Tenemos tan asumidos los accidentes de tráfico y las muertes y desgracias que genera que ya no nos afecta. El coche está tan en el ADN que lo vemos como el pago necesario. Pero el que pagué no sea yo, sea el otro. Es impotencia cuando un desgraciado causa un accidente de este tipo y, no pasa nada.
Tenemos tan asumidos los accidentes de tráfico y las muertes y desgracias que genera que ya no nos afecta. El coche está tan en el ADN que lo vemos como el pago necesario. Pero el que pagué no sea yo, sea el otro. Es impotencia cuando un desgraciado causa un accidente de este tipo y, no pasa nada.
No somos conscientes de lo frágiles que somos realmente y que en un segundo nos puede cambiar la vida para siempre...