Está predica tiene que ser un parteaguas en nuestra iglesia. Tiene que ser un antes y un después en los corazones de cada uno de nuestros miembros y en los corazones de nuestros líderes y pastores. El fruto del espíritu es visible es demostrable, es verificable, se ve. Ya no podemos engañarnos. Nuestros eventos, nuestras predicaciones, nuestros servicios, nuestros grupos de conexión no han puesto la semilla del reino en nuestros corazónes porque no hemos dado el fruto de justicia que Dios nos ha demandado. Dios nos está hablando. No cerremos nuestros oidos a su corazón. Hagamos Verdaderamente la voluntad de Dios y no la nuestra.
Está predica tiene que ser un parteaguas en nuestra iglesia. Tiene que ser un antes y un después en los corazones de cada uno de nuestros miembros y en los corazones de nuestros líderes y pastores. El fruto del espíritu es visible es demostrable, es verificable, se ve. Ya no podemos engañarnos. Nuestros eventos, nuestras predicaciones, nuestros servicios, nuestros grupos de conexión no han puesto la semilla del reino en nuestros corazónes porque no hemos dado el fruto de justicia que Dios nos ha demandado.
Dios nos está hablando. No cerremos nuestros oidos a su corazón. Hagamos Verdaderamente la voluntad de Dios y no la nuestra.