Juantxu. Catronovo, militancia por un urbanismo sostenible .

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  • Опубліковано 21 лют 2021
  • Juantxu Bazán, castreño, nieto e hijo de gentes de la mar. Su militancia iniciada en su ciudad y fortalecida en la bilbaína Universidad de Deusto, protagonizó junto a otros cientos de castreños la lucha de un pueblo contra una de las mayores plagas que han asolado y asolan nuestro litoral: la especulación urbanística.
    En 1976 en la ciudad de Castro, la oligarquía vasca y navarra apoyada por intereses locales preparaba el proyecto denominado en su origen Castro Berri y más tarde conocido por Castro Novo. El gran plan urbano tenía la firma de un arquitecto con proyección mundial, el catalán Ricardo Bofill y consistía en la creación de una ciudad residencial capaz de albergar 25.000 personas y cuyo fin último era la descongestión del Gran Bilbao.
    Para la ciudad más oriental de Cantabria suponía una importantísima alteración en el paisaje urbano, con la pérdida de zonas de gran valor natural, además de obviar numerosos problemas urbanos que afectaban a la vida cotidiana de sus habitantes.
    A raíz de este momento surgieron dos corrientes de opinión. Aquellos que encabezados por personajes relevantes de la ciudad como Manuel Gutiérrez Elorza, Lolín, se convirtieron en arduos defensores del proyecto escudándose en los bienes que el mismo iba a aportar y, por otro lado, los dispersos grupos de izquierda que en pleno postfranquismo se alineaban en la conocida como “coordinadora democrática” y que consideraban que el bello boceto que presentaba Bofill obedecía más a la especulación que a un verdadero interés por Castro.
    Si la posición de la derecha permaneció invariable, la izquierda empezó a movilizarse a través de distintas formas, en artículos escritos que aparecieron publicados en “La Ilustración de Castro”, en la constitución de asambleas populares y en la creación, mediante accionariado popular, de la revista “ Proel”.
    El nacimiento como organización política de Izquierda Castreña Unida iba a articular la oposición a Castro Novo, exigiendo la convocatoria de un referéndum en el municipio castreño que decidiese el futuro de la urbanización.
    Esta petición inédita en la España de la transición fue aprobada en un primer pleno consistorial, pero chocó con la oposición frontal de las autoridades regionales y estatales. Ante esta tesitura la derecha local reconsideraría su postura en un pleno a puerta cerrada a lo que contestaría la izquierda con asambleas populares, una marcha a pie hacia Santander y el inicio de una dramática huelga de hambre.

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