BRUCE BROUGHTON. ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE ARTHUR CONAN DOYLE.

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  • Опубліковано 9 вер 2024
  • Para la generación de los que hemos superado el medio siglo de vida, la década de los ochenta fue inolvidable en el cine. Hay películas que conforman nuestro particular cofre de joyas, algunas maravillosas en cuanto a calidad, otras no tanto, pero son patrimonio indiscutible de nuestro corazón cinéfilo. En ocasiones, nos invade cierto temor a revisionar alguna de ellas ante la posibilidad de que, en nuestra madurez, seamos capaces de detectar ciertas carencias que padecen algunos icónicos títulos, desmitificándonos pilares fundamentales en nuestro crecimiento cinéfilo. Quizás por ello es mejor pasar de soslayo sobre ellas.
    Es muy probable que queramos tanto a Steven Spielberg no sólo por sus películas como director, sino también por aquellas que hizo posible estando detrás en su faceta de productor. Gracias a él, nuestros ojos de quinceañeros se llenaron de alegría, lágrimas o asombro con filmes como Poltergeist, Regreso al futuro, Gremlins o El secreto de la pirámide.
    Y con ellas, sus bandas sonoras, algunas que también forman parte de nuestra vida desde entonces y que, de manera enfermiza, no sólo silbábamos insistentemente después de escucharlas en sus respectivas películas, sino que desde entonces no nos han abandonado. Cuando han aparecido sus ediciones discográficas en diferentes formatos, inmediatamente han formado parte de nuestra particular discoteca, costara lo que costara su búsqueda y también al bolsillo.
    Hoy, décadas después, contemplo mi propia sombra cuando ando por cualquier lugar y repentinamente estoy silbando el tema de los créditos de El secreto de la pirámide, aquella maravillosa película dirigida por Barry Levinson en el ecuador de la década y cuyo título original era Young Sherlock Holmes. Otro ejemplo más de las barbaridades que en España hemos venido cometiendo con los nombres reales de las películas.
    Y precisamente en todo esto hay un compositor que juega un papel fundamental para nosotros. Se trata de Bruce Broughton, que musicalizó la versión más juvenil y fresca llevada al cine basada en la novela de Sir Arthur Conan Doyle, que nos da pie para hablar del compositor enmarcándolo en el 22 de mayo, al ser la fecha de nacimiento del escritor escocés nacido en 1859.
    Vídeo complementario al capítulo específico incluido en el libro 'Las bandas sonoras para despedir los días', de José Carlos Fernández Moscoso, de venta a partir del 25 de enero de 2024 en librerías seleccionadas, tiendas digitales como Amazon y en la web www.lasbandassonorasparadespedirlosdias.com.
    #ultimoestreno #lasbandassonorasparadespedirlosdias

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