Muerte e Inmortalidad - 1.0 Muerte. Un tema eminentemente filosófico [1 a 32]

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Muerte e Inmortalidad, Josef Pieper, 1970.
Lo que caracteriza a este libro es que el autor afronta el espinoso y viejísimo tema de toda filosofía verdaderamente existencial con una sencillez, en que todo se plantea de nuevo, y a la vez sin exigir al lector ninguna preparación especial. Junto con esto tiene la virtud de haber mantenido la discusión dentro de los ·términos con que hoy se plantea, sin rehuir confrontaciones y situándose en el centro mismo del apasionado debate. El autor somete a estudio los argumentos del materialismo, el irrealismo propio de la concepción idealista sobre la muerte, el discutible origen de la expresión alma inmortal y la rebelión nihilista de una engañosa libertad de morir. Este libro no despide al lector con una solución elaborada a la ligera; sino que, bebiendo de las fuentes más puras de la tradición filosófica cristiana, le recomienda un sublime silencio ante el fenómeno de la muerte, como lo único sensato. Un silencio, en el que puede oírse quizás, o al menos percibirse con más claridad, una respuesta que habrá de ser más que filosófica.
Absurdo es que nazcamos, absurdo es que muramos. Jean Paul Sartre.
Una sola cosa me duele: el haber nacido. Siempre me pareció que morir es una cosa tan larga, tan penosa. Samuel Beckett.
Cualquier día es bueno para nacer. Cualquier día es bueno para morir. Juan 23.
Son ocho capítulos.
1. Muerte: Un tema eminentemente filosófico.
2. Variedad de expresiones.
3. Separación del alma y del cuerpo.
4. La muerte, ¿algo natural?
5. En la muerte no sólo tiene lugar un final, sino que el hombre hace el final.
6. Objeciones contra la libertad de la última decisión.
7. El elemento de futuro dentro del concepto de terminación del status viatoris.
8. ¿Qué significa imperecedero?

[@gothamvelveth3067]

NZ - Muerte 2024 12 02
Este asunto de la muerte sigue siendo un tema misterioso, lejos del entendimiento humano, como experiencia que puede ser relatada o enseñada a otros. Podría ser el último acercamiento a un conocimiento personal inconcluso. Habrá gente que antes de morir pierde la conciencia y queda indefenso, aunque ante la muerte, no hay defensa, una vez que se presenta. Llega, y no hay contemplación alguna.
Si la muerte es algo que sucede en otros y no en uno, es inútil entonces temer a quien no puede provocar daño. El daño, el dolor se piensa, se reflexiona. No se tiene conocimiento aun de alguien que haya sido despedazado en un accidente, reducido a cenizas y que de repente se rearme y empiece a dar testimonio de lo que se siente morir.
La pregunta es mejor para mi de la siguiente manera. ¿Qué harás con la vida eterna? Todo apunta a que una vida eterna, supeditado a un poder superior, a una autoridad divina o maligna, desemboca en el horrendo aburrimiento. No poder morir ha de convertirse en una maldición.
Pero el moribundo, por lo general no tiene ánimo ni energía para estar describiendo lo que siente al ir muriendo. Tal vez, ni siquiera imagina que va a morir.
Hay certezas y hay incertidumbres. La única certeza que aniquila a todas las demás, y a todas las incertidumbres o inquietudes, es la disolución del organismo. Por mera cobardía o negación, usted o yo, deseamos con lastimera ansiedad, que siga habiendo vida después de morir, por la gracia de algún dios o por mera continuidad.