¿Quién era Vicente Caucau? La historia del "Niño Tarzán" Chileno I BJD
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- Опубліковано 5 лют 2025
- ¿Quién era el "Niño Tarzán"?
Corría el año 1948 y los vecinos de Puerto Varas vivían preocupados por una extraña secuencia de robos de comida. Había días que faltaban gallinas, huevos y otros alimentos guardados en las despensas de los hogares; además, las ubres de las vacas amanecían con marcas de succión.
Pensaron que eran animales hambrientos que merodeaban la zona, pero la inquietud aumentaba cuando veían a una figura moviéndose en cuatro patas en la oscuridad de la noche. La comunidad se armó de valor para enfrentarlo, dando con un hallazgo increíble: el responsable de los hurtos era apenas un niño.
No se trataba de uno cualquiera. Abandonado a su suerte, el "Niño Tarzán" gozaba de un físico y agilidad que le permitió estar prófugo tras la denuncia de los habitantes, hasta que un operativo liderado por el cabo José Fuentealba Solís lo pudo detener, no sin antes sentir la rudeza animal de sus golpes.
La policía lo trasladó a la cárcel pública de Puerto Varas y, como ninguna familia lo reclamó, una semana después fue llevado a un hospicio en Santiago para la realización de exámenes. Ahí tuvo su primer contacto con la cotidianeidad humana: un día comió porotos calientes y cayó enfermo del estómago.
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De "Tarzán" a Vicente Caucau
Cuando el pequeño llegó a la Región Metropolitana, las mojas que se desempeñaban en el hospicio intentaron introducirlo a la religión, al punto de bautizarlo como Vicente Enrique de la Purísima. Hasta le quitaron los frondosos vellos de su cuerpo, despojándolo de su antepasado salvaje.
El apodo de "Tarzán" no solo era por sus orígenes similares con el personaje de ficción, sino también por cómo se expresaba. La pronunciación era nula, solo balbuceaba el término "caucau", lo que con el tiempo se transformó en su apellido.
Los exámenes arrojaron que no sufría algún tipo de discapacidad, aunque identificaron que el extraño bulto en su cabeza era consecuencia de una mala maniobra con un fórceps durante su nacimiento. Asimismo, su edad mental correspondía a la de un niño de 8 años.
Bajo la supervisión del psiquiatra Armando Roa y su colega Gustavo Vila, Vicente se fue insertando lentamente al andar de la vida humana, pero solía manifestar sus orígenes, como cuando aullaba en las noches juntos a los perros del barrio.
La importancia de "mamá Berta"
Los profesionales analizaron a Caucau durante dos años, hasta que decidieron dejarlo bajo el cuidado de una especialista en lenguaje. La elegida fue Berta Riquelme, una profesora de castellano que asumió el rol de madre adoptiva del menor.
La mujer lo recibió en su casa en Villa Alemana, región de Valparaíso, donde solía encaramarse a los árboles y recibir una educación cuyos resultados se tradujeron en la adopción de un vocabulario más amplio.
Apodada como "mamá Berta", anotaba los avances de Vicente y lo que le llamaba la atención. Por ejemplo, le sorprendía su avanzada visión nocturna y lo exacto de su olfato, según cuenta Cristián Vila, hijo de Gustavo y autor del libro "Crónica del niño lobo".
Cristián, de hecho, fue uno de los primeros amigos que tuvo Caucau durante su inserción. Quien fuera conocido como "Niño Tarzán" lo cargaba en brazos cuando era un bebé y lo tenía como espectador privilegiado de sus aullidos a la luna.
El otrora "Tarzán" chileno no volvió a separarse de sus amigos y junto a ellos vivió su último cumpleaños, cuando su edad llegó a los 74. A esa altura de su vida estaba aquejado por problemas en la presión, dolores en el pecho y molestias en su estómago.
El último aullido del Caucau
La triste muerte de Berta fue cuando él tenía 21 años de edad. De Villa Alemana se mudó a Ñuñoa para vivir con los Vila, haciéndose cargo de las tareas domésticas. En sus tiempos libres iba al cine con Cristián o visitaba el Zoológico Nacional, sintiendo una conexión especial con los chimpancés y los pumas. El último aullido de Caucau fue el 30 de octubre de 2010, cuando un infarto al corazón le puso fin a su historia de vida.