Josué 16 y 17 - Territorio de Efraín y de Manasés | Libro de Josué VRV 1960 Narrado

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  • Опубліковано 16 вер 2024
  • LOS HIJOS DE JOSÉ, EFRAÍN Y MANASÉS
    Vv. 1-10. Este y el capítulo que sigue no deben separarse. Narran la suerte de Efraín y Manasés, los hijos de José que, luego de Judá, iban a tener el puesto de honor, y, por tanto, tuvieron la primera y mejor parte de la zona norte de Canaán, como Judá en el lado del sur. El pueblo de Dios, ahora como antes, sufre la permanencia de sus enemigos. Bendito Señor, ¿cuándo serán vencidos todos nuestros enemigos? 1ª Corintios 15: 26.
    Expúlsalos a todos; tú solo puedes hacerlo. Las fronteras fijas pueden recordarnos que nuestra situación y provisión en esta vida, como también nuestra herencia futura, ha sido designada por el solo sabio y justo Dios, y debemos estar contentos con nuestra porción, puesto que Él sabe lo que es mejor para nosotros y todo lo que tenemos es más de lo que merecemos.
    LA SUERTE DE MANASÉS.
    Vv. 1-6. Manasés no era sino la mitad de la tribu de José, pero dividida en dos. Las hijas de Zelofehad cosecharon ahora el beneficio de su celo piadoso y sabía previsión.
    Quienes ponen cuidado en el desierto de este mundo, para asegurarse un lugar en la heredad de los santos de luz, tendrán su consuelo en el otro mundo, mientras los que ahora lo descuidan, lo perderán por siempre. Señor, enséñanos aquí a creer y obedecer y danos la herencia entre tus santos en la gloria eterna.
    LAS FRONTERAS DE MANASÉS Y LOS CANANEOS NO EXPULSADOS.
    Vv. 7-13. Había mucha comunión entre Manasés y Efraín. Aunque cada tribu tenía su heredad, sin embargo, debían mezclarse entre sí, hacerse buenas obras mutuamente como corresponde a quienes, aunque de tribus diferentes, eran todos de un solo Israel y estaban destinados a amarse como hermanos.
    Pero toleraron que los cananeos vivieran con ellos, contra el mandamiento de Dios, para servir sus propios intereses.
    JOSÉ DESEA UNA PORCIÓN MAYOR.
    Vv. 14-18. Josué, por ser persona pública, no tuvo consideración por su propia tribu más que por cualquier otra, sino que gobernaría sin favores ni afectos; por lo cual dejó buen ejemplo para todos los que desempeñan cargos públicos. Josué les dice que lo que les ha tocado en suerte les iba a alcanzar bien para ellos si tan sólo trabajaban y peleaban.
    Los hombres se excusan con cualquier pretexto para no trabajar, y nada sirve mejor para ese fin que tener parientes ricos y poderosos, capaces de proveer para ellos; y son muy dados a desear una disposición parcial e infiel de lo encargado a quienes ellos creen capaces de darles tal ayuda. Pero realmente es más bondadoso señalar las ventajas alcanzables y animar a los hombres a hacer lo mejor, en vez de fomentar la pereza y la extravagancia otorgando favores. La religión verdadera no tolera estos males.
    La regla es: el que no trabaja, no coma; y muchos de nuestros ‘no puedo’ son únicamente el lenguaje de la pereza que magnifica toda dificultad y peligro. Este es especialmente el caso de nuestra obra y guerra espirituales.
    Sin Cristo nada podemos hacer, pero somos dados a quedarnos quietos sin intentar nada. Si somos suyos, Él nos estimulará para nuestras mejores empresas y para clamar a Él por ayuda. Entonces serán ensanchados nuestros territorios, 1ª Crónicas 4: 9, 10, y silenciadas las quejas o, más bien, serán transformadas en alegre acción de gracias.

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