Jesús va a mostrarle, al leprosos, que Dios lo ama, y que la marginación que padece no se debe a la falta de amor de Dios, sino a la dureza e indiferencia de sus lideres religiosos.
Creo que la mayoría de las personas nos hemos sentido como el leproso y lamentablemente, a pesar de eso, hemos sido capaces de tratar a otros como leprosos. Pienso que en algunos casos nos hemos dejado llevar por la opinión de la mayoría (más ahora con el auge de las redes sociales) rechazando a ciertos sectores de la sociedad, sin siquiera empatizar un poco. Pienso también en los inmigrantes qué, así como el leproso, lo dejan todo, arriesgan todo, por una mejor vida para ellos y los suyos, ¡cuán desesperados podrían estar para decidirlo! Pienso en el absurdo del racismo, como si uno pudiera elegir su color de piel o sus facciones físicas. La gordofobia donde es fácil juzgar, pensando que es un problema meramente de irresponsabilidad personal, sin ver más allá. Pienso personalmente en el problema de primero pensar mal de alguien en lugar de pensar bien, me pregunto, ¿Dónde aprendí eso? ¿Por qué primero digo "eso le pasa a fulano por ser así o asado" o "seguro no necesita, es un flojo" o "seguro miente"? Hablamos con una seguridad de los hechos sin siquiera conocer el contexto. Jesús no pensaba esas cosas, él primero empatizaba y pensaba bien, abogaba incluso por quienes lo juzgaban. Dios quiera que aunque sea de a poco, podamos acercarnos a pensar como Jesús y actuar como él lo hacía.
Jesús se acerca al leproso, sin miedo y sin asco. A diferencia de los lideres religiosos, Jesús, muestra su amor al leproso.
El Leproso no lleva nombre, es anónimo, Representa a todo marginado.
El leprosos no duda del poder de Dios, pero si del amor.
¿Nos hemos sentido alguna vez como el Leproso?
Nuestra sociedad sigue tratando como leprosos a muchas personas. ¿A quiénes tratamos como al leproso hoy en día?
El Leproso queda transformado por el amor de Jesús. Se convierte en un proclamador de las maravillas de Dios a través de Jesús.
Jesús va a mostrarle, al leprosos, que Dios lo ama, y que la marginación que padece no se debe a la falta de amor de Dios, sino a la dureza e indiferencia de sus lideres religiosos.
El problema no era solo la lepra, sino el peso de una ley inhumana que pesaba sobre ellos.
La lepra, desde tiempo del libro de Job, se consideraba la primogénita de la muerte.
El Leproso se experimenta amado por Jesús.
¿Haz tratado a alguien como los dirigentes religiosos trataron al Leproso?
Creo que la mayoría de las personas nos hemos sentido como el leproso y lamentablemente, a pesar de eso, hemos sido capaces de tratar a otros como leprosos. Pienso que en algunos casos nos hemos dejado llevar por la opinión de la mayoría (más ahora con el auge de las redes sociales) rechazando a ciertos sectores de la sociedad, sin siquiera empatizar un poco.
Pienso también en los inmigrantes qué, así como el leproso, lo dejan todo, arriesgan todo, por una mejor vida para ellos y los suyos, ¡cuán desesperados podrían estar para decidirlo!
Pienso en el absurdo del racismo, como si uno pudiera elegir su color de piel o sus facciones físicas.
La gordofobia donde es fácil juzgar, pensando que es un problema meramente de irresponsabilidad personal, sin ver más allá.
Pienso personalmente en el problema de primero pensar mal de alguien en lugar de pensar bien, me pregunto, ¿Dónde aprendí eso? ¿Por qué primero digo "eso le pasa a fulano por ser así o asado" o "seguro no necesita, es un flojo" o "seguro miente"? Hablamos con una seguridad de los hechos sin siquiera conocer el contexto. Jesús no pensaba esas cosas, él primero empatizaba y pensaba bien, abogaba incluso por quienes lo juzgaban.
Dios quiera que aunque sea de a poco, podamos acercarnos a pensar como Jesús y actuar como él lo hacía.
La lepra, se decía, era un castigo de Dios. El leproso se sentía impuro, sucio, y no querido ni amado por Dios.
El leproso es el prototipo de la marginación. Esta, además, se atribuía a Dios.
Ser leproso era como ser un muerto en vida.
La vida de los leprosos, o declarados leprosos, no era sencillo.
¿Has experimentado el amor de Dios como lo experimentó el Leprosos?