RUTA DE LOS CASTILLOS (ALMONASTER LA REAL) - HUELVA
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- Опубліковано 5 лют 2025
- Almonaster la Real es un municipio español de la provincia de Huelva, en Andalucía. La mezquita de Almonaster la Real fue un oratorio islámico y fue construida durante el Califato de Córdoba, entre los siglos IX y X, en el interior del Castillo de Almonaster, sobre los restos de una basílica visigoda del siglo VI, cuyos materiales se reutilizaron.
Tras la Reconquista cristiana, fue convertida en ermita, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concepción, albergando desde entonces culto católico.
Se trata de un conjunto histórico y artístico de un valor excepcional, por ser la única mezquita andalusí que se ha conservado casi intacta en España en una zona rural, conservando hasta nuestros días la sobriedad y el recogimiento propios de estas construcciones. Con elementos romanos, califales y cristianos, fue declarada Monumento Nacional el 3 de junio de 1931, protegida de manera genérica por el decreto de 22 de abril de 1949 y por la Ley 16/85 sobre el Patrimonio histórico Español. En la actualidad compagina su función religiosa con la de centro cultural.
La mezquita se encuentra edificada en una colina que domina el pueblo de Almonaster la Real. Está integrada en un conjunto que comprende, además del oratorio, una antigua fortaleza musulmana anexa a una plaza de toros.
Es una construcción de planta trapezoidal, forma que probablemente fuera determinada por el declive del terreno. Se observa en la estructura del templo una organización clásica de los lugares de culto islámico, distinguiéndose dos espacios separados: El patio de las abluciones o sahn y la sala de oración o haram, formando un área cuadrada de cerca de once metros de lado. La sala de oración consta de cinco naves de anchura desigual. Sus arcadas, al igual que las de la Mezquita de Córdoba, corren transversales a la alquibla. La nave central es más ancha que las dos siguientes, que a su vez son más anchas que las dos exteriores. Los tramos del lado sur son más anchos que los otros, resultando una clara disposición en forma de letra "T". El patio, en la prolongación de las dos naves occidentales colaterales, está en parte excavado en la roca.
La fábrica del edificio es de ladrillo, sillares de granito y mampostería. Para su edificación se utilizó material de acarreo como aras funerarias, columnas y capiteles romanos de los siglos I y II, así como fragmentos visigóticos de entre los siglos V y VI, como una lápida con epitafio, un cancel de iconostasis, un cimacio y un dintel. En época cristiana a la mezquita le fue agregado un ábside en el costado este, a continuación una sacristía y en el costado oeste un pórtico. También se reconstruyeron la vieja puerta y el costado norte. En la sala de oración se han descubierto dieciséis sepulcros sin fecha, mientras que en la esquina noreste se halla una gran pila.
Los historiadores del arte apuntan que el fuerte carácter arcaico y rústico de todo el edificio, se debe bien a que la mezquita fue construida a principios del siglo IX, o al hecho de ser una "versión provinciana" de las edificaciones de la época de los califas. La jerarquización de la sala de oración parece apoyar más bien la segunda suposición.
En época romana parece que existió en el lugar un enclave militar junto a un edificio de carácter sagrado. En el siglo VI fue convertido en monasterio visigodo (de ahí el topónimo de la localidad de Almonaster - Almunnastyr - El monasterio) que desapareció con la llegada de los musulmanes a la Península Ibérica. La zona fue entonces conquistada por el gobernador Abd al-Aziz ibn Musa, asentándose pobladores bereberes que dependían de los valíes de Córdoba. El primer testimonio escrito sobre Almonaster es de 822, aunque no se cita la existencia de la mezquita.
Podríamos continuar consultando las múltiples fuentes que desarrollan la historia y evolución de dicha construcción pero sería interminable. Queremos también destacar el entorno paisajístico tan bonito y serrano como lo acogedora que es su gente. Nuestro agradecimiento especial a Montse y a su hija Marta que nos explicaron muchos detalles del lugar. La animada charla hizo que nuestro vuelo fuera más lejos de lo habitual. La mañana gris del Sur incitaba a volar para luego pasar a yantar los placeres gastronómicos de la bella Almonaster la Real.
"Una querencia tengo por tu acento, una apetencia por tu compañía y una dolencia de melancolía por la ausencia del aire de tu viento" (Miguel Hernández).
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