Quiero primero reconocer que Juan Carlos Barba muestra más rigor que la mayoría de los participantes en este espacio. Tengo, sin embargo, que hacer una corrección. El hecho de que nuestra balanza de bienes y servicios estuviese equilibrada cuando él hablaba no implica que un ataque especulativo contra la nueva moneda no pueda producirse y tener repercusión duradera. Juan Carlos no parece tener en cuenta la magnitud de los cambios de moneda puramente financieros, por ejemplo, para comprar deuda o invertir en bolsa; buen indicio de esta magnitud es el hecho de que lo que más poderosa y rápidamente modifica el tipo de cambio es la variación en los tipos de interés. Los inversores internacionales podrían vender la deuda denominada en la nueva moneda o abstenerse de comprarla o deshacer posiciones en nuestra bolsa por desconfianza en la nueva moneda; la consecuente depreciación se mantendría mientras estos movimientos se mantuviesen. Habría que pensar en una solución para eso que no pasara por la subida del tipo de interés, sumamente indeseable en un país con tanto paro.
Buenísima la entrevista!
Grande profesor barba
Es curioso. Carles Sirera opina que en EEUU el euro no gusta por causar inestabilidad.
Quiero primero reconocer que Juan Carlos Barba muestra más rigor que la mayoría de los participantes en este espacio. Tengo, sin embargo, que hacer una corrección. El hecho de que nuestra balanza de bienes y servicios estuviese equilibrada cuando él hablaba no implica que un ataque especulativo contra la nueva moneda no pueda producirse y tener repercusión duradera. Juan Carlos no parece tener en cuenta la magnitud de los cambios de moneda puramente financieros, por ejemplo, para comprar deuda o invertir en bolsa; buen indicio de esta magnitud es el hecho de que lo que más poderosa y rápidamente modifica el tipo de cambio es la variación en los tipos de interés. Los inversores internacionales podrían vender la deuda denominada en la nueva moneda o abstenerse de comprarla o deshacer posiciones en nuestra bolsa por desconfianza en la nueva moneda; la consecuente depreciación se mantendría mientras estos movimientos se mantuviesen. Habría que pensar en una solución para eso que no pasara por la subida del tipo de interés, sumamente indeseable en un país con tanto paro.
A la hora de empezar con una nueva moneda hay que hacerle caso a Warren Mosler