LA DECEPCIÓN CON LA IGLESIA CATÓLICA

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  • Опубліковано 18 січ 2025
  • ORFANDAD ESPIRITUAL, ABANDONO Y VACÍO
    La orfandad espiritual, el abandono y el vacío que ha dejado en miles de creyentes la Iglesia Católica es uno de los temas centrales de El Dios de las Praderas Verdes.
    ¿Quién se puede sentir identificado con la lectura de "El Dios de las Praderas Verdes"?¿Para quién está escrito "El Dios de las Praderas Verdes"?
    El Dios de las Praderas Verdes está dirigido a todos los que se han sentido huérfanos de la Iglesia Católica. Todos los que han decidido desvincularse de la misma porque lo que dice y lo que hace es lo opuesto. Lo que dice es el mensaje de amor, humanidad y compasión de Jesús, pero lo que ha hecho han sido los crímenes y las atrocidades de la Santa Inquisición y de Francisco Franco.
    Además, en el contexto de la novela, la Iglesia se alía con la burguesía para controlar el resto de la sociedad y revestir de rasgos positivos este control. Hace ver que las jerarquías existentes responden a un orden natural de origen divino y las desigualdades económicas a un plan divino a través del que se asegura la salvación eterna. Justifica de este modo el sufrimiento de quien se halla en una posición de inferioridad. La Iglesia santifica la resignación y la obediencia.
    La segunda parte de la novela narra la relación entre Victoria, la protagonista, y Vicente, un bisnieto de uno de los caciques del Valladolid de la época de la Restauración en el siglo XIX. La acción transcurre en el Valladolid de los años 90, pero el relato, para explicar el discurso de Vicente, hace una retrospectiva histórica a ese período de la historia de Valladolid, en el que la burguesía sustituye a los señores feudales y la Iglesia se alía con las nuevas clases dominantes. La Iglesia, en este período, introduce una dimensión jerárquica del Universo santificando la obediencia y la resignación, y obligando al resto de la sociedad a tomar una actitud pasiva y delegativa.
    De nuevo, la Iglesia hace lo contrario de lo que hizo Jesús de Nazaret. Jesús hizo milagros, es decir, vino a traer poder y libertad al ser humano, a darle dignidad como tal. Sin embargo, la Iglesia Católica ha venido a quitar poder y estrangular la libertad del ser humano, es decir, a dejarle vacío de contenido.
    Mucha gente ha decidido desvincularse de una organización que ha cometido crímenes atroces porque en su corazón experimentan amor, humanidad y compasión. Además, esa misma gente rechaza formar parte de una organización que les está robando su libertad y su dignidad como seres humanos.
    Sin embargo, quienes han decidido desvincularse de la Iglesia Católica lo han hecho en la intimidad y en el anonimato. Desvincularse de la Iglesia Católica no es como darse de baja de un partido político en el que uno deja su carnet y puede acudir a un medio de comunicación a exponer públicamente sus discrepancias.
    Pero decidir desvincularse de la Iglesia Católica y renegar de la Fe en la que han crecido tiene consecuencias porque quien se desvincula de su Fe y de su religión también se desvincula de su cultura. Aquí, en Medina del Campo, en Castronuño, en Toro, en Tordesillas, en Zamora, en Salamanca, en Valladolid, en Castilla y León, nuestra cultura está impregnada en todos sus aspectos del elemento religioso y de la Fe católica tal y como fue establecida desde los Reyes Católicos.
    Cuando en el siglo XV los Reyes Católicos expulsaron a los musulmanes de la Península y unificaron los territorios y los reinos bajo una misma Corona, comenzaron a conformar la idea y el concepto de la esencia nacional española, que estaba integrada por los dos elementos básicos de la monarquía y el catolicismo. Conformaron la conciencia colectiva de la nación como una gran familia. Los caciques del siglo XIX vincularon los momentos de esplendor y gloria con el reinado de los Reyes Católicos e introdujeron un patriotismo exacerbado por el que cualquier crítica a la patria suponía una traición.
    Con lo que desvincularse, en Castilla y León (y en España) de la Iglesia Católica supone desvincularse de la cultura y, por tanto, no sólo quedar huérfano en la Fe, sino al margen de la sociedad, desconectado y a la deriva. Son esas tragedias personales que quedan enterradas, pero que tejen una sociedad.
    Es lo que le sucede a Victoria, la protagonista de la novela. Victoria tiene un corazón compasivo, sensible, amoroso y tierno, y, por este motivo, va chocando contra una sociedad, una universidad, una sanidad, y unas instituciones que no están regidas por la humanidad y la compasión, sino por la distancia emocional, el poder y el prestigio. Y no entiende lo que está pasando. Pero, en la soledad, cuando experimenta tristeza, aislamiento y confusión, acude a la imagen de Jesús de Nazaret y le pide consuelo. Y lo hace en mitad de la Naturaleza.
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