27/01/2025
La travesía del pueblo de Israel atravesando el desierto bajo el liderazgo de Moisés nos instruye en varios aspectos de nuestra vida diaria. Hoy quiero profundizar en uno en particular. Los capítulos 16 y 17 de Éxodo nos muestran un pueblo olvidadizo, descontento, intrigante, hablador, que se revela contra su líder y deja que sus emociones sean impulsadas por las circunstancias inmediatas. Solo habían pasado un mes y medio desde su salida de Egipto y ya habían olvidado las manifestaciones que habían presenciado que evidenciaban el poder de Dios, su soberanía y respaldo hacia ellos. La falta de alimento, agua, el cansancio y las circunstancias inciertas que vivían fueron los detonantes que hicieron que, de sus bocas saliera lo que había en sus corazones, y entonces aparece en escena “la murmuración”.
Busqué en redes sociales investigaciones y artículos sobre el impacto de la murmuración y las noticias falsas en la sociedad, y encontré frases como estas: “Noticias falsas han provocado guerras y conflictos alrededor del mundo”; “Estudios sobre las consecuencias del chisme han encontrado que puede causar problemas de salud mental, baja autoestima y ser una forma de violencia”; “El chisme puede generar problemas como agotamiento, ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático, ataques de pánico, culpa e incluso suicidio”; “El chisme es un instrumento de violencia”.
También investigué el significado bíblicoy encontré que: “El verbo hebreo 'ragan' transmite principalmente el acto de susurrar o murmurar, a menudo con una connotación negativa, como calumniar o hablar mal de alguien. Implica una forma de comunicación secreta o encubierta, que se utiliza comúnmente para difundir rumores o falsedades… En la antigua sociedad israelita los susurros o las calumnias podían dañar la reputación, perturbar la armonía comunitaria y tener consecuencias sociales y religiosas. El acto de 'ragan' se habría considerado una violación de la confianza comunitaria y de los estándares éticos defendidos por la Torá, que enfatizaba la veracidad y la integridad en el habla”.
Claramente, la Biblia nos dice que la murmuración es un pecado, no olvidemos que uno de los Diez Mandamientos dice: “No darás falso testimonio contra tu prójimo”; por este lado todo es muy claro, sin embargo, a este concepto se debe adicionar que hablar en exceso también es pecado. Proverbios 10:19 nos dice: "En las muchas palabras no falta el pecado; más el que refrena sus labios es prudente", y Efesios 4:29 lo refuerza diciendo: "No salga de nuestra boca ninguna palabra corrupta, sino la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan".
Con este análisis pretendo que, todas estemos alerta ante este pecado y seamos conscientes de su importante impacto negativo; seamos intencionales en revisar nuestro propio comportamiento. Este pecado llega de manera muy sutil, nos envuelve y nos involucra en situaciones que podríamos evitar si estamos vigilantes y decididas a agradar a Dios obedeciendo sus instrucciones.
Oremos juntas: Señor, hoy soy consciente de que este pecado afecta directamente mi relación contigo, porque revela en mi corazón descontento y desconfianza hacia Ti. Así como se lo dijiste al pueblo de Israel, hoy me dices a mí: "¿Hasta cuándo me seguirás menospreciando? ¿Hasta cuándo te negarás a creer en mí, a pesar de todas las maravillas que he hecho en tu vida?", te pido perdón por cada vez que he usado mal mi boca y he murmurado contra alguien. Entiendo que la murmuración daña mi relación con los demás y debilita la comunidad en la que me has colocado. Te pido, Señor, que examines mi corazón y reveles si en algún momento he sido un instrumento para perjudicar la vida de otros al murmurar contra ellos. Ayúdame a ser radical y a tomar acciones para no pecar contra Ti en este aspecto. En tu nombre, Señor Jesús, Amén.