78 Congregate bien

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  • Опубліковано 8 вер 2024
  • Guarda tus pasos cuando vas a la casa de Dios, y acércate a escuchar en vez de ofrecer el sacrificio de los necios, porque estos no saben que hacen el mal.
    Eclesiastés 5:1
    ¿Con qué frecuencia nos preguntamos si nos estamos congregando con cuidado? El predicador no solo se ha dedicado a observar la vida secular del hombre, sus relaciones, su trabajo, su conocimiento, sino también su vida religiosa. Y al igual que en la casa o en la plaza pública, encuentra también en el templo vanidad, absurdo, sin sentido. En otras palabras, ha observado que es posible llevar una vida religiosa, una “relación” con Dios que esté marcada por la vanidad, por el vacío, por el sin sentido.
    El texto marca un contraste de actitudes. Por una parte, está la actitud de quien va al templo enfocado en lo que va a ofrecer, en lo que él tiene para darle a Dios, como si fuera una cuota obligatoria o tradicional, sin considerar que Dios no es como los dioses paganos que se alimenta de las ofrendas. El Salmo 50:13 lo expresa así: “¿Acaso he de comer carne de toros, o beber sangre de machos cabríos?”. Esta actitud es calificada como necia, y en ocasiones es inconsciente. Alguien en esta posición se preguntaría: ¿por qué no se agrada Dios de mi si estoy trayendo los sacrificios que pide? En contraste, el adorador que visita el templo debe venir mayormente dispuesto a escuchar y recibir.
    Dios no había dejado los sacrificios y las ofrendas como elementos para alimentar el ego de la nación y que sintieran que eso los hacia mejores, ni mucho menos que eso era lo que Dios anhelaba de ellos. Sin embargo, con frecuencia caemos en la vanidad de la espiritualidad ritual o legalista, en la cual venimos a Dios para mostrarle lo bien que estamos, para, de forma inconsciente, hacer méritos con nuestros domingos, ofrendas, cantos; o peor aún, sin conciencia de lo que hacemos, como consecuencia, lo que nos lleva a las puertas de nuestros templos es el poder de la costumbre: “Los domingos se va a la iglesia, eso es sagrado”.
    Sin embargo, Dios no quiere ver (1) al necio que viene a mostrar su fortaleza espiritual, creyendo que puede con dos horas de adoración de labios el domingo hacer olvidar a Dios de seis días de falta de obediencia y devoción. Tampoco quiere ver (2) al desprevenido, que viene porque hay que hacerlo. Lo que Dios quiere es que vengamos a Él para escuchar, para recibir. Vengo no para mostrar mi riqueza espiritual a Dios, sino porque soy pobre de espíritu y necesito oír a Dios, recibir y depender de Él. Así lo mostró nuestro Señor Jesucristo a través de la parábola del fariseo y el publicano (Lucas 18). El primero, representó el necio que vino a decirle a Dios lo bueno que era; el segundo ni su rostro al cielo levantó, solo dijo: “Ten compasión de mí que soy pecador”. Esa es la actitud que Dios ama y espera.
    Así que al visitar nuestra iglesia esta semana, estemos atento de nuestros pasos, hagámoslo con cuidado recordando esta verdad: “Los sacrificios de Dios son el espíritu contrito; al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás”. Salmo 51:17.

КОМЕНТАРІ • 1

  • @CarlosSanchez-cx5mc
    @CarlosSanchez-cx5mc 8 місяців тому

    Los necios hacen el mal. Me congregó porque la palabra de DIOS encuentro una relación personal con DIOS. Ayúdame pedre rey celestial a ser un dador lleno de tu gloria para mi paz y buen amor hacia mi hermano en Cristo Jesús. Soy pobre de espíritu y pecador. Amen.