Gracias por su comentario, Andrea. Me alegra que Carmen Pellicer le suscite esas percepciones; bueno es, desde luego. Y siento, claro, que a mi me asocie de forma tan excluyente con esas tres palabras que tanto rechazo provocan hoy día: "dogma", "represión" y "temor". No son lo esencial de aquello en lo que creo, pero sí es verdad que me siento orgulloso de mi educación con los jesuitas. De ellos recibí el regalo de entender que los "dogmas" que la Iglesia nos propone son verdades que iluminan el camino de la fe y lo hacen seguro. Me enseñaron también que el "temor" de Dios, cuando es santo y no un miedo superticioso, es un don del Espíritu Santo. Y respecto a lo de parecer que "reprimo" algo, la palabra represión no me gusta nada, pero prefiero entender que se refiere usted al espíritu de lucha contra todo aquello que sea mentira o injusto. Ahí sí me gustaría estar, aunque todavía deje tanto que desear... Saludos cordiales.
Muy bien Pellicer, clara, con amplitud de mirada, genera confianza. Urcelay parece reprimir algo, como educado bajo dogmas y temor religioso...
Gracias por su comentario, Andrea. Me alegra que Carmen Pellicer le suscite esas percepciones; bueno es, desde luego. Y siento, claro, que a mi me asocie de forma tan excluyente con esas tres palabras que tanto rechazo provocan hoy día: "dogma", "represión" y "temor". No son lo esencial de aquello en lo que creo, pero sí es verdad que me siento orgulloso de mi educación con los jesuitas. De ellos recibí el regalo de entender que los "dogmas" que la Iglesia nos propone son verdades que iluminan el camino de la fe y lo hacen seguro. Me enseñaron también que el "temor" de Dios, cuando es santo y no un miedo superticioso, es un don del Espíritu Santo. Y respecto a lo de parecer que "reprimo" algo, la palabra represión no me gusta nada, pero prefiero entender que se refiere usted al espíritu de lucha contra todo aquello que sea mentira o injusto. Ahí sí me gustaría estar, aunque todavía deje tanto que desear... Saludos cordiales.