dice de él Claude Worms: «Serranito es el prototipo del "guitarrista para guitarristas". En primer lugar, su estilo es notable por la extrema movilidad y seguridad de su mano derecha. Desde este punto de vista, agotó los recursos del lenguaje “clásico” de la escuela de Montoya y de Sabicas, explorando sistemáticamente las inversiones de acuerdos de las secuencias armónicas. Cuando exhibe estos encadenamientos en arpegios, obtiene efectos polifónicos al insertar cortos motivos de bajo progresando por escalas armónicas. […] En sus últimas composiciones, Serranito ha enriquecido su vocabulario armónico asimilando los acordes del flamenco contemporáneo, mientras mantiene en filigrana las secuencias tradicionales que rubrican la identidad armónica de cada forma. Vuelve así periódicamente a sus toques predilectos (Soleá y Taranta, sobre todo), reelaborando sus falsetas desde el interior, en vez de crear otras nuevas. Sus últimas obras son así de una considerable densidad musical».
dice de él Claude Worms: «Serranito es el prototipo del "guitarrista para guitarristas". En primer lugar, su estilo es notable por la extrema movilidad y seguridad de su mano derecha. Desde este punto de vista, agotó los recursos del lenguaje “clásico” de la escuela de Montoya y de Sabicas, explorando sistemáticamente las inversiones de acuerdos de las secuencias armónicas. Cuando exhibe estos encadenamientos en arpegios, obtiene efectos polifónicos al insertar cortos motivos de bajo progresando por escalas armónicas. […] En sus últimas composiciones, Serranito ha enriquecido su vocabulario armónico asimilando los acordes del flamenco contemporáneo, mientras mantiene en filigrana las secuencias tradicionales que rubrican la identidad armónica de cada forma. Vuelve así periódicamente a sus toques predilectos (Soleá y Taranta, sobre todo), reelaborando sus falsetas desde el interior, en vez de crear otras nuevas. Sus últimas obras son así de una considerable densidad musical».