IMPORTANTE !!! Toda sesión de #CancilleríaColombia debe tener acceso a Subtítulos para poder acceder a cualquier idioma. #ColombiaEnElMundo. Gracias por compartir. Seguimos ...,. Esto también es válido para Presidencia y todos los ministerios del #GPetro #PotenciaMundialDeLaVida.
La justicia en Colombia ha sido, históricamente, un terreno donde el poder y el dinero han jugado un papel determinante. El caso actual no es una excepción. La figura de este hombre (la persona del CNE que leyó la acusación en contra del presidente), acusado de estar inmerso en una serie de actividades delictivas, parece estar -o haber estado- al servicio del narcotráfico. Aunque no se menciona abiertamente, este hecho es un secreto a voces. La justicia comprada, donde el dinero tiene la capacidad de torcer las decisiones, es uno de los mayores flagelos que enfrenta nuestra democracia. Al debilitar las instituciones y permitir que quienes ostentan poder económico manipulen los resultados a su conveniencia, el sistema se deslegitima. Las recientes acusaciones contra el presidente Gustavo Petro son una clara muestra de cómo ciertos sectores buscan usar la justicia como arma política, ignorando la voluntad popular expresada en las urnas. El narcotráfico ha dejado una marca indeleble en Colombia. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), Colombia sigue siendo uno de los mayores productores de cocaína en el mundo, lo que ha facilitado que los carteles del narcotráfico extiendan su influencia en la política y la economía nacional. Durante décadas, ciertos sectores políticos han tejido alianzas con actores ilegales para mantener su control. Sin embargo, las elecciones más recientes evidenciaron el anhelo del pueblo por un cambio real, por romper con las viejas prácticas que tanto daño han causado. No obstante, los perdedores de esta contienda, incapaces de aceptar su derrota, han optado por incendiar el país, utilizando la justicia de manera sesgada para desestabilizar al nuevo gobierno. Estos actores no tienen la capacidad ni la voluntad de negociar o dialogar. Su único objetivo es aferrarse al poder, sin importar los costos para el país. Lo más alarmante es que no reconocen públicamente que su fuente real de ingresos proviene del narcotráfico, que ha corrompido las bases de nuestra sociedad. Se autodenominan "gente de bien", pero en realidad son vendidos y tramposos, un verdadero cáncer que corroe a Colombia. La historia reciente del país ha estado marcada por la complicidad entre sectores políticos y actores criminales, una realidad denunciada por diversas organizaciones de derechos humanos. Lejos de contribuir al desarrollo y la paz, estos sectores han actuado como una fuerza desestabilizadora, interesada únicamente en proteger sus intereses. Es crucial que estas personas enfrenten las consecuencias de sus actos y sean sometidas a la justicia, una justicia que no debe estar al servicio del dinero sucio ni de intereses particulares, sino de la sociedad en su conjunto. Colombia no puede permitirse volver atrás. Como ciudadanos, debemos rechazar a estos mafiosos que intentan arrastrar al país hacia los tiempos más oscuros de corrupción y violencia. Solo una justicia imparcial y comprometida con el bienestar del pueblo puede garantizar un futuro de paz y prosperidad para todos.
Invito a todos los colombianos decentes a luchar por la democracia y por la presidencia de Gustavo Petro. Es un presidente legítimo. Nuestros votos valen sl 100 por ciento
IMPORTANTE !!! Toda sesión de #CancilleríaColombia debe tener acceso a Subtítulos para poder acceder a cualquier idioma. #ColombiaEnElMundo. Gracias por compartir. Seguimos ...,. Esto también es válido para Presidencia y todos los ministerios del #GPetro #PotenciaMundialDeLaVida.
Luchador, guerrero y futuro canciller Jorge Rojas.
Mentes claras
La justicia en Colombia ha sido, históricamente, un terreno donde el poder y el dinero han jugado un papel determinante. El caso actual no es una excepción. La figura de este hombre (la persona del CNE que leyó la acusación en contra del presidente), acusado de estar inmerso en una serie de actividades delictivas, parece estar -o haber estado- al servicio del narcotráfico. Aunque no se menciona abiertamente, este hecho es un secreto a voces. La justicia comprada, donde el dinero tiene la capacidad de torcer las decisiones, es uno de los mayores flagelos que enfrenta nuestra democracia. Al debilitar las instituciones y permitir que quienes ostentan poder económico manipulen los resultados a su conveniencia, el sistema se deslegitima. Las recientes acusaciones contra el presidente Gustavo Petro son una clara muestra de cómo ciertos sectores buscan usar la justicia como arma política, ignorando la voluntad popular expresada en las urnas.
El narcotráfico ha dejado una marca indeleble en Colombia. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), Colombia sigue siendo uno de los mayores productores de cocaína en el mundo, lo que ha facilitado que los carteles del narcotráfico extiendan su influencia en la política y la economía nacional. Durante décadas, ciertos sectores políticos han tejido alianzas con actores ilegales para mantener su control. Sin embargo, las elecciones más recientes evidenciaron el anhelo del pueblo por un cambio real, por romper con las viejas prácticas que tanto daño han causado. No obstante, los perdedores de esta contienda, incapaces de aceptar su derrota, han optado por incendiar el país, utilizando la justicia de manera sesgada para desestabilizar al nuevo gobierno.
Estos actores no tienen la capacidad ni la voluntad de negociar o dialogar. Su único objetivo es aferrarse al poder, sin importar los costos para el país. Lo más alarmante es que no reconocen públicamente que su fuente real de ingresos proviene del narcotráfico, que ha corrompido las bases de nuestra sociedad. Se autodenominan "gente de bien", pero en realidad son vendidos y tramposos, un verdadero cáncer que corroe a Colombia. La historia reciente del país ha estado marcada por la complicidad entre sectores políticos y actores criminales, una realidad denunciada por diversas organizaciones de derechos humanos. Lejos de contribuir al desarrollo y la paz, estos sectores han actuado como una fuerza desestabilizadora, interesada únicamente en proteger sus intereses.
Es crucial que estas personas enfrenten las consecuencias de sus actos y sean sometidas a la justicia, una justicia que no debe estar al servicio del dinero sucio ni de intereses particulares, sino de la sociedad en su conjunto. Colombia no puede permitirse volver atrás. Como ciudadanos, debemos rechazar a estos mafiosos que intentan arrastrar al país hacia los tiempos más oscuros de corrupción y violencia. Solo una justicia imparcial y comprometida con el bienestar del pueblo puede garantizar un futuro de paz y prosperidad para todos.
Total apoyo al señor presidente GUSTAVO PETRO..no está solo....#nopasaran
Invito a todos los colombianos decentes a luchar por la democracia y por la presidencia de Gustavo Petro. Es un presidente legítimo. Nuestros votos valen sl 100 por ciento
Sin violencia, pero con la convicción de que tenemos unos derechos y los haremos valer, uno de ellos es mi voto.🫶🏻
Fuerza 💪💪💪 dr Gustavo Petro fuerza 💪💪💪 Dios está con usted y el pueblo nuestro voto se respeta ..