¿POR QUÉ MUCHO RECHAZAN A JESÚS? - BUSCANDO EL ROSTRO DE JESUS - DEVOCIONAL DIARIO (editado)

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  • Опубліковано 4 чер 2024
  • ¿POR QUÉ MUCHO RECHAZAN A JESÚS?
    BUSCANDO EL ROSTRO DE JESUS
    DEVOCIONAL DIARIO
    05 junio 2024
    ¿Sabías que el rechazo a Jesús no es una novedad moderna, sino una realidad que ha existido desde su tiempo en la tierra? La pregunta intrigante “¿Por qué muchos rechazan a Jesús?” no solo nos invita a reflexionar sobre el corazón humano, sino que nos lleva a un viaje profundo para descubrir las razones detrás de este fenómeno. A través de las Escrituras, vemos una y otra vez cómo Jesús, la Luz verdadera, fue rechazado por aquellos a quienes vino a salvar. Pero, ¿por qué sucede esto? ¿Qué hay en la naturaleza humana que se resiste a aceptar al Salvador del mundo?
    El evangelista Juan nos ofrece una perspectiva iluminadora sobre esta cuestión en su evangelio. En Juan 1:9-11 leemos:
    "Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron."
    Este pasaje nos revela una verdad profunda: la humanidad, en su estado caído, rechaza a Dios. A pesar de que Jesús, el Verbo encarnado, vino a iluminar a todos los hombres, muchos no lo recibieron. Esta luz, que da sentido, propósito y dirección, fue desconocida y rechazada por aquellos que más necesitaban su resplandor.
    Juan no quiere decir que Jesús da la salvación a todos, sino que su presencia en el mundo trae una luz que ilumina a todos en general. La razón por la que alguien puede experimentar amor, bondad o compasión es por la luz verdadera que Él trae al mundo. Sin embargo, este mismo mundo que fue creado por Él no lo reconoció. Esto nos muestra cuán profundamente la naturaleza caída del ser humano rechaza a Dios.
    Dios, al enviar a Jesús, vino a su propia creación, a aquellos que fueron hechos a su imagen. Pero el mundo no le conoció. Este rechazo no es solo un desconocimiento intelectual, sino una negativa activa a aceptar la luz. La luz expone la oscuridad en nuestros corazones y muchas veces, preferimos permanecer en la oscuridad porque la luz revela nuestras imperfecciones y pecados.
    Cuando Juan dice “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”, está hablando específicamente del pueblo de Israel, a quien Dios había preparado a lo largo de los siglos para recibir al Mesías. Sin embargo, cuando llegó el momento, muchos no lo reconocieron como el Salvador prometido. Jesús vino con un propósito claro: morir y sacrificarse por la humanidad, manifestándose como el Cordero de Dios. Esta misión, predicha desde el inicio en Génesis 3:15, fue incomprendida y rechazada por muchos de los suyos.
    Como el teólogo Marcus Dods señala: “Se dice de los ‘suyos’ que no lo conocieron, pero tampoco lo recibieron. Y en la parábola del Labrador Malvado nuestro Señor los representa como que mataron a su heredero no en ignorancia sino porque le conocían.” Esta cita nos ayuda a entender que el rechazo no fue solo por desconocimiento, sino que, en muchos casos, fue un rechazo consciente.
    En Juan 3:17-21, Jesús explica claramente las razones del rechazo humano:
    "Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios."
    Jesús no vino para condenar, sino para salvar. Sin embargo, la respuesta de cada individuo ante la luz es reveladora de su condición espiritual. Muchos rechazan la luz porque sus obras son malas y prefieren las tinieblas. La luz de Jesús expone nuestras acciones y nos llama a un cambio, un arrepentimiento que no todos están dispuestos a aceptar.
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