La chirimoya. Vega de Motril. Granada

La chirimoya es originaria de los Andes Peruanos y las montañas de Ecuador, donde crece espontáneamente. Se introdujo en el sur de España antes de 1751 en la zona de Motril, Salobreña, Almuñécar y parte de Málaga, de donde probablemente se llevó a Italia y a la lsla de Madeira (Portugal).
Su valor nutritivo se explica por el elevado contenido de azúcares, que llega hasta el 20 %, y el de proteínas, superior al de muchas otras frutas, que alcanza el 2 %. Tiene mucha vitamina; B1, B2, B6, calcio, hierro, fósforo además de otros nutrientes. Otro de los beneficios de comer chirimoya es su capacidad de actuar como protector natural contra los parásitos. Esta propiedad se debe a su alto contenido de fibra, niacina y citotoxinas. Nos aporta hierro y es rica en calcio. También es rica en fósforo. Las chirimoyas son excelentes fuentes de antioxidantes, vitamina C y compuestos polifenoles. Estos combaten la oxidación asociada a enfermedades como cáncer, envejecimiento prematuro, arteriosclerosis y enfermedades neurodegenerativas.
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