La alimentación de los cinco mil - Lección 06 de octubre 2024 -

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  • Опубліковано 5 жов 2024
  • En Juan 6:4 y 5, el apóstol se esfuerza por afirmar que el momento de la alimentación de los cinco mil ocurrió cerca de la Pascua, una conmemoración de la liberación de Israel de Egipto. El cordero pascual sustituía a la muerte de los primogénitos. Este sacrificio simbolizaba la muerte de Jesús en nuestro favor.
    En la Cruz, el castigo que merecíamos por nuestros pecados recayó sobre Jesús. En efecto, Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado por nosotros (1 Cor. 5:7).
    “Cargó con la culpabilidad de la transgresión y el ocultamiento del rostro de
    su Padre, hasta que su corazón fue destrozado y su vida aniquilada. Hizo todos esos sacrificios a fin de que el pecador pudiese ser redimido” (Elena de White, El conflicto de los siglos, p. 595).
    Lee Juan 6:1 al 14. ¿Qué paralelos se pueden encontrar aquí entre Jesús y Moisés? Es decir, ¿qué hizo Jesús que debería haber recordado a la gente la liberación que sus antepasados habían recibido a través del ministerio de Moisés?
    Numerosos detalles de esta historia representan un paralelo con Moisés en el Éxodo. El momento de la Pascua (Juan 6:4) apunta a la gran liberación respecto de Egipto. Jesús sube a una montaña (Juan 6:3), así como Moisés ascendió al Sinaí. Jesús pone a prueba a Felipe (Juan 6:5, 6) como los israelitas fueron puestos a prueba en el desierto. La multiplicación de los panes (Juan 6:11) recuerda al maná. La recolección de las sobras (Juan 6:12) recuerda la del maná por parte de los israelitas. Se recogen doce cestas de sobras (Juan 6:13), el número de las tribus de Israel. Y la gente comenta que Jesús es el profeta que viene al mundo (Juan 6:14), paralelismo con el “profeta como Moisés” predicho en Deuteronomio 18:15. Todo esto señala a Jesús como el nuevo Moisés, venido para liberar a su pueblo.
    Así, Juan muestra a Jesús haciendo señales y prodigios, que en su contexto deberían haber tenido un significado especial para el pueblo judío. Les estaba mostrando, en esencia, su propia divinidad.
    Lee Isaías 53:4 al 7 y 1 Pedro 2:24. ¿Qué gran verdad enseñan estos textos acerca de Jesús como Cordero de Dios? ¿Cómo se relaciona su divinidad con esta verdad y por qué es la verdad más importante que podemos conocer?

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