
    y cuando vienen a buscarme,
    con gran honor, a los banquetes,
    mando mi ropa, mis zapatos,
    mi camisa con mi sombrero,
    pero aun así no se contentan:
    iba sin corbata mi traje.
    Así para salir de dudas
    me decidí a una vida honrada
    de la más activa pereza,
    purifiqué mis intenciones,
    salí a comer conmigo solo
    y así me fui quedando mudo.
    A veces me saqué a bailar,
    pero sin gran entusiasmo,
    y me acuesto solo, sin ganas,
    por no equivocarme de cuarto.
    Adiós, porque vengo llegando.
    Buenos días, me voy deprisa.
    Cuando quieran verme ya saben:
    búsquenme donde no estoy
    y si les sobra tiempo y boca
    pueden hablar con mi retrato.
    3. Si tú me olvidas
    Quiero que sepas
    una cosa.
    Tú sabes cómo es esto:
    si miro
    la luna de cristal, la rama roja
    del lento otoño en mi ventana,
    si toco
    junto al fuego
    la impalpable ceniza
    o el arrugado cuerpo de la leña,
    todo me lleva a ti,
    como si todo lo que existe,
    aromas, luz, metales,
    fueran pequeños barcos que navegan
    hacia las islas tuyas que me aguardan.
    Ahora bien,
    si poco a poco dejas de quererme
    dejaré de quererte poco a poco.
    Si de pronto
    me olvidas
    no me busques,
    ya te habré olvidado.
    Si consideras largo y loco
    el viento de banderas
    que pasa por mi vida
    y te decides
    a dejarme a la orilla
    del corazón en que tengo raíces,
    piensa
    que en ese día,
    a esa hora
    levantaré los brazos
    y saldrán mis raíces
    a buscar otra tierra.
    Pero
    si cada día,
    cada hora
    sientes que a mí estás destinada
    con dulzura implacable.
    Si cada día sube
    una flor a tus labios a buscarme,
    ay amor mío, ay mía,
    en mí todo ese fuego se repite,
    en mí nada se apaga ni se olvida,
    mi amor se nutre de tu amor, amada,
    y mientras vivas estará en tus brazos
    sin salir de los míos.

    • @ErnestoR.
      @ErnestoR. 2 роки тому +1

      4. Oda a la alegría
      Alegría
      hoja verde
      caída en la ventana,
      minúscula
      claridad
      recién nacida,
      elefante sonoro,
      deslumbrante
      moneda,
      a veces
      ráfaga quebradiza,
      pero
      más bien
      pan permanente,
      esperanza cumplida,
      deber desarrollado.
      Te desdeñé, alegría.
      Fui mal aconsejado.
      La luna
      me llevó por sus caminos.
      Los antiguos poetas
      me prestaron anteojos
      y junto a cada cosa
      un nimbo oscuro
      puse,
      sobre la flor una corona negra,
      sobre la boca amada
      un triste beso.
      Aún es temprano.
      Déjame arrepentirme.
      Pensé que solamente
      si quemaba
      mi corazón
      la zarza del tormento,
      si mojaba la lluvia
      mi vestido
      en la comarca cárdena del luto,
      si cerraba
      los ojos a la rosa
      y tocaba la herida,
      si compartía todos los dolores,
      yo ayudaba a los hombres.
      No fui justo.
      Equivoqué mis pasos
      y hoy te llamo, alegría.
      Como la tierra
      eres
      necesaria.
      Como el fuego
      sustentas
      los hogares.
      Como el pan
      eres pura.
      Como el agua de un río
      eres sonora.
      Como una abeja
      repartes miel volando.
      Alegría,
      fui un joven taciturno,
      hallé tu cabellera
      escandalosa.
      No era verdad, lo supe
      cuando en mi pecho
      desató su cascada.
      Hoy, alegría,
      encontrada en la calle,
      lejos de todo libro,
      acompáñame:
      contigo
      quiero ir de casa en casa,
      quiero ir de pueblo en pueblo,
      de bandera en bandera.
      No eres para mí solo.
      A las islas iremos,
      a los mares.
      A las minas iremos,
      a los bosques.
      No sólo leñadores solitarios,
      pobres lavanderas
      o erizados, augustos
      picapedreros,
      me van a recibir con tus racimos,
      sino los congregados,
      los reunidos,
      los sindicatos de mar o madera,
      los valientes muchachos
      en su lucha.
      ¡Contigo por el mundo!
      ¡Con mi canto!
      ¡Con el vuelo entreabierto
      de la estrella,
      y con el regocijo
      de la espuma!
      Voy a cumplir con todos
      porque debo
      a todos mi alegría.
      No se sorprenda nadie porque quiero
      entregar a los hombres
      los dones de la tierra,
      porque aprendí luchando
      que es mi deber terrestre
      propagar la alegría.
      Y cumplo mi destino con mi canto.
      5. Puedo escribir los versos más tristes esta noche - Poema 20
      Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
      Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
      y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
      El viento de la noche gira en el cielo y canta.
      Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
      Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
      En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
      La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
      Ella me quiso, a veces yo también la quería.
      Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
      Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
      Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
      Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.
      Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
      Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
      La noche está estrellada y ella no está conmigo.
      Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
      Mi alma no se contenta con haberla perdido.
      Como para acercarla mi mirada la busca.
      Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
      La misma noche que hace blanquear los mismos
      árboles.
      Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
      Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
      Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
      De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
      Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
      Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
      Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
      Porque en noches como ésta la tuve entre mis
      brazos,
      mi alma no se contenta con haberla perdido.
      Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
      y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
      6. Me gustas cuando callas
      Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
      y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
      Parece que los ojos se te hubieran volado
      y parece que un beso te cerrara la boca.
      Como todas las cosas están llenas de mi alma
      emerges de las cosas, llena del alma mía.
      Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
      y te pareces a la palabra melancolía.
      Me gustas cuando callas y estás como distante.
      Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
      Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
      déjame que me calle con el silencio tuyo.
      Déjame que te hable también con tu silencio
      claro como una lámpara, simple como un anillo.
      Eres como la noche, callada y constelada.
      Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
      Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
      Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
      Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
      Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

    • @ErnestoR.
      @ErnestoR. 2 роки тому +1

      7. Juegas todos los días con la luz del universo - Poema 14
      Juegas todos los días con la luz del universo.
      Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
      Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
      como un racimo entre mis manos cada día.

      A nadie te pareces desde que yo te amo.
      Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
      ¿Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
      Ah déjame recordarte cómo eras entonces, cuando aún no existías.

      De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
      El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
      Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
      Se desviste la lluvia.

      Pasan huyendo los pájaros.
      El viento. El viento.
      Yo sólo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
      El temporal arremolina hojas oscuras
      y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.

      Tú estás aquí. Ah tú no huyes.
      Tú me responderás hasta el último grito.
      Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.
      Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.

      Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
      y tienes hasta los senos perfumados.
      Mientras el viento triste galopa matando mariposas
      yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.

      Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,
      a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.
      Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos
      y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.

      Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
      Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
      Hasta te creo dueña del universo.
      Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
      avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.

      Quiero hacer contigo
      lo que la primavera hace con los cerezos.

    • @MijaelRB2
      @MijaelRB2 4 місяці тому

      ​@@ErnestoR.Infinitas gracias por brindarnos los versos que conforman estás maravillosas poesías, gracias