A estas alturas del sexenio México ya no necesita a AMLO ni a 4T

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  • Опубліковано 16 жов 2024
  • cia y la carestía.
    Pareciera, que a estas alturas del sexenio, ya quedó claro que México no necesita a Andrés Manuel, ni a lo que llama su Cuarta Transformación. El país atraviesa por turbulencias económicas, sociales y políticas; y el gobierno federal está lejos de obtener buenos resultados. Con rollos matutinos el presidente pretende hacer creer que vamos bien. De la posverdad, ya pasaron a la mentira descarada y al cinismo. El presidente, pierde adeptos y genera rechazo cada día.
    La fuerza de AMLO ya radica en la base social que construye y sostiene con los miles de millones de pesos que entrega con sus programas de bienestar y en la incapacidad de sus opositores para generar liderazgos sólidos. Mientras el presidente construye el camino a su sucesor, los aliancistas navegan a la deriva en sus mediocridades. Y de la sociedad civil, solamente la impresionante erupción en las marchas de defensa del Instituto Nacional Electoral, lograron hacerse notar y meter miedo al morenismo.
    Para sacar al obradorismo del poder, hace falta que los mexicanos se conviertan en ciudadanos que se empoderen. Que se enteren, que opinen y que se hagan escuchar políticamente. Debemos comprender que no basta hacerse presente ante las urnas el día de la elección, es indispensable hacer saber a la clase política que no se mandan solos y que no se equivoquen porque serían echados del poder. En 100 años de postrevolución no hemos aprendido mucho como ciudadanos políticamente activos, rehuimos hablar de esos temas, así nos enseñaron, así nos adiestraron. El candidato opositor del 2024 deberá ser impulsado por los ciudadanos y no escogido por las nefastas cúpulas partidistas.
    Nos convirtieron en fatalistas. En una sociedad incapaz de modificar su propio destino. La clase política se comporta como una aristocracia en la cual se heredan y reparten los cargos entre grupos y familiares, y a nadie rinden cuentas ni de sus decisiones ni de sus pillerías. Son una partidocracia decadente, que daña a las familias con sus decisiones, por décadas. Nos mantienen agobiados luchando contra la pobreza y la violencia, sin poder sacar la cabeza.
    En 2022, el gobierno de Morena acumuló 30 mil homicidios, los asesinatos durante la 4T superan los 130 mil y ya se proyecta para acumular más casos de feminicidio y homicidio doloso que los de Felipe Calderón y el de Enrique Peña Nieto. Ya se extendió la presencia del ejército en las calles, militarizando al país y debilitando a las policías civiles, casi irremediablemente.
    Los abrazos no trajeron menos muertos. Solamente dejaron inermes a los ciudadanos de grandes territorios del país, quienes quedaron a merced de las balas delincuenciales, de sus hegemonías y extorsiones. Decenas de miles de mexicanos, han sido desplazados de sus lugares de origen, y la emigración se disparó, incluso, hacia los Estados Unidos. Somos ya un país de tumbas clandestinas y mucho dolor. Solamente el fatalismo del mexicano parece resistir tanto sufrimiento sin rebelarse. Casi todo lo interiorizamos como irremediable, inmutable.
    Los principales proyectos del presidente resultaron caros, mal presupuestados y desordenados. Él necesita mucho dinero para terminarlos. Pareciera que se le salieron de las manos. Lo mismo sucede con los apoyos sociales. De esta forma, los otros programas y sus presupuestos fueron cancelados o mutilados. Incluso para las vacunas y la atención a la pandemia se regatearon los fondos y el discurso presidencial raya en el descaro y la mentira. Como resultado de esas acciones, nos convertimos en uno de los cuatro países del mundo con mayor número de muertos en ese rubro.
    Así, durante este sexenio la esperanza de vida pasó de 75 años a 71 años, la vacunación infantil cayó del 78% de cobertura al 27. Las citas en el Seguro Social, las consultas, se redujeron a la mitad mientras que el gasto familiar, en salud, creció un 40 por ciento.
    De esta forma, en los hogares, la molestia por la carestía ya se refleja en las encuestas y el 54 por ciento de los ciudadanos ve con pesimismo el desempeño de la economía nacional. Adicionalmente, la deuda pública en México se ha incrementado con AMLO. El monto, en 2018, era de 10 billones (millones de millones) de pesos, ahora al terminar 2022 será superior a los 13 billones de pesos, lo que significa un aumento del 30 por ciento.
    Actualmente, ya quedó establecido que la popularidad del presidente no es histórica y que es similar a la de Felipe Calderón, Vicente Fox y Ernesto Zedillo. Sin embargo, su partido sigue ganando elecciones y gobernaturas ante la debilidad de los partidos opositores, de sus candidatos y las traiciones de los exgobernadores.
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