TERUEL - ALCAÑIZ
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- Опубліковано 17 січ 2025
- Alcañiz, con aproximadamente 16.000 habitantes, es el segundo municipio más poblado de la provincia de Teruel. Este municipio aragonés se sitúa en un meandro que traza el río Guadalope para abrazar el cerro de Pui Pinos, y además, es capital y sede de la comarca del Bajo Aragón.
Y comenzamos las imágenes precisamente con un paisaje de esta comarca, en los exteriores de Alcañiz, paisaje dominado por suaves colinas que albergan amplios valles.
A lo largo de las imágenes vamos a ir alternando escenas del núcleo urbano, con algunos elementos arquitectónicos destacables, su castillo y su paisaje más cercano. Comenzamos con el núcleo urbano de Alcañiz, con edificios multicolores de varias plantas y tejados rojos. El caserío se extiende alrededor de una elevación natural rodeada casi por completo por el río Guadalope y coronada por la fortificación.
El nombre de Alcañiz es de origen árabe (Al-Qannis), que podría significar “cañizo” o “cañas”, quizás por el material obtenido en las orillas del río. La historia de este municipio tiene origen medieval. Hacia 1150, Ramón Berenguer IV establece un campamento en Pui Pinos, desde donde organiza la reconquista de Alcanit y destruye su caserío. Alcanit desaparece y se inicia el nacimiento de una nueva ciudad, Alcañiz, con certificado de nacimiento otorgado por Ramón Berenguer en noviembre de 1157 con la forma de una Carta Puebla. El nuevo asentamiento está integrado por una pequeña fortaleza en la cumbre de Pui Pinos y un caserío no muy extenso.
En 1179, Alfonso II, primer monarca de Aragón, cede la villa y el castillo a la Orden de Calatrava como recompensa a sus servicios en la reconquista. Tanto en su historia como en su evolución urbana se aprecia el dominio inicial de la Orden de Calatrava (siglos XII, XIII y XIV). La evolución urbana continúa con el paso de los siglos: Renacimiento, Edad Moderna, etapa industrial y burguesa…, hasta observar el estado actual de la ciudad.
En las imágenes del caserío observamos algunos edificios emblemáticos, como la iglesia del Carmen, barroca del siglo XVIII, que formó parte del antiguo convento de Carmelitas, y algo más al fondo, la iglesia de Santa María la Mayor, antigua colegiata, donde sobresale la monumental torre gótica y la gran edificación barroca que muestra una fachada de dimensiones catedralicias. Próxima a la catedral se sitúa la casa consistorial (siglo XVI) y la Lonja gótica.
Y nos vamos al castillo de Alcañiz, conocido como castillo de los Calatravos, dominando la ciudad desde lo alto de la llamada loma de Pui Pinos. Este castillo, hasta alcanzar el aspecto actual, ha tenido que pasar por una dilatada historia.
En 1179, como hemos comentado, Alfonso II dona el castillo a la Orden de Calatrava, que lo engrandece y rodea de murallas. Así pues, no es de extrañar el hecho de que el estilo edificativo sea cisterciense, de finales del siglo XII o principios del XIII. Este castillo-convento, por tanto, se inicia en el románico, sufriendo diversas ampliaciones y modificaciones posteriores, las cuales las vamos a ir desgranando.
Un pronunciado acceso o camino de ronda, que concluye en un gran arco de entrada protegido por un torreón de planta circular, conduce a la fachada principal del monumental palacio del infante don Felipe. Esta zona del castillo, fruto de la reforma barroca, es precisamente el actual Parador Nacional de Turismo desde 1968.
Al traspasar la gran puerta de ingreso de este palacio y recorrer el antiguo patio de armas, se llega a las dependencias más antiguas, al corazón del castillo calatravo. En él tienen un gran protagonismo su capilla y claustro, por tanto en el conjunto del castillo que se contempla en la actualidad se distinguen dos partes bien diferenciadas: el castillo-convento de los calatravos, con la capilla o iglesia cisterciense de Santa María Magdalena, edificada entre 1179 y 1200, el claustro, ya de estilo “protogótico”, la torre del Homenaje, gótica, y la torre de Lanuza; y por otra parte, el palacio de los Comendadores, del siglo XVIII, hoy Parador de Turismo.
El castillo se libró de ser derribado gracias a la protección en 1925 como Monumento Arquitectónico-Artístico.
Aparte del castillo y el caserío de Alcañiz, también podemos observar en las imágenes el inseparable río Guadalope, un río de 160 km que vierte sus aguas en el río Ebro. El Guadalope atraviesa de sur a norte todo el término municipal de Alcañiz. Al llegar a la ciudad el río se ensancha, rodeando la misma. El puente que acoge la carretera N-211 lo vemos al fondo.
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