Zampullín adulto y juvenil

En las tranquilas aguas de una de las lagunas del Delta del Llobregat, observamos a un Tachybaptus ruficollis, conocido como zampullín chico, junto a su cría de apenas tres semanas de edad. El plumaje del adulto, de un color marrón oscuro y uniforme, contrasta con el del juvenil, que aún conserva las suaves rayas blancas y negras características de su etapa temprana de desarrollo.
Ambos nadan en estrecha proximidad, un testimonio de la protección y el aprendizaje constante en la naturaleza. Con elegancia, se acicalan el plumaje, utilizando sus picos para alinear las plumas y eliminar cualquier impureza, una actividad esencial para mantener su capacidad de flotación e impermeabilidad.
Parece como si madre e hijo estuvieran sincronizados, girando sobre sí mismos en un ritual casi coreográfico. Este comportamiento refleja no solo el instinto de supervivencia, sino también un vínculo profundo entre ellos, que se fortalece con cada movimiento.
Observamos claramente una de sus patas, adaptada perfectamente a su vida acuática. Con dedos lobulados y uñas afiladas, les permite nadar con agilidad y bucear en busca de alimento.
Terminamos con una vista panorámica del Delta del Llobregat, con Barcelona al fondo, recordándonos la proximidad entre la naturaleza y la ciudad, coexistiendo en un equilibrio delicado.