Descubre los misteriosos secretos de las Tierras Altas de Escocia

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  • Опубліковано 27 вер 2024
  • Las Luces en el Cielo
    En el corazón de las Tierras Altas de Escocia, el pequeño pueblo de Glenmoor estaba envuelto en una tranquilidad ancestral. Las colinas ondulantes y los oscuros lagos guardaban secretos que se transmitían de generación en generación. Entre estos, destacaba la leyenda de “Las Piedras de Druidh”, un antiguo círculo de piedras que, según decían los lugareños, brillaba con una extraña luz azul en noches sin luna.
    Ailsa MacLeod, una joven arqueóloga y nativa de Glenmoor, había vuelto a su hogar después de muchos años en la universidad. Siempre había sentido una fascinación especial por las historias que rodeaban a las Piedras de Druidh. Decidida a descubrir la verdad, comenzó a investigar los antiguos relatos y a entrevistar a los aldeanos.
    Una noche, armada con su equipo de observación, Ailsa se dirigió al círculo de piedras. La niebla era espesa y el aire frío. Mientras configuraba su cámara, una luz intensa y azul apareció en el cielo, moviéndose silenciosamente hasta detenerse sobre las piedras. Atemorizada y fascinada, Ailsa observó cómo la luz descendía lentamente, iluminando el antiguo monumento.
    De la luz emergió una figura humanoide, alta y esbelta, con una piel que brillaba como el metal bajo la luna. Sin emitir sonido alguno, la criatura extendió su mano hacia Ailsa, y en ese instante, ella sintió una oleada de emociones y visiones. Vio planetas distantes y sintió un profundo anhelo y tristeza. La conexión fue breve, pero intensa.
    Antes de que pudiera reaccionar, la luz se desvaneció y la figura desapareció, dejando a Ailsa sola en la oscuridad. Atemorizada pero decidida, Ailsa juró descubrir el origen de esa misteriosa aparición.
    Capítulo 2.
    Descubrimientos Ocultos.
    Al día siguiente, Ailsa se dirigió a la universidad local con las grabaciones y notas de su encuentro. Allí, conoció al Dr. Marcus Hayes, un experto en lenguajes antiguos y simbología. Al mostrarle las imágenes y describir la experiencia, el Dr. Hayes quedó intrigado y accedió a ayudarla.
    Juntos, comenzaron a estudiar las piedras y los grabados en su superficie. Descubrieron patrones y símbolos que parecían ser un antiguo lenguaje desconocido. Mientras más investigaban, más evidente se hacía que las Piedras de Druidh no eran simplemente un círculo ritual, sino un dispositivo de comunicación antiguo.
    Una noche, mientras trabajaban en el sitio, Ailsa y el Dr. Hayes encontraron una entrada oculta bajo una de las piedras. Con gran esfuerzo, lograron abrirla y descendieron a una cámara subterránea. La sala estaba llena de tecnología avanzada y restos de una nave espacial que parecía haber estado allí durante siglos.
    El descubrimiento era monumental. Los dos sabían que necesitaban más ayuda, así que contactaron a un equipo de científicos especializados en arqueología y astrobiología. Cuando el equipo llegó, comenzaron a desentrañar los secretos de la nave y del extraño dispositivo.
    Mientras tanto, Ailsa no podía dejar de pensar en la criatura que había visto. Sentía una conexión especial y una responsabilidad hacia ella. Creía firmemente que el ser estaba intentando comunicarse y necesitaba su ayuda.
    Capítulo 3.
    El Contacto Final.
    Después de meses de arduo trabajo, el equipo de científicos logró activar parcialmente el dispositivo de comunicación. Una noche, bajo un cielo claro y estrellado, enviaron una señal hacia el espacio. Todos esperaban ansiosos una respuesta.
    No pasó mucho tiempo antes de que una nave enorme y luminosa apareciera en el cielo sobre Glenmoor, respondiendo a la llamada. La nave descendió lentamente hasta el círculo de piedras, iluminando el área con una luz cegadora. De la nave emergió la misma figura que Ailsa había visto meses atrás, acompañada de otros seres similares.
    Ailsa, el Dr. Hayes y el equipo de científicos se acercaron cautelosamente. La criatura que Ailsa había conocido extendió nuevamente su mano, y esta vez, la comunicación fue clara. Usando una combinación de telepatía y el lenguaje descubierto en las piedras, el ser les explicó que ellos eran exploradores de una raza avanzada que había quedado varada en la Tierra siglos atrás.
    Agradecidos por la ayuda, los extraterrestres explicaron que Las Piedras de Druidh eran un dispositivo de emergencia diseñado para enviar señales a su hogar. Debido a daños en su nave, habían estado atrapados en la Tierra, intentando repararla y establecer contacto.

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