CRUCE. ARTE Y PENSAMIENTO CONTEMPORÁNEO

Sin darle ocasión al imperio del lugar común ―el de las etiquetas―, combatiendo encarnizadamente contra su esterilidad, CRUCE. ARTE Y PENSAMIENTO CONTEMPORÁNEO quiere, sin embargo, ser el más común de los lugares para la práctica del arte en cualquiera de sus formas o manifestaciones y para el ejercicio del pensamiento que se proponga estar a la altura de su tiempo, es decir, que se pretenda contemporáneo.
Por su actividad, CRUCE comunica su voluntad de existir. CRUCE, gracias a la presencia que hace posible que algo se exponga dentro de un espacio (sin olvidar el tiempo presente del que quiere dar cuenta), en la forma de artes pláticas o simplemente vivas, se abre tanto a la gestión de lo visible como a la percepción de lo invisible. Por la latencia de lo que nace de la libre improvisación, en el límite de la experiencia musical, CRUCE permanece tanto a la escucha de lo audible como de lo inaudible. Tras el deseo expreso de no conformarse con lo dado, tomando la palabra, CRUCE explora y acoge tanto el conocimiento de lo pensable y lo pensado como el advenimiento de lo impensable y lo impensado.
CRUCE se comunica con quien simplemente quiera acercarse a las manifestaciones de su actividad y de su existencia, con quien quiera hablar su lengua abierta a todos, asociada a un fin común no decidido por nadie.
Por esa vía, la de todos y cualquiera, CRUCE (no) se comunica con nadie.