DEVOCIONAL SALMOS 120:6-7 Y 1 CORINTIOS CAPÍTULO 9
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- Опубліковано 8 лют 2025
- Yaneth Granados - 27/08/2024
Las invito a leer o escuchar previamente nuestras lecturas de hoy: Salmos 120, 121 y 122, y 1 Corintios 9, para comprender la reflexión que el Señor nos transmite.
El Salmo 120:6-7, en la NTV, dice: “Estoy cansado de vivir entre personas que odian la paz. Busco la paz; pero, cuando hablo de paz, ¡ellos quieren guerra!”. Hoy, realizaremos juntas un análisis uniendo este texto con las palabras del apóstol Pablo en 1 Corintios 9, que nos muestran importantes acciones que, como mujeres cristianas, podemos llevar a cabo para promover la paz y priorizar el bien del evangelio y el amor a los demás.
Este Salmo expresa la angustia de un alma que anhela la paz pero se encuentra rodeada de quienes buscan la guerra, algo muy similar a la realidad que enfrentamos hoy. La tristeza del salmista, que ama la paz y está en un entorno conflictivo, nos recuerda la dificultad de vivir en paz cuando nuestras palabras de reconciliación son recibidas con hostilidad. Esto refleja la lucha interna de quienes deseamos la paz en un mundo lleno de conflicto. De manera similar, en 1 Corintios 9, Pablo habla sobre sus derechos como apóstol y su decisión de renunciar a ellos por el bien del evangelio. Aunque este pasaje puede parecer centrado en los derechos individuales y la libertad cristiana, también ofrece cuatro acciones que podemos realizar para cumplir con nuestro deber de promover la paz.
La primera acción es la Renuncia Voluntaria de Derechos por el Bien Mayor. Pablo menciona que, aunque tiene derecho a recibir sustento por su labor en el ministerio, decide no ejercer este derecho para evitar cualquier obstáculo que pudiera dificultar la difusión del evangelio (v. 12). Esta renuncia muestra un profundo compromiso con la paz y la unidad dentro de la comunidad en la que se encontraba. Al igual que el salmista, Pablo demuestra que la verdadera paz a menudo requiere sacrificio personal y la disposición a poner las necesidades de los demás por encima de las propias.
La segunda acción es la Adaptabilidad por Amor al Prójimo. Pablo describe cómo se adapta a las costumbres y debilidades de otros para ganar a tantos como sea posible para Cristo (vrs. 19-22). Esta adaptabilidad no es solo una estrategia, sino también un acto de amor que busca evitar conflictos innecesarios y promover la paz.
La tercera acción es la Autodisciplina y Control Personal. Pablo destaca estas virtudes en la vida de los creyentes (vrs. 24-27) como fundamentales para mantener la paz, ya que muchos conflictos surgen de la falta de control sobre nuestras propias palabras y acciones. Al vivir una vida disciplinada y centrada en los valores del evangelio, podemos evitar situaciones conflictivas y promover la paz en nuestras relaciones.
La cuarta acción es el Compromiso con el Evangelio y la Paz. Pablo deja claro que todas sus acciones están motivadas por su compromiso con el evangelio de Cristo, un mensaje de reconciliación y paz (Efesios 2:14-17). Nuestro deber como mujeres cristianas es reflejar ese mensaje en nuestra vida diaria, promoviendo la paz no solo en un sentido espiritual, sino también en un sentido social y comunitario. Al igual que el salmista que clama por paz en medio de la guerra, estamos llamadas a ser portadoras de paz, amor y armonía, influyendo en nuestras familias y en nuestro entorno.
La verdadera paz no es simplemente la ausencia de conflicto, sino el fruto de un compromiso activo con la verdad, la justicia y el amor de Dios. Que el Señor nos guíe para vivir de esta manera y para ser instrumentos de paz en nuestro mundo.
Oremos
Amado Señor; En lugar de aferrarnos a nuestros derechos, enséñanos a actuar con paciencia, comprensión y amor, buscando siempre lo que traerá paz y bendición a quienes nos rodean. Ayúdanos a vivir con la esencia de tu mensaje: amar y servir a los demás, aún a costa de nuestros propios intereses. Como Pablo nos desafía a correr la carrera de la fe con disciplina y propósito, te pedimos que nos guíes a vivir intencionalmente, promoviendo la paz y el amor de Cristo en cada acción, palabra y decisión. Enfrentando los conflictos en nuestras familias, trabajos y sociedad, danos discernimiento y sabiduría para ser verdaderas pacificadoras, influenciando positivamente sin actuar de manera precipitada. Amén.