Vivimos sin tiempo. Vivimos rápido. Vivimos superficialmente. Y así es imposible hacer nada que valga la pena. ¿Quién me ha robado el mes de abril? Cantaba aquel poeta.
El tiempo es lo más valioso que tenemos y lo que más trabajo nos cuesta compartir sobre todo si no aprovechamos el tiempo. Muy interesante y necesaria tu propuesta. Muchas gracias
Gracias a ti por comentar. Creo que es un tema mucho más serio y importante de lo que parece, que deberíamos dedicar más atención a esta falta de tiempo crónica en la que vivimos todos... Un abrazo.
Hace años que no presto verdadera atención a lo que estoy haciendo, soy consciente de ello, es más, me veo a mi mismo cual pollo sin cabeza cambiando de tarea como cambia una pelota de tenis de campo. Supongo que es el "ya", "ahora", "para ayer", lo que ha ido calando desde lo profesional hasta lo personal. locura.
Efectivamente. Salir de esas dinámicas autodestructivas y mantener el norte en todo momento es una lucha constante, nada fácil, incluso para los que atesoramos una dilatada experiencia vital y somos conscientes del valor relativo de las cosas y el valor absoluto del tiempo personal. Pero lo triste es que el problema se multiplica, sobremanera, cuando miramos a nuestros hijos y nuestros jóvenes en general, víctimas estúpidamente arrastradas por la dinámica de la superflua inmediatez que se imponen en el mundo actual.
Cuanta razón llevas! un saludo!
El tiempo es lo más valioso que tenemos y lo que más trabajo nos cuesta compartir sobre todo si no aprovechamos el tiempo. Muy interesante y necesaria tu propuesta. Muchas gracias
Gracias a ti por comentar. Creo que es un tema mucho más serio y importante de lo que parece, que deberíamos dedicar más atención a esta falta de tiempo crónica en la que vivimos todos... Un abrazo.
Hace años que no presto verdadera atención a lo que estoy haciendo, soy consciente de ello, es más, me veo a mi mismo cual pollo sin cabeza cambiando de tarea como cambia una pelota de tenis de campo. Supongo que es el "ya", "ahora", "para ayer", lo que ha ido calando desde lo profesional hasta lo personal. locura.
Efectivamente. Salir de esas dinámicas autodestructivas y mantener el norte en todo momento es una lucha constante, nada fácil, incluso para los que atesoramos una dilatada experiencia vital y somos conscientes del valor relativo de las cosas y el valor absoluto del tiempo personal. Pero lo triste es que el problema se multiplica, sobremanera, cuando miramos a nuestros hijos y nuestros jóvenes en general, víctimas estúpidamente arrastradas por la dinámica de la superflua inmediatez que se imponen en el mundo actual.