Miguel Ángel, los espirituales y Victoria Colonna

¿Sabías que Miguel Ángel y la poetisa Victoria Colonna eran grandes amigos y que esta relación de amor platónico se ve en los poemas y cartas de ambos así como en las obras pictóricas del escultor?
Seguramente gracias a esta escritora conoció a los espirituales, un grupo de personas inquietas que aunque no salieron del catolicismo sí estaban muy cerca de la Reforma y valoraban más la devoción personal y la espiritualidad que los formalismos y complicadas estructuras de la Iglesia católica.
Oigamos cómo estos dos grandes artistas lo expresan en sus cartas y poemas.
Aparte de sus escritos las obras de Miguel Ángel son también un testimonio de esa relación de amistad y misticismo.
El trabajo de Miguel Ángel que más reveló su fe personal fue la Piedad florentina (1553) en la que representa a Cristo sostenido por la Virgen María, María Magdalena y Nicodemo.
Este último es la figura más alta y se impone sobre las otras. De forma interesante, este Nicodemo es al mismo tiempo nuestro Miguel Ángel, quien se representó a sí mismo como aquel líder judío del sanedrín que seguía a Jesús en secreto.
Los «spirituali» eran también conocidos como «nicodemitas», un término peyorativo acuñado por Juan Calvino para referirse a quienes eran simpatizantes ocultos del protestantismo dentro de la iglesia de Roma. Pero para estos Nicodemo no era un nombre del que avergonzarse, ya que su poseedor fue un hombre honrado que a su manera siguió a Jesús.
Los espirituales deseaban mantener una conformidad externa con Roma, mientras buscaban posiciones de autoridad desde las que pudieran implementar algunas reformas, para así no provocar el cisma en la Iglesia, como creían que habían hecho reformadores como Calvino.
Uno de los líderes de este movimiento fue el español Juan de Valdés
Valdés fue reconocido por sus ideas reformistas dentro de la Iglesia Católica. Su perspectiva crítica hacia la corrupción eclesiástica y su enfoque en la fe personal y la espiritualidad directa con Dios resonaron profundamente en círculos intelectuales y religiosos, incluyendo a los espirituales en Viterbo.
En lo artístico, el genio de Miguel Ángel se mantuvo gracias a su fuerza creativa que encandilaba a todos; aunque le achacaban su falta de decoro; el artista, como gran representante del Renacimiento, estaba fascinado por el arte clásico, el cuerpo humano, sobre todo el masculino a la vez que por el neoplatonismo.
El amor por el cuerpo humano es patente en esa hipérbole de la musculación y la fuerza del cuerpo ideal.
Esta mujer del siglo XVI debiera ser objeto de más investigación y estudio, pues es un modelo de mujer libre, con amigos del otro sexo, con pasión por el conocimiento y las artes expresándose libremente y moviéndose entre los círculos intelectuales más relevantes de su época, que encandiló hasta al gran Miguel Ángel.
Si quieres que sigamos profundizando en esta línea házmelo saber en comentarios.
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[@juliomartinezguzman3735]

Magnifica divulgación cultural.
Gracias.

[@esperanzagalindoocana]

Me alegro de que te haya gustado 👌