Que desgracia que aún se esté reviviendo la historia de ese hampón, como es posible que haya gente que quieran indagar en su vida y les haga gracia su vida criminal y ese hombre llamado popeye debería de vivir en la clandestinidad llorando todos los días, con remordimiento y avergonzado de todo el mal que ha hecho pero no, ese hombre no tiene corazón. Es una desgracia para la mayoría de colombianos ese tema del narcotráfico.
Que desgracia que aún se esté reviviendo la historia de ese hampón, como es posible que haya gente que quieran indagar en su vida y les haga gracia su vida criminal y ese hombre llamado popeye debería de vivir en la clandestinidad llorando todos los días, con remordimiento y avergonzado de todo el mal que ha hecho pero no, ese hombre no tiene corazón. Es una desgracia para la mayoría de colombianos ese tema del narcotráfico.